Me entiendes

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Sangre... es todo lo que veo en el suelo, enormes manchas de sangre

corre, no te detengas, es todo lo que mi mente me repite, miro atrás y lo veo detrás de mí, no puedo ver claramente sus ojos por la oscuridad, pero su sonrisa torcida y su rostro salpicado de sangre son suficientes para no querer saber quién es ≪corre, no te detengas≫ obedezco a mi mente en todo, uno de mis tobillos se dobla asiéndome caer, el hombre tira fuerte de mi cabello, jadié del dolor

-Por favor, no -había el llegado el momento de rogar por mi vida, sus manos rodean mi cuello, de su cinturón saca una daga, su filo pasa por mi cuello suavemente haciendo un doloroso corte superficial, él toma más fuerza y...

Mis manos van a mi cuello, estoy bien, estoy en casa, trato de ver mi entorno, estoy bien, estoy a salvo -repito en mi mente-, mis manos tiemblan al igual que las piernas, me tranquilizo, regreso a mí y salgo a desayunar.

Cada vez que me levantaba de esa forma, no tenía ganas de hacer nada, era como si me robara toda la energía que me quedaba, fingía una sonrisa para que mis padres no se preocuparan, intenté comer, pero fue en vano, las náuseas me inundaron y me lo impidieron.

-¿Salimos? -el mensaje de ojos de colores me hizo sonreír

Por supuesto acepté, fuimos a la misma cafetería, él inició la conversación, puesto que no tenía intenciones de hacerlo

-¿Otra noche sin dormir?

Levanté la mirada ante su pregunta

-¿Cómo lo sabes? -pregunté algo sorprendida

-Sé reconocer cuando alguien tiene pesadillas -se encogió de hombros tomando su late de vainilla

-¿Tú también las tienes? -me escuché decir algo desesperada

-¿Pesadillas? -negó con la cabeza- solía tenerlas

Quizás él entendía como me sentía, jamás lo había hablado con nadie. A pesar de que me ayudaban a calmarme, jamás habíamos hablado de ello, jamás les había contado como me sentía

-Es como asfixiante ¿No? -explicó-, es querer escapar y no tener a donde, estar tan atrapado en algo que nadie más puede solucionar

-Me entiendes -comenté con una sonrisa triste

-¿Qué te atormentaba? -cuestioné curiosa

-Asesinatos, soñaba con el asesinato de muchas personas -frunció el ceño, buscando entre sus recuerdos-, la gente corriendo, los gritos, sus rostros llenos de miedo... son cosas que no se pueden olvidar

Me entendía mucho más de lo que me esperaba

-Es algo similar -comenté-, un castillo, una chica, varios asesinatos y miedo. Mucho miedo

-Es impresionante como funciona nuestra mente ¿No? Puede ser el cielo para unos y el infierno para otros

Su mirada fija en la mía estaba comenzando a causar estragos

-Es impresionante la dimensión de los fantasmas que nosotros mismos creamos -recordé cada pesadilla-, lo difícil o más bien imposible -reí con amargura- que es vencerlos

Me fui en un largo hilo de pensamientos, él carraspeó

-¿Dónde trabaja tu padre? -preguntó

Agradecí de corazón que cambiáramos de tema

-En una galería de arte, al igual que mi madre -pausé, considerando si decirlo o no- tal vez deberías venir a casa un día de estos, tienen obras muy lindas

-Ya creo que son artistas -dijo algo divertido

Fruncí el ceño

-¿Por qué lo dices en ese tono? -vacilé

-Crearon una de las obras de arte más lindas e interesantes que he conocido

-¿Ya has visto sus obras? -cuestione sorprendida

-Estoy viéndola en este momento -su mirada no se desvió de mí ni por un segundo

No estaba acostumbrada a esto, no sabía como reaccionar, no era que no me gustara, pero... Dios que hago, ayuda, ayud...

-No tienes por qué ponerte así -rio

Lo decía por mis mejillas, había sentido como se calentaban

-Deberías acostumbrarte a que te hablen así

Por qué sentía esas mariposas, ¡Lo acabo de conocer! ¡No es posible que me interese tan rápido!

Me aclaré la garganta

-¿Y tus padres? -devolví la pregunta

-No hay mucho que decir -declaró- ambos son empresarios

- ¿Qué hacen aquí?

No era un lugar de muchos negocios

-Trabajo, tienen negocios que cerrar

Le resté importancia. Si estaba por trabajo eso quería decir que se iría, de repente me preocupaba bastante no volver a verlo

-¿Estarán aquí temporalmente? -traté de no sonar interesada

-Un buen tiempo, así que no te preocupes, nos veremos bastante -guiñó un ojo

-¿Quién dijo que lo pregunté por eso? -salí a la defensiva

Él solo sonrió, parecía que iba a decir algo, pero lo interrumpí

- ¿Un millonario en una universidad pública? El mundo es raro, ¿no? -bromeé

No era necesario tener mucha inteligencia para saber que pertenecía a una clase social muy distinta a la mía, su ropa siempre parecía nueva, sus zapatillas de una marca bastante conocida y costosa, su perfume. Ah era lo mejor, era un olor único muy agradable

-Lo es - afirmó - el mundo es lo suficientemente raro como para que las personas que parecen ser inocentes sean las mayores culpables, ¿no?

Noté como dejé de respirar por un segundo, permanecí tan quieta como una estatua. Mi pasado me torturaba; él parecía saber muchas cosas de mí, yo tenía mis secretos, pero él no tendría forma de saberlos... ¿O sí? 

En medio de la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora