Extra 2º

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–¿Sesión de estudio?– Rowan observaba a su mejor amiga guardar sus libros en el casillero.

–Eso mismo, Row.– Olivia respondió rodando los ojos.

Estaban en pleno pasillo, era la última hora de clase. Rowan intentaba convencer a su mejor amiga que la acompañara a su casa esta tarde. Olivia se había negado, en este mes matemáticamente comenzaba a dificultarse y, a pesar de ser inteligente, quería quedarse unas horas en la biblioteca repasando las clases de la semana. La más alta quería tener una noche de películas, pero la castaña insistía en tomar la tarde para los estudios.

–¿Y en donde piensas estudiar?– la chica hizo un mohín.

–En la biblioteca, Row.– al ver los ojos confundidos de su amiga le sonrió divertida. –Si no sabes, es una habitación con estanterías y mesas en donde hay una gran cantidad de libros...–

Rowan la detuvo, alzando la mano frente el rostro de la castaña, torciendo la boca un poco ofendida.

–Se lo que es una biblioteca, Liv.– bufo al escuchar la risa de la castaña.

–¿Entonces?–

–Me refería ¿No podrías estudiar en mi casa? Es lo mismo.– la chica alzó los brazos.

Olivia negó suavemente con la cabeza, colgándose la mochila del hombro.

–No podría concentrarme.–

–¿Y por qué?–

–¿Tú me dejarías estudiar en completo silencio y sin hablarme una sola vez en toda la tarde?– le dijo alzando una ceja, Rowan mantuvo la boca cerrada. –¿Ves? Prefiero ir a la biblioteca.–

Rowan acepto a regañadientes, alegando que aquella tarde planeaba comer un gran tazón de helado de fresas y galletas, sin ella.

La castaña sintió una lágrima caer, ella también quería helado y galletas, pero a duras penas acepto su destino y fue pesadamente esa tarde a la biblioteca. Planeaba vengarse de Rowan, tal vez encerrándola en su baño mientras Olivia comía una caja entera de pizza al lado de la puerta.

Sonrió, más animada por su malvado plan. Esperaba pasar unas horas tranquilas, en estos días no muchas personas acudían a la biblioteca así que estaría prácticamente sola. Al llegar a la entrada sintió que su corazón le subía a la garganta, como un acto de reflejo se ocultó detrás de la puerta, respirando rápido.

Cuando ya estaba levemente calmada, respiro profundo y asomó la cabeza para observar nuevamente. En unas mesas más lejos estaba Ava Wilson, de espaldas, pero Olivia podía reconocerla. Por su cabello, el de la ojimiel era más claro que el de ella, también por la ropa que llevaba ese día, unos jeans blancos y un jersey. Se preguntaba en qué momento le había tomado importancia a lo que vestía Ava, y eso que solo la había visto una vez en el día.

Olivia sintió la tentación de irse, estudiaría otra tarde y así comería helado en casa de su amiga. Todo perfecto. Pero ella quería estudiar, no se iba a ir privar de hacerlo solo por que la tonta de Ava Wilson estaba en la biblioteca. Bastaría con ignorarla y ya, no tenía por qué sentirse cohibida por ella de todas formas. La perdedora era la ojimiel, no ella.

Con la barbilla en alto y la espalda recta, para mostrarse segura, fue hasta una de las mesas junto a la venta. En ningún momento observó a Ava, no le daría la satisfacción de que la chica de ojos mieles fuera consciente de la atención extraña que le daba la castaña. Con orgullo abrió su libro de cálculo y empezó a estudiar, anotando las fórmulas.

Pasaron dos horas, Olivia era plenamente consciente de la presencia de Ava a unas mesas frente a ella, pero aún así no había levantado la mirada del libro ni una sola vez. Merecía un premio. Justo cuando ya empezaba a concentrarse en la materia, había estado distraída pensando si Ava la había visto, cuando escuchó una silla arrastrase.

Su cabello cubría su rostro, por ello pudo observar discretamente cómo Ava se levantaba de la mesa con su mochila, dando por terminado su sesión y planeaba irse a su casa. Ava estaba con los audífonos y la mirada perdida en otro lugar, no parecía haberse percatado ni de cerca de la presencia de Olivia en la habitación. A la castaña le molesto como también la hizo sentirse aliviada, en partes iguales.

