–¿Las estás viendo, Row?– la castaña reclamaba a su amiga, las dos entrenando en el campo de fútbol. –¡Rowan!–
La chica dejó de estirar para darle la atención a su mejor amiga.
–¿No ves que estoy ocupada, aquí?– señaló la posición en la cual se encontraba, con la pierna estirada hasta arriba al igual que un gato.
Olivia apretó los labios, señalando a las gradas, nada feliz por la falta de interés.
–¡Lo mío es más importante!– rectificó, clavando sus ojos en el grupito de tercer año. –¡Solo míralas, parecen buitres!–
Rowan decidió obedecer a su amiga, para que dejara el berrinche. Llevaba una hora soportando las quejas interminables de la castaña sobre las niñitas en las gradas que rondaban a su novia.
Si, eso. Olivia y Ava llevaban un tiempo de novias, prácticamente meses. Ahora las dos cursaban su último año en la secundaria, habían iniciado clases tan sólo hace unas dos semanas. La castaña se sentía nostálgica al pensar que este año se graduarían. Pero, Ava. Era una novia creativa, cariñosa, atenta, inteligente, hermosa, perfecta, con ojos más profundos que... Olivia podía durar horas enumerando cada virtud que amaba de la ojimiel. Y era sexy, no mal interpreten. Olivia siempre la había considerado atractiva, pero últimamente las personas comenzaban a notarlo también, exageradamente.
La castaña maldecía el día en que no detuvo a su novia, cuando Ava quiso iniciar una clase de pilates en el gimnasio cercano a su casa, se arrepiente. Antes, apoyó la idea por el simple hecho de que para ella todo lo que hacía Ava le salía bien y además, así podría ver su abdomen aún más marcado.
Ahora, sabe que fue un error. Ya que la ojimiel había adquirido un cuerpo atlético muy provocativo, sonreía y sus ojos brillaban todo el tiempo. Olivia sabía que tanta alegria de su novia era por ella, pero hacía parecer a Ava más atractiva de lo estrictamente prohibido y eso no le agradaba ni un poco.
No por ella, claro que no. Olivia seguía enamorada hasta la médula de esa chica de ojos mieles. Era por las chicas, chicos y más chicas, por todas partes. ¡Se multiplicaban como conejos!
Acosaban a la pobre Ava de arriba para abajo, sin importantes si quiera o parecer tener consciencia de que la ojimiel tenía una novia muy celosa y que en cualquier momento podrían sufrir una muerte "accidental".
Ósea ¿Desde cuando asistían tantas chicas de la comunidad a su instituto? ¿Era posible? ¡Que rabia! Olivia no se preocupaba tanto por Ava, la ojimiel respiraba y sonreía por ella solamente, obvio. Aún así, no podía evitar sentir la sangre hervirle en las venas y los impulsos homicidas acudir a ella, al verla cerca de chicas que obviamente querían llevársela a la cama.
Nuevamente en Rowan. La chica entrecerró los ojos, ubicando al grupo de la ojimiel en las gradas más cercanas. Ava reía con Sabrina mientras que un grupo de... cinco chicas, contó, intentaba charlar con la ojimiel. Olivia esperaba, con las manos en la cadera, sin importarle un poco el estiramiento. Primero su novia, antes que todo.
–¿Ves? ¿Verdad que son unas zorras?– fulminó con sus ojos chocolates a las chicas, considerando terminar temprano el entrenamiento y darle una severa charla de protección contra acosadoras a Ava.
–Son menores que nosotras.– declaró la chica y era cierto, esas chicas tenían quince años.
–Dale, entonces son unas zorritas.– dijo Olivia sarcásticamente, nada conforme por la tranquilidad de su amiga. –¡No actúan como tal! ¿Acaso estás ciega? ¡Miran a Ava como si fuera... no se, algo comestible!– alzó los brazos necesitando consuelo.
Rowan no era la indicada.
–Vaya, es que a la rarita le ha golpeado la pubertad en el rostro.– comentó con gracia observando el cabello largo y sedoso de la ojimiel cuando se lo revolvía. –No culpó a las chicas que quieren ser tú.–
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𝐑𝐈𝐕𝐀𝐋𝐄𝐒 - 𝐎𝐥𝐢𝐯𝐢𝐚 𝐑𝐨𝐝𝐫𝐢𝐠𝐨
RandomTodos los derechos son de @TheBookstore ya que es la autora, y quiero dejar claro que yo solo la estoy adaptando a otro ambiente de personajes. Si quieren darle una oportunidad y leerla esta perfecto.