Extra 5º

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Olivia estaba en un gran aprieto. Vaya que si, sentía la necesidad de quedarse dormida una eternidad y huir de la realidad. ¿Qué le sucedía? Lo mismo de siempre. Era muy obvio: Ava. La chica más irritante, tierna y lenta del mundo. Todos en el instituto pensaban que Olivia la odiaba, antes era así o al menos eso creía ella, ahora no estaba tan segura.

Según Rowan, su mejor amiga había descubierto lo que le sucedía por andar de chismosa en su diario, decía que era una confusión. Olivia debería quemar ese jodido cuaderno, tal vez.
Una confusión, se repetía ella, le repetía su amiga, le decía incluso Internet. Por qué si, Olivia había buscado en Google, cómo saber si estas enamorada de una chica cuando también eras una.

¿Útil? La verdad, no. Decía lo mismo que esperaba ella, que seguramente era una confusion hormonal común a su edad. Olivia al principio se lo creía, pero ella no era tonta. Iba más de una atracción física. La forma de pensar de Ava, con las pocas veces que habían compartido ideas en la biblioteca, sus increíbles notas en biología, o con solo ver los libros que leía, le parecía maravillosa.

Como la ojimiel era tan amable con todos, trataba con cariño y afecto a sus amigas, le hacía sentirse enternecida. También lo lenta y adorable que parecía algunas veces cuando no comprendía inglés, era mucho que soportar para la castaña.

Además, Ava dibujaba espectacular. Captando el arte en un objeto simple o creando dibujos que cualquier otro nunca pensaría. ¿Cómo lo sabía? La ojimiel de vez en cuando dibujaba en la biblioteca, algunas veces parecía tan absorta que podía acercarse con sigilo y observar el dibujo a sus espaldas. Sobra decir que el arte de Ava atrapó a Olivia. Incluso cuando le peleaba era astuta, siempre sabía con que responderle para molestarla y salirse con la suya.

Después estaban sus ojos. Joder, sus ojos. Le quitaban el sueño a Olivia dejándola perdida en un mar claro amarillento. Siempre sentía ganas de solamente verla durante horas, su cabello, su nariz, sus cejas. Ava era perfecta.

Oh, claro que Olivia no era idiota. Ella sabía que esto era más que una confusión, mucho más. Querer besar a alguien solo por encontrarla tierna, sin sentir algún deseo sexual, o darle abrazos todo el día no era normal. Olivia ya lo sospechaba, llevaba tiempo desde que tuvo una conversación con su madre. Pero no quería aceptarlo, y ahora que pensaba en la posibilidad, sentía miedo hasta la médula.

Posiblemente, tal vez. Olivia gustará de Ava. Y puede que un indicio, uno muy pequeño, de enamoramiento hacia la ojimiel. Aunque no estaba del todo segura, creía. Obviamente no pensaba decírselo a Rowan aún, está sufriría un ataque cardiaco y Olivia no estaba segura de que tuviera seguro médico.

¿Qué has echo, Rodrigo? En que momento, no podías fijarte en el repartidor de pizzas sexy y moreno ¿Verdad?

O sea ¡Era el lote completo! Hermoso, alto y amaba la pizza. El chico soñado. Pero noooo. Debía fijarse en una chica ¡Vaya royo! Y además, una chica que la detestaba. Maldecía el día en que cruzo palabras con la perfección que conformaba Ava Wilson. También maldecía el día en que se interesó en conocerla quedándose en la biblioteca, pensado que así la superaría, tuvo el efecto contrario y terminó enamorándose.

–¿Todo bien?– Dove, una de sus amigas, la sacudió en el pasillo.

Olivia había estado observando a la nada, pensado en su desgracia de vida. Ella estaba con Madison y la chica rubia, acompañando a Madison mientras recogía sus libros.

–¿Sabes donde está Row?– Madison pregunto mientras guardaba sus cosas.

Ella se encogió de hombros, llevaba un rato sin verle.

–Mira, allí está el grupito.– Dove sonrió.

Olivia no se movió, parecía indiferente por fuera mientras observaba al grupo de Ava llegar. No mostraba todos los nervios que sentía dentro, y también enojo, claro. Ava le vio, sus ojos brillaron un segundo y después volvió a ver a sus amigas, charlando.
Estaban acercándose, pero Olivia no encontraba excusa para pelearle, ademas no quería verle. Estaba cabreada con ella ¿Quien se creía esa fenómeno para no besarla? ¿Sabe ella cuantas oportunidades tuvo para hacerlo y lo dejó pasar? Wilson seria inteligente, pero era una idiota.

𝐑𝐈𝐕𝐀𝐋𝐄𝐒 - 𝐎𝐥𝐢𝐯𝐢𝐚 𝐑𝐨𝐝𝐫𝐢𝐠𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora