Ciudad peligrosa

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*Aparté conspiraciones de mi mente, Dios, la estaba pasando tan bien, ojalá no pase aquí, esa sensación de estar mal -eso se repetía en mi mente una y otra vez- por lo pronto traté de distraerme y no pensar en eso. Ahí estábamos tirando de Volk que pesaba una tonelada para que se subiera con nosotras al carrusel, sí, ese de caballitos que es para niños.

-Vamossss -tiré de su mano.

-No.

Así pasamos los siguientes diez minutos hasta que logramos hacer que se subiera, Alisa estaba casi brincando de alegría.

-Lo logramos -chocamos los cinco.

Volk era alto, por lo que aun estando sobre el caballito sus pies llegaban perfectamente al suelo de la estructura.

-Esto es...humillante... -susurró recostando su cabeza en el tubo del frente que sostenía su caballito.

Ali y yo disfrutamos todo el recorrido, el recorrido incluía ver a Volk susurrando mil cosas en ruso que por la cara de Ali supuse eran groserías.

-¿Dónde vamos ahora? -preguntó Ali, buscando nuestra siguiente atracción, como un lobo buscando a su presa.

-¿No disfrutas esto? –cuestioné a Volk por su cara de amargado.

-Hay mejores cosas - paso las manos por su cabello desordenándolo mucho más.

¿Qué? ¿Cómo no podía pasarla bien en un parque de diversiones?

-Es mejor que vayas a comprar una gallina.

Con eso seguí a Ali quien ya había ido a la siguiente atracción; pasamos un buen rato Ali y yo hablando, Volk parecía aburrido, pero ya me acostumbraría a su cara. decidimos comprar unos helados por supuesto Volk no pidió helado, solo una malteada, de un momento a otro comenzó la carrera contra el tiempo, el helado comenzaba a derretirse en mi mano -no debí pedir helado en cono- ya era tarde para eso, comencé a comer lo más rápido que podía, ¿cómo iba a botarlo? Era helado.

Logré terminar una parte, la otra se la di a un perrito que estaba velando mi helado; me quedé esperando a que Alisa terminara su helado, era la única que seguía comiendo, de un momento a otro sentí una gran sacudida, Volk tomó con fuerza mi cuello haciendo que nuestros rostros quedaran a centímetros de distancia, estaba confundida teniéndolo tan cerca, él simplemente pasó suavemente su dedo pulgar por la comisura de mis labios, luego me soltó, todavía sentía la presión de sus manos en mi cuello.

-¿Chocolate? -preguntó mirando su dedo pulgar.

-Con almendras -tragué grueso.

-¿Has probado el chocolate suizo? -su mirada se mantenía fija en mí, no sabía si me incomodaba o me gustaba.

Negué con la cabeza. 

-Es probable que uno de esos chocolates cueste toda mi carrera universitaria -. Bromeé.

Hubo un breve silencio, solo nos miramos, yo no podía despegar la mirada de sus ojos, sus ojos eran tanta luz y su personalidad parecía una atrayente oscuridad...

¿Qué escondes, Volk?

¿por qué eres tan extraño?

Alisa se aclaró la garganta, él no parecía tan afectado como yo.

-Y si... -Alisa quería proponer algo cuando comenzaron a escucharse fuertes ruidos, Alisa y Volk se alertaron al instante.

- ¡Al suelo! -gritó alguien a lo lejos, Alisa y yo obedecimos, por su puesto él no lo hizo, podía ver el rostro de preocupación de Alisa

En medio de la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora