Había transcurrido una semana. Ava no habla con nadie y si lo hacía con sus amigas, era durante unos breves minutos.
Mantenía toda su concentración en los estudios. Duraba horas en la biblioteca, intentando escapar de la realidad, de su asquerosa realidad.
Estaba enamorada de la perra que detestaban sus amigas, la misma que la humillaba a ella, la misma que se comía a su novio en los pasillos y la misma a quien había tratado de evitar todos estos días.
Ahora era consiente de sus sentimientos, sentía un gran nerviosismo al verla, como si fuera más torpe de lo estrictamente debido.
Sus amigas le preguntaban que sucedía y ella prefería mentir o cambiar de tema.
Las evitaba, evitaba a todo el mundo, al llegar a su casa iba directo a su habitación para estudiar. Ya no podía diferenciar que día era del otro, el tiempo pasaba sin realmente estar pasando para ella.
No podía parar de pensar en el rostro de Olivia, y era una mierda.
Estaba caminado por el pasillo, con su mochila colgando del hombro y jugaba distraídamente con el cierre de su chaqueta mientras avanzaba.
Así llevaba todos estos días la chica de los ojos mieles. Perdida en su mundo de enamorada. Era estúpido y lo sabía, pero no podía evitar sonreír como boba cada vez que recordaba la risa de Olivia o como mordía su lengua al sonreír.
– ¡Ava! – canturreó Sadie, colgándose de su brazo derecho, y Jenna sujetó el izquierdo.
– ¿De que va esto?– pregunto Ava, un poco intimidada por las sonrisas pícaras que mostraban sus amigas.
Sabrina intentaba parecer neutra, pero se reía.
– Tendremos una reunión de chicas– dijo y las tres comenzaron a llevarla a rastras fuera del colegio, por la calle.
– ¿A dónde vamos? Tengo que estudiar, mañana hay clases y...– Ava intentaba poner vagas excusas, pero sus amigas la ignoraban.
– Hoy es viernes– dijo sadie y la castaña abrió los ojos como platos.
«¿No era martes o algo así?». Pensó distraídamente.– Hoy, hoy será el día en que nos sueltes que sucede– dijo Jenna con una voz cargada de veneno.
Ava comenzó a temblar e intento soltarse del agarre de sus amigas, ellas prácticamente la cargaron para entrar a la pizzería.
La dueña las recibió con alegría y comenzó a reír al ver cómo Ava intentaba escapar, pero Jenna la llevaba hasta la mesa.
– Los jóvenes de hoy en día son muy animados– dijo la atractiva mujer mayor con una sonrisa.
– Ya, habla.– exigió Sadie fulminándola con la mirada, Ava se encogió en el asiento.
Parecía un interrogatorio, estaba en la mesa: Jenna y Sadie estaban sentadas frente a ella con las manos pintadas, observandola con una intensidad abrasadora. Ava tragó en seco, brina sentada junto a ella también la obsevaba, expectante.
Le hizo señas con la mano, para que verbalizara alguna respuesta.
– ¿Qué quieren que diga?– preguntó, haciéndose la desentendida.
Jenna golpeó ligeramente su vaso contra la mesa y atravesó a Ava con los ojos.– ¡Habla, ya! Algo te sucede, llevas toda la semana prácticamente fuera de satélite– dijo, acusándola, y Ava bajo el rostro.
– ¿Te hicieron algo? – pregunto sadie un poco preocupada, su amiga no había estado muy bien en estos días.
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𝐑𝐈𝐕𝐀𝐋𝐄𝐒 - 𝐎𝐥𝐢𝐯𝐢𝐚 𝐑𝐨𝐝𝐫𝐢𝐠𝐨
AcakTodos los derechos son de @TheBookstore ya que es la autora, y quiero dejar claro que yo solo la estoy adaptando a otro ambiente de personajes. Si quieren darle una oportunidad y leerla esta perfecto.