Amarrado de manos al cabezal de la cama notaba como su cuerpo le dolía, sus piernas le temblaban, su entrada le ardía y sentía su boca entumecida debido a la mordaza. Pran estaba seguro que de intentarlo no le sería posible ponerse de pie.
Después de descubrir que los clientes no podían dominarlo con su voz de mando llevaba días que lo subían a la cama, lo amarraban y dejaban pasar a un alfa que se lo cogía hasta llenarlo con su nudo, y cuando este se marchaba pasaba otro qué le hacía lo mismo, algunos jugaban con su cuerpo chupándolo o pellizcando, otros eran más rudos golpeándole las piernas o la cara. Al llegar la noche era llevado a su cama, su único lugar donde sabía que no lo tomarían, y donde un beta se encargaba de atender sus heridas.
Entrado el fin de semana lo asearon bien, ese día el alfa que lo había marcado tenía que volver a tomarlo para afianzar el lazo nuevamente, y para ello su cuerpo no debía oler al sexo que había tenido durante la semana o el alfa podría no querer marcarlo nuevamente como suyo.
Pran podía ver cómo llevaban y traían omegas de aquel cuarto, cuando vio como dejaban al omega en la cama del lado hecho bolita dentro de su nido. Podía ver cómo el cuerpo de aquel omega temblaba y sudaba de una manera muy intensa.
-Estás bien. - logró hablar con una voz ronca, hacía días que no pronunciaba palabras y hacerlo le dolía a horrores.
-No quiero esto, mi omega no quiere a ese alfa... Pero soy tan inútil, no puedo hacer nada... - lloraba el omega.
-Soy Pran... Tú... cómo... te llamas?
El omega levantó levemente la cabeza por sobre sus brazos para mirar a Pran. Tanto tiempo encerrados allí y nunca habían hablado con nadie.
-Soy Wai. - dijo en un susurró.
-Es un gusto... - susurró Pran antes de que unos betas se acercarán a él, era su turno de visitar al alfa.
Cuando lo regresaron a su cama su cuerpo temblaba y un sudor frío le recorría la espina dorsal, además que las punzadas en el bajo vientre eran muy dolorosas. El alfa estaba en celo, por ello los omegas quedaban tan mal después de ser tomados, los omegas querían seguir entre los brazos del alfa, querían ser tomados una y otra vez y no querían que viniera otro omega a ocupar su lugar. Pero ahí se encontraba Pran luchando para que su omega se tranquilizara y no llamara al alfa, pero sintió como todo empeoraba cuando su propio celo se hizo presente.
Pran no sabría decir cuánto tiempo su cuerpo estuvo convulsionando en espasmos de excitación antes de que el alfa que lo marcó se pusiera sobre él y comenzara a follarlo duramente en su propia cama. La lubricación de su entrada hacia que su cuerpo recibiera gratamente el miembro del mayor entrando y saliendo de él. "Ten a mis cachorros, omega" escuchó como el alfa le decía con su voz de mando mientras su espalda se curvaba hacia atrás y sentía como la semilla de aquel alfa entraba en el junto a la expansión del nudo. Su omega se retorció de satisfacción ante aquel encuentro con el alfa, mientras que Pran se encontraba entre la inconsciencia tratando de resistir los impulsos de su omega de llamar al alfa en voz alta. Una vez que por fin ese alfa salió de su interior y se alejó de él, unos betas se acercaron a darle varios supresores, algunas de esas pastillas eran para que no quedará embarazado, y tuvo que hacer un esfuerzo enorme por tomarlas ya que su omega quería darle cachorros al alfa y ponía resistencia a hacerlo. Poco a poco su calor disminuyó a algo soportable. Pero sin duda ya no quedaba un solo lugar de aquel recinto donde Pran se sintiera a salvo. Simplemente pensaba en que debía escaparse de allí a como de lugar.
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Motel de citas
RomanceEn un mundo donde el dinero manda, y los omegas son comercializados como esclavos para el uso y disfrute de los alfas de clase alta, un joven alfa conocerá a su pareja destinada pero su pareja es un omega marcado por uno de los mafiosos más temido y...