Epílogo

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Éramos diferentes, ninguno encajaba en un mundo tan cruel y difícil como el nuestro, si tan solo vieran el mundo con nuestros ojos, si tan solo un minuto vieran el mundo como yo lo hago, nadie rasgaría el corazón de quienes han sufrido tanto en silencio. Me enamoré, a comparación de todo lo que hemos pasado, enamorarme de él fue simple, más de lo que me hubiese gustado. Recordaba una conversación con mi maestra:

-Quiero ser yo -mi voz era más triste de lo esperado.

Ella contestó fríamente.

-En nuestra sociedad no hay lugar para eso.

Me quedé en silencio y entonces lo entendí, tenía que moldearme a sus gustos, tenía que fingir para sobrevivir.

Salí de mis pensamientos -suspiré- somos capaces de fingir toda nuestra vida con tal de que nos amen.

-No fue tu culpa, Ilia- me seguía repitiendo, pero ya no servía de nada.

El último adiós se lo dimos en Rusia, mis padres vinieron y me apoyaron con todo, terminé contándoles toda la verdad, pero como no me encontraba bien emocionalmente hablaríamos de eso en otra ocasión, no pude ver su cuerpo, solo pude ver sus cenizas en una cajita, el dolor en mi pecho quemaba, me haría mucha falta, Alisa no dejaba de llorar, Karl tenía los ojos irritados, Gian parecía una estatua, no se movía se veía que su mente no estaba aquí, solamente su cuerpo estaba en la sala, Larissa mantenía un rosario en sus manos, por mi parte me limité a llorar, a recordarlo, me sentía abatida, todo había pasado demasiado rápido, esa mi última noche en mi patria, subí a mi habitación para terminar de empacar mis cosas, observe las rosas, algunas marchitas otras rojas y brillantes, solté en llanto al abrir la cajita, era un hermoso anillo con diamantes negros y corte redondo -respiré- tenía demasiadas cosas en las que pensar, Polaris era un reino con muchos recursos lo que se traducía a dinero y yo era la heredera por derecho.

-Es hora de irme -el funeral había terminado, solo están ellos cuatro y mis padres.

Alisa corrió a abrasarme.

-Buena suerte, Ilia, lamento todo lo que pasó.

-Igual yo.

Abracé con cariño a Karl, Larissa y Gian.

-Espero que puedan sanar.

-Esperamos que puedas recuperar tu vida -me animó Larissa.

Ellos no regresarían a Florida, aquí terminaba todo, los psicólogos habían recomendado alejarnos y hablar una vez cada cierto tiempo, sabía lo de mi amnesia, tenía mucho miedo de entrar en una amnesia por lo traumante de la situación y no quería olvidarlos, por lo que antes de irme me atreví a pedirle un favor a Alisa.

-Podrías obsequiarme una foto de tu familia.

Ella me concedió el favor, me volví a colocar la pulsera que teníamos ambas. Sin muchas palabras y con muchas lágrimas nos despedimos

...

Tres años después:

Moscú, Rusia

Fue una semana demasiado difícil, los medios de comunicaciones no dejaban de perseguirnos sin importar mi dolor, todo consistía en ponerme un micrófono en frente y que contara toda mi historia, era lamentable la falta de empatía, sobre todo muchas personas comenzaron a comentar sobre mí en redes sociales, mi historia, la cual debería haber sido mía y solo mía se la robaron e hicieron con ella algo despreciable. Incluso Polaris, mi hogar, lo habían convertido en un lugar turístico, cuestión que me rompió en más pedacitos; demasiadas cosas habían cambiado en mi vida, podía decirse que era una figura pública, todos estaban interesados en mi historia cuando yo únicamente quería mantenerla para mí.

-Tomé una respiración profunda, la brisa fría de este sitio era reconfortante, estaba en mi patria y eso se sentía bien, tomé el anillo de mis padres biológicos y ahora lo llevaba en un collar siempre, me gustaba recordar quienes eran y que habían hecho. Ya habían pasado tres años de su muerte, aún no lo aceptaba totalmente, Alisa y yo mantuvimos el contacto el primer año, luego de eso mantuvimos la distancia por el bien de ambas, seguía teniendo la foto familiar que le pedí hace tiempo, ahora ella era una psiquiatra, era todo lo que sabía acerca de su familia.

Visité la tumba de Volk, lo extrañaba, acepté la idea de que lo amaría toda mi vida, lamente darme la vuelta aquel día que discutimos, yo no sabía que era la última vez que estaría con él, si tan solo hubiese hablado las cosas, no tendría esta sensación tan desesperante en mi pecho, estábamos enojados, furiosos el uno con el otro y por eso no puedo dejarlo ir en paz, lo cierto es que ahora trato de arreglar las cosas en el momento, nunca se sabe cuándo sea la última vez que veamos a nuestros seres queridos. Por otra parte, todo el dinero de Polaris fue repartido entre las personas que ahora se adaptaban a su nueva vida, parte del dinero fue para mi familia y mi universidad, por supuesto entendí que la vida es demasiado corta para hacer algo que no me gusta por lo que cambie de carrera, con la terapia sigo en proceso de recuperarme.

Me atreví a vivir y hacer cosas nuevas, me tatué en mi brazo derecho el mismo tatuaje que mis chicos -Karl, Alisa y Volk- a pesar de la distancia un reencuentro me hacía mucha ilusión, ya no había nada que me uniera a Florida por lo que mi familia y yo decidimos mudarnos. Todo ha sido nuevo y un cambio radical empezando por mi nombre Winslet Saéz, suena un poco extraño, un nombre muy Wattpad y un apellido muy latino, pero a mí me gusta y eso es lo que importa.

En mi proceso de recuperación entendí muchas cosas, entendí que quería hacer de mi vida algo que valga la pena, quería sentirme orgullosa de quién era, de mi pasado, jamás volvería a disculparme por ser yo.

Al final eso es vivir, es caer, seguir, sonreír, llorar, aceptar, agradecer, de eso se trata este feroz juego, mi vida había tomado el rumbo que escogí y no podía estar más orgullosa de ello, después de todo aprendí a amar de una forma aterradora. Mirando mis pies observé como alguien se acercaba y se posó frente a mí.

-Winslet -pronunció con delicadeza.

Subí mi cabeza para encontrarme con el rostro de quien menos esperaba y que a la vez causaba. Ya no causaba terror, ya no me asustaba, solo quería vengar la muerte del único chico que a pesar de tantas mentiras me había entendido.

-Keer -sonreí como los Smirnov lo hubiesen hecho- vas a desear jamás haberme conocido.

En medio de la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora