милые дети

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≪niños encantadores≫

Cinco años atrás 

Poldosk, Rusia.

Alisa Smirnov:

-Esto es serio Alisa, no es posible -vi a mi madre caminar de un lado a otro.

Acepto mi culpa, mis impulsos son más fuertes que yo.

-Lo lamento -fueron las palabras que articulé.

-¿Qué lamentas? ¿Haberlo secuestrado? ¿Amordazado? ¿Qué es lo que lamentas?

- Я не хочу быть монстром «no quiero ser un monstruo» -me derrumbé ante mi madre.

Lo lamentaba, pero al parecer no era suficiente, ya lo había lamentado las otras cuatro veces, pero volvía a hacerlo, no quería ser mi hermano, no quería ser como él.

- Мне страшно «tengo miedo»

Mamá bajo toda guardia ante mis súplicas.

-No serás un monstruo -acarició mi cabello sentándose a mi lado- debes pensar más las cosas y no dejarte llevar por tus impulsos.

-Es fácil decirlo -reproché.

Recordaba los momentos en los que vi a mis padres hacer ese tipo de cosas, secuestraban, manipulaban todo para un buen fin... realmente sí lo era, se trataba de atrapar estafadores, asesinos, en fin, escorias vivas, siempre me llegué a preguntar si éramos héroes o villanos.

-Iras a terapia -impuso suavemente- todos iremos, la necesitamos.

Al siguiente día fuimos a un consultorio, ya se me había pasado un poco la melancolía y me había arrepentido de ir al doctor, sin embargo, el doctor tenía tanto tacto y paciencia y sobre todo no nos miraba raro, nunca podía hablar de las cosas que pasaban en casa con nadie, ya que cuando lo hice me llamaron loca, enferma y otras cosas que prefiero no recordar.

-Necesitarán terapia individual y familiar -recomendó.

-Así lo haremos -respondió mi madre, quien decidió comenzar la terapia ese mismo día.

Entramos a una oficina, la cual era espaciosa, adornada con cuadros y plantas.

-Soy el doctor Harry, un placer, ¿tu nombre es?

-Alisa -comenté algo tímida- es raro estar aquí, nunca pensé en necesitarlo -miré a mi alrededor fingiendo que nunca había estado en un psiquiatra, todo con la intención de manipularlo.

-Tengo tu historial -comentó suavemente- no te servirá de mucho.

Ahí me resigné.

El doctor comenzó explicándome un montón de cosas, en el momento en el que comenzó a conversar en aquel blanco y pálido consultorio decidí que quería ser como él, mi familia lo necesitaba, sobre todo mis hermanos, Volk era quien más me preocupaba, él era muy inteligente aún con su corta edad, era un problema andante, era agresivo, difícil de tratar, Tiana lo ayudaba con eso aunque había veces en las cuales hacían desastres juntos, él siempre había mantenido todo en su vida estable, sus emociones, sus sentimientos entre otras cosas, hasta que Tiana se autolesionó de gravedad y murió. Sin duda él era mi mayor preocupación.

Las citas pasaron y para mí, las cosas fueron mejorando con el tiempo, aprendí a manejar a Karl y sobrellevar a Volk. Mi familia era diferente, no solo nosotros cinco, sino mi familia.

Mis tíos, primos, abuelos, todo unos mal nacidos, no hay otra forma de llamarlos, con la terapia me di cuenta de que tantas cosas eran su culpa, de su maldita obsesión por el dinero y por el renombre. Yo provenía de una familia de investigadores, policías, corruptos, empresarios, de todo un poco, cuando mis padres tenían que irse de viaje nos dejaban a su cuidado, lo cual era peor que cualquier cosa.

En medio de la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora