Luna de Sangre

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La cacería había terminado en lo que pareció ser una eternidad, asesiné... Pero no dolía, sentía que había hecho justicia.

-Iremos al palacio, deberás proponerle el duelo al rey, acordaran una fecha.

Ángela no dejaba de repetir ordenes.

Mi mente seguía en el pasado, sangre, dolor, nieve, frio, oscuridad.

-Ilia, ¿Me escuchas?

Asentí.

Estaba concentrada mirando caer la nieve, me ayudaba a no pensar en nada más, el frío estaba más intenso de lo normal, evité cruzar miradas o hablar en todo el camino al palacio, ya habíamos contactado con los demás agentes de la misión, ellos estarían infiltrados, todos estábamos disfrazados como en los tiempos de antes, justo como en las películas; a nuestro alrededor algunas personas llevaban ropas más finas, otras más gastadas, se veía la diferencia de clases sociales, estaba observando muchos niños trabajar, todo era orgánico, no podía procesar que aquí no existían los celulares, nada que no perteneciera a épocas antiguas, ellos no tenían idea del mundo afuera, allá no todo era malo.

Mil preguntas me invadieron ¿Mi madre permitiría esto? Me refiero a Sarka ¿Teniendo tantas riquezas permitiría que niños trabajan y que existiera tanta desigualdad?

-Llegamos -la voz de Ángela me trajo de vuelta a la realidad.

Ella no nos acompañaría, corría mucho riesgo ahí dentro por ser una de las dirigentes durante el reinado de Sarka, todavía no recordaba todo con claridad, pero teniendo la gran estructura del castillo enfrente todo en mi mente se esclareció.

Tenía que aceptar que todos nos veíamos muy atractivos, Volk se veía incomodo y muy fastidiado, Karl también, pero este disimulaba más, Alisa se veía hermosa en un vestido de terciopelo verde y yo tenía uno, pero en azul, acompañado de joyas, no sabía si tenían un valor real, pero eran preciosas.

-Entremos -ordenó Karl- este traje me está matando.

Todos nos acercamos a la puerta del palacio, había guardias, no Jukis, pues acabamos con todos en la cacería de ayer, sorprendente mente el trabajo de los Smirnov no dejaba rastro alguno del desastre.

-Tenemos una cita con el rey -Gian tomó la delantera.

Habíamos ensayado nuestro vocabulario, tenía claro todo lo que debía decir cuando estuviese frente al rey, habíamos escondido nuestras armas estratégicamente en las partes más abultadas de nuestros atuendos; nos miraron extraños, fingí con todas mis fuerzas no estar nerviosa, no quería tartamudear ni mucho menos que algo se me olvidara, iba a tener en frente a la persona que causo todos mis traumas ¿Cómo no atacarlo? ¿Cómo no reclamarle?

Me sentía abatida, era como si estuviera flotando en la inmensidad de la galaxia y de pronto un agujero negro me absorbiera, no había nada dentro de él, solo oscuridad e infinidad, un inmenso vacío que lo era todo y a la vez no era nada.

Entramos y al instante recuerdos vinieron a mí, los pasillos las paredes, todo era igual, ni siquiera los cuadros habían cambiado, me preguntaba si mi habitación aún seguía ahí, miré a la distancia y vi a Keer acercarse.

Vi la duda en sus ojos.

-Ilia, llámame, Ilia -ya tendría tiempo de pensar en mi nombre.

-Ilia ¿Lista? El rey está esperando.

Asentí.

Dudaba que alguien estuviera listo para esto.

Keer miró a los guardias, todos estábamos alerta a cualquier movimiento.

En medio de la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora