Pran se negó a recibir a los clientes, el gerente tuvo que llamar al alfa que lo había marcado para que utilizara su voz de mando con él para que se moviera junto con los demás omegas a la recepción de uno de los primeros que se hizo cliente habitual del lugar, pero él seguía contestando que era un esclavo en aquel lugar, por lo que decidieron silenciarlo colocándole una mordaza que atravesaba su boca, ajustándose a ella la cual cerraron tras su cabeza con un pequeño candado que le impedía quitárselo.
-Recibirás a los clientes con eso en la boca, tienes suerte que no haya decidido cortarte la lengua, pero si no tratas bien a quien te escoja, atente a las consecuencias. - le había dicho un beta cuando lo guió a la recepción.
Aquella noche había sido muy mala para Pran, como cliente habitual aquel alfa conocía perfectamente el funcionamiento del local, sabía que algunos omegas eran más rebeldes que otros por lo que a algunos que no conseguían adaptarse le colocaban aquellas mordazas para que no dijeran tonterías, llamarán a sus padres a gritos o simplemente para evitar que insulten a alguien. Y a aquel alfa siempre le había gustado probar la mercancía nueva, por lo que Pran le había llamado mucho la atención.
Cuando estuvieron a solas el alfa lo comenzó a dominar con su voz de mando. "Quítate la ropa" fue la primer orden que le dio al omega, Pran aún con su mirada de odio respondió haciendo lo que le había dicho, en su instinto estaba el obedecer a los alfas y su cuerpo reaccionaba por sí solo, "Túmbate en la cama boca abajo y ábrete de piernas" dijo el hombre relamiéndose los labios al ver como le obedecía, las manos del alfa recorrieron toda su espalda hasta llegar a su entrada y con su dedo índice acarició su entrada.
Pran se odió a sí mismo cuando sintió como su cuerpo temblaba de excitación al recibir la lengua de ese alfa en su agujero, que su cuerpo reaccionara solo era algo que detestaba, sin embargo, ni podía siquiera gritar o maldecir.
-Estás muy lubricado en esta zona cachorrito. - comentó aquella persona mientras Pran escuchaba como iba bajando el cierre del pantalón.
Se odió aún más cuando sintió en su interior que su omega temblaba de miedo al saber que aquel no era el alfa que lo había desflorando, y que comenzaba a llamar al alfa que lo había marcado. Sin embargo Pran mordió con fuerza aquella mordaza, no dejaría en la superficie a su lengua.
No había rastro del omega a los ojos del alfa. Simplemente un omega rebelde al que estaba penetrando rudamente contra la cama. Sin embargo cuando el alfa utilizó su voz de mando para decirle que gimiera, era tanto el rechazo que sentía Pran por aquel alfa que pudo controlarse para que su mente no aceptara aquella orden, y así lo hizo, nunca se escucho un solo gemido de su parte. Aquel fue el día donde averiguó que rechazar a un alfa era posible, y también se dio cuenta que aquello implica una golpiza que le dejaba tendido en la cama por días.
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Motel de citas
RomanceEn un mundo donde el dinero manda, y los omegas son comercializados como esclavos para el uso y disfrute de los alfas de clase alta, un joven alfa conocerá a su pareja destinada pero su pareja es un omega marcado por uno de los mafiosos más temido y...