En medio de la tormenta

Miedos

*Mi cabeza dolía, abrí suavemente mis ojos, estaba en mi cuarto, no sé cómo llegue aquí ni cuánto tiempo paso, mamá entró en la habitación.

- ¿Cómo te sientes?

- ¿Cómo llegue aquí?

-Un vecino te encontró en el suelo y por suerte te trajo -acarició mi cabello con una sonrisa.

-Me desmayé -Otra vez. Me tiré en mi cama - ¿Podríamos ir al médico?

Esto ya era demasiado, algo había mal conmigo, tal vez es alguna enfermedad, no lo sé, ese dolor y punzadas en el pecho podrían ser una señal de algún problema cardíaco.

- ¿Te sientes mal?

No iba a mentir, ya me sentía físicamente mejor.

-Por favor, vamos.

Lo pensó un momento. 

- ¿Necesitas ayuda para cambiarte?

-Tranquila, puedo sola.

Me levanté con cuidado de mi cama y me cambié de ropa. Fuimos al médico, el doctor me envió algunos estudios, muchos, a decir verdad. Al día siguiente regresamos al consultorio a esperar que el doctor leyera los resultados, no le conté nada a mis padres sobre lo que pasó, no quería preocuparlos, además, estaba muy nerviosa, no podía dejar de pensar en que algo había mal conmigo, jugaba con mis manos sobre mi regazo intentando calmarme hasta que el doctor entró en la habitación.

-Señorita Ilia.

- ¿S-sí? -mi voz temblaba, no podía evitarlo.

-Tengo que decirle que usted goza una enorme salud física, todos los resultados han salido bien.

- ¿En serio? -pregunté confusa- ¿Está seguro? ¿Y todo lo que he sentido?

El doctor tomó asiento en su silla y comenzó a escribir.

-Algunas condiciones psicológicas pueden causar severos síntomas físicos, ya hemos descartado que por la parte física está todo bien, haré una referencia para que puedas ser evaluada por un especialista en salud mental.

Un balde de agua fría.

Así que era algo psicológico.

¿Algo podría salir peor?

- ¿Qué podríamos esperar? -preguntó mamá, quien estaba allí porque me daba miedo entrar sola.

-Según lo que le diagnostiquen, lo más probable sea una terapia, posiblemente con ayuda de medicamentos.

Sí, si se podía poner peor; demasiadas cosas habían pasado hoy, al llegar a casa papá estaba hablando con Alisa y Volk quienes al verme se pusieron de pie, Alisa corrió hacia mí y me abrazó, necesitaba desahogarme y con ella podía a la perfección.

-Vamos a mi cuarto -propuse, papá me sonrío, Alisa y yo caminamos al cuarto, Volk nos siguió.

- ¿Cómo te fue? - consultó preocupada.

-Me encogí de hombros- el doctor dijo que a nivel físico está todo bien, me recomendó una cita con salud mental.

Alisa no se sorprendió.

- ¡Hum! ¿Innecesario? ¿No? -su ironía me molestó.

-Volk -gruñó Alisa con clara voz de advertencia, él solo desvió la mirada.

- ¿Has pensado en ahora si ir a terapia?

-No lo sé...

Volk enmarcó una ceja.