Peticiones

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Estaba en un lugar diferente, sentía que no era yo, que estaba en el cuerpo de alguien más, estaba en la mansión Smirnov, caminé por uno de sus pasillos, me detuve al ver un chorro de sangre salir de una de esas puertas, eran muchas puertas, no lograba ver con claridad; noté un espejo a la distancia, me acerqué, con la esperanza de ver el rostro de aquella que me atormentaba, pero todo se volvía borroso, abrí una de las habitaciones. Se escuchaba algo rodando... Era la cabeza de alguien en el suelo, era... ¡Mamá!

-No.

Un golpe en seco me detuvo, Abrí los ojos.

Choqué con Volk quien estaba en medio del pasillo, sus ojos no estaban abiertos por completo, se había despertado no hace mucho; Mi respiración estaba hecha un desastre, cerré mis ojos e intenté recordar lo que dijo la psicóloga.

-No puedo -comencé a llorar al no lograr calmarme con la respiración.

Mis manos se sentían sudorosas, todo a mi alrededor se volvía difícil de asimilar.

-Solo fue una pesadilla -mencionó con calma -¿Qué soñaste?

Entre sollozos le resumí mi sueño, no pude más y lo abracé, los abrazos lograban hacerme sentir segura, esta era la primera vez que él los correspondía, solo duró un segundo antes de alejarse a una distancia pertinente.

-¿Quieres ir a dentro? -propuso.

Asentí sin saber a dónde me estaba invitando. Entramos en un cuarto con la luz apagada, apenas se lograba ver algo con la tenue luz blanca que entraba del pasillo, él se tiró en un lado de la cama quedando boca arriba y dejando un espacio al otro lado, me senté suavemente al otro lado de la cama, masajeando un poco mi sien.

Me recosté con cautela sobre la cama. Tardé unos minutos para recuperarme y volver a respirar bien.

-¿Te lastimaste?

-¿Con qué? -pregunté confusa.

-Chocaste bruscamente conmigo.

-Estoy bien -mentí, creo que nunca había estado realmente bien.

-Puedes dormir aquí si quieres -dijo sin mucho interés, antes de cerrar sus ojos.

Se veía como todo un angelito, él escondía tantas cosas y eso lo hacía jodidamente más atractivo para mí.

-¿Me vas a dejar dormir aquí? -inquirí algo más emocionada de lo que me gustaría aceptar.

Asintió con los ojos cerrados.

Hubo un silencio demasiado torturador para mi gusto.

-Ya no quiero tener más pesadillas -me sorprendió lo cansada de mi voz.

-Dejarás de tenerlas con el tiempo- mencionó con su voz ronca.

Algo sonó en el techo de repente, di un pequeño salto.

-Solo es una tormenta -abrió los ojos-, estás demasiado tensa ¿No te recetaron tranquilizantes?

No tenía muy claro si estaba tensa por estar con él o por la pesadilla.

-No me siento lista para tomarlos, no quiero volverme adicta.

-Pensé que eras más inteligente.

Le di un golpe en el estómago, el cual no pareció sentir.

-Por unas semanas de medicación no te vuelves adicta -Expuso aburrido.

Eso era algo que no había analizado, de igual forma cerré mis ojos esperando el milagro de quedarme dormida, el miedo a volver a tener otra pesadilla me hizo abrir los ojos de golpe para encontrarme con la mirada de Volk.

En medio de la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora