La Unión

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Pran quería huir lo más lejos posible de aquel lugar, pero allí se encontraba él, amarrado de ambos brazos a una cama, con un hombre al que no conocía tomándolo de una manera cruel y despiadada. Su omega no podía dejar de llorar, no se encontraba en celo y aquello hacia que ese acto fuera mucho más doloroso todavía. Él aún llamaba por su alfa, un alfa al que aún no conocía pero que sabía que existía y al que pedía ayuda.

Sin embargo esa ayuda que pidió, nunca llegó, en un tiempo que se le hizo eterno su cuerpo se contrajo contra su voluntad liberando su esencia entre los dos vientres, aquello hizo que su interior se contrajera y que el alfa que se encontraba tomándolo acabará dentro de él, al mismo tiempo que sentía como dos pinchazos como agujas se clavaban en su cuello. Pero aquello no terminó, pudo sentir como una gran bola crecía dentro de él y se quedaba anudada dentro. Su omega se sintió atado a aquel alfa, pero Pran lo odió.

"Alfa~" llamó su omega a aquel alfa. Y se sintió rechazado cuando vio que aquel alfa no tenía la mirada puesta sobre él, ni siquiera lo miraba aunque aún seguía su nudo dentro de él, aquella persona no lo quería.

Cuando aquel alfa por fin estuvo fuera de él, vio como éste se acercaba a la puerta y daba dos golpes a ésta, mientras gritaba "Otro listo!". Y Pran lo supo, aquel hombre solo tenía la tarea de atar a omegas para controlarlos. Para él, la marca, no tenía ningún significado real.

Pran se dispuso a no volver a dejar salir más a su omega. Por ello, cuando aquellos betas se lo llevaron, reprimió con todas sus fuerzas el impulso que tenía de llamar a ese alfa. Tenía la determinación de que esas personas no lo dominarían.

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