Ava se estaba yendo, Olivia sintió un ridículo impulso de llamarla o algo para evitar que se fuera. Pero se mantuvo firmemente sentada, a ella no le importaba. Clavó sus ojos en las páginas de números, ahora sin ninguna distracción.

Al día siguiente, en la cafetería, estaba lanzándole miradas asesinas a Rowan por haber comido helado sin ella ¡Incluso le envió fotos cuando lo hacía, Traidora!

Rowan solo se reía, al soñar la campana la chica fue a sus clases mientras Olivia prefería ir al baño antes. Se estaba lavando las manos, pensado si llegaría a tiempo a la clase de Historia, cuando la puerta se abrió. Sintiendo un vuelco en el corazón, eran las voces de Sabrina Carpenter y, obviamente, Ava Wilson.

Su cuerpo reaccionó sin preguntarle, fue hasta una de las casetas y se ocultó en ella cerrando la puerta con pestillo. Para evitar que la descubrieran se subió en el inodoro, con la tapa cerrada por supuesto. Ni ella misma entendía el por qué se escondía ¿Por que tendría que tener pánico de que la vieran? No le interesaba para nada sea lo que fuera de lo que hablara Ava con su amiga. Aún así estuvo atenta a lo que decían.

–¿Estudiaste algo, al menos?– Brina le decía a la ojimiel, se escuchaba el agua del lavabo. –El examen de inglés es la próxima semana.–

–Intenté, lo juro.– Olivia contuvo la respiración al escuchar la voz de Ava, no entendiendo el porqué.  –Pero se me dificulta, en verdad prefiero cualquier otra materia.–

–Tendrás que pasar más horas estudiando.– sugirió la rubia.

–Ayer estuve toda la tarde con un maldito cuaderno, Sabs.– Ava suspiro con una voz rendida. –Supongo que tengo que ir toda la semana a la biblioteca, podría ayudar ¿verdad?–

–¿Cómo ayudaría?– Brina parecía divertida.

–Cuando estudió en la biblioteca me siento más inteligente.– la ojimiel dijo y pronto se escucharon las risas de la rubia, Ava bufo. –¡Venga, no te burles!–

–¡Es que es absurdo, Ava!– después de unos segundos más de risas volvió a hablar. –Si sigues así terminadas todo el año en la biblioteca.–

Estuvieron un rato riéndose entre ellas por la falta de interés de la ojimiel en estudiar inglés, hasta que finalmente se fueron. Olivia abrió lentamente la puerta, para asegurarse de que estaba sola. Salió rápidamente del baño, de camino a su clase, pensando que seguramente llegaba tarde, nuevamente algo le salía mal por culpa de la ojimiel. Pensaba en no volver a la biblioteca, si lo que decía Sabrina era cierto, Ava estaría mucho tiempo con ella durante sus sesiones de estudio. Tal vez podría estudiar en... otra parte, para no cruzarse con la ojimiel. Si, lo mejor era aquella decisión. Se lo estuvo repitiendo a sí misma durante la primera hora de Historia. Aún así, esa misma tarde se hallaba nuevamente sentada en una de las mesas de la biblioteca, furiosa consigo misma por ir.

Miraba distraídamente el cuaderno, dando pequeños vistazos a la puerta. Ella había llegado más temprano, Ava aún no aparecía. Al verla llegar se le quedó mirando, Ava entraba con un suéter un poco grande para ella y dando un pequeño bostezo. Fue hasta su mesa, Olivia podía verla de frente, y sin darle un vistazo empezó a leer.

Olivia la miraba, como la luz del sol de la ventana tras ella le daba a Ava en el rostro, haciéndola parecer hermosa. Olivia sintió un extraño calor en sus mejillas ante esos pensamientos, se levantó inesperadamente y, con cuidado de que la ojimiel no la viera, se escabulló por unas estanterías hasta salir del lugar. Estaba confundida, últimamente siempre sentía estas nuevas sensaciones con la presencia de la ojimiel, quería estar lejos de ella.

Unos dos días después y Olivia siguió asistiendo todas las tardes a la biblioteca, sin comprender por qué a pesar de no querer ver a la ojimiel no podía mantenerse lejos de ella.

𝐑𝐈𝐕𝐀𝐋𝐄𝐒 - 𝐎𝐥𝐢𝐯𝐢𝐚 𝐑𝐨𝐝𝐫𝐢𝐠𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora