EL Juki

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*Me quedé mirando a aquel hombre vestido de negro, ya lo había visto antes, era imposible no reconocerlo ¿Era un... Juki? No tenía ni idea de donde había salido ese nombre, pero estaba segura de que era uno.

- Я нашел тебя -habló en ruso.

Un momento ¿Esto era una pesadilla? ¿Estaba dentro de una pesadilla?. La vestimenta era igual a la de mis pesadillas anteriores, miré a mi alrededor, era gracioso ver a un hombre cubierto en vestimentas negras, en una pequeña ciudad y de día, hacía un día muy soleado y ese pobre hombre todo cubierto y de negro ¿Tendría calor? Todo era un poco gracioso.

-Es una pesadilla, supongo -le dije encogiéndome de hombros- Juki, escúchame, estoy harta de verte en mis pesadillas -el hombre ladeó la cabeza-, acabo de tener una hace poco ¿En qué momento me quedé dormida de nuevo?

Sacudí la cabeza.

-Bueno, eso no importa. No vas a matarme por qué siempre me levanto antes, la cuestión es que estoy harta y ahora que puedo hablarte me gustaría que me explicaras que mierda quieres. Por otro lado, si eres un espejismo de mi mente, me gustaría saber que lo produce, osea que te da vida y permite que existas.

Silencio.

-Es de muy mala educación ¿Por qué sacas un cuchillo? -me detuve abruptamente.

No era un cuchillo, era una espada, larga y filosa la cual apuntó en mi dirección.

-Es solo una pesadilla -repetía en mi mente.

Comenzó a acercarse y por instinto me alejé. Di unos pasos atrás levantando mis manos a la altura de mi pecho en señal de redención.

-Juki, podemos hablarlo -propuse riendo.

Hizo un movimiento brusco que terminó de poner en alerta a todo mi cuerpo. Todo dejó de ser gracioso cuando volvió a intentar atacarme, fuera o no fuera una pesadilla, tenía que sobrevivir, comencé dando torpes pasos atrás antes de comenzar a correr como una desquiciada sin dirección alguna. El Juki me seguía los pasos a una cercanía peligrosa, comencé a desear que alguien apareciera por la carretera, pero ni un solo auto, ni una sola persona; deseé poder despertarme, pero tampoco funcionó. Los músculos de mis piernas comenzaban a doler por el esfuerzo, sin embargo, detenerme no era una opción, recordé que en el bolsillo llevaba mi teléfono, lo tomé sin detenerme y llamé al primer contacto que apareció.

-¿Ilia? ¿está todo bien? -la voz de Alisa sonó como un alivio.

-Ali, a-ayuda.

Casi no podía hablar, me estaba quedando sin nada de aire.

-¿Dónde estás, que pasa?

La ruta que conocía era la del hospital abandonado, así que me dirigía hacía allá.

- A-alguien, me persigue.

-Dime hacia donde corres.

-Al-Al Hos-pital v-viejo.

Hubo un pequeño estruendo al otro lado de la línea.

-Trata de esconderte en alguna de las zonas de arriba -reconocí la voz de Volk.

Eso hice, subí lo más rápido posible las escaleras, jadeando. Mis músculos me pedían que parara, pero mi instinto no permitía que perdiera un segundo. Me escondí en uno de los cubículos, pasaron unos minutos que parecieron horas, se escuchó un silbido muy peculiar, me tapé la boca, quedándome quieta, recuperando el aire, los pasos de una persona comenzaron a acercarse, tenía tanto miedo...

Me dolía demasiado la cabeza, todo pasó relativamente rápido, Volk apareció, mató al Juki, Alisa llegó un momento después ¿Se conocían? cerré los ojos con fuerza, deseando despertar, lo último que vi fue a Alisa a mi lado.

En medio de la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora