Dolorosa verdad

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Momento presente

-¡Keer! -estaba incrédula, no era el niño de mis pesadillas, era todo un hombre.

-Keer -se apresuró Ángela- es mejor que regreses después, ahora tenemos que explicarle algunas cosas.

-Volk -llamó Alisa- podrías traer mi abrigo.

Volk miraba a Keer con ganas de matarlo, la mirada fría y oscura de Volk tenía un toque de rabia, él se levantó de mala gana y se dirigió a otro lugar.

-Si así lo ameritas Angela, volveré en otro momento -me sorprendió su tono de voz tan acogedor.

Él se fue y con eso el color volvió al cuerpo de Angela, quien palideció al verlo.

-Querida, puedes tomar asiento.

Todos estaban ahí. Alisa sostenía del brazo a Volk, las cosas se habían puesto tensas de un momento a otro.

-Ilia, lo que vas a escuchar puede ser fuerte, pero todos necesitamos el contexto de la situación, te contaré la historia de Winslet.

Abrí los ojos como búho asustado, por fin tendría la oportunidad de acabar con mis pesadillas.

-¿Dónde está? -pregunté con firmeza- quiero verla.

-No sé si...

-Soportaré -afirmé.

- Держись рядом с ней, Тьяго -ordenó Volk.

«Quédate cerca de ella, Thiago»

No entendí ni media palabra. Angela tomó una respiración profunda.

-Hace millones de años, existieron dos grandes reinos los cuales mantuvieron sus alianzas de paz hasta que uno de ellos se cegó por el poder, su ambición condeno a un pueblo a permanecer atrapado en el tiempo, la reina Sarka y el rey Arséni estaban dispuestos a dejar la dinastía y todos los lujos del reino para que su pueblo pudiera integrarse en el mundo moderno, en el mundo del que tú -me señaló- vienes, pero el reino amigo se convirtió en nuestro enemigo dejando solamente los fantasmas en busca de venganza, asesinaron a sangre fría a todos los miembros del castillo.

Por más veces que había soñado con ella, nunca había visto su rostro. Angela miró a los Smirnov, luego negó con la cabeza.

-¡Muéstramela! -Vociferé molesta.

Ella volvió a mirar detrás de mí. Estaba buscando la aprobación en Gian.

-¿Así que depende de usted? -me dirigí a él con desprecio- No tiene derecho. Ninguno tiene derecho a decidir si conozco o no su historia.

-Muéstramela ahora -repetí con mayor advertencia en mi voz.

Ella miraba con terror a la familia detrás de mí. Entendí que ella no haría nada, así que opté por intentar otra cosa. Todo estaba planeado, ellos sabían qué ninguno de los presentes era tan estúpido como para hacer que nos descubrieran, pero... ¿Si lo fuera? no me di tiempo de pensarlo, solo comencé a correr, salí de aquella casa sin saber muy bien a donde, tomé dirección al bosque, si gritaba o hacía que nos descubrieran podíamos morir, pensé en advertirles, pero ellos no me creerían capaz y por encima de las palabras están los hechos. Si quería tener información debía arriesgarme, así que eso fue lo que hice. Me detuve abruptamente cuando choqué con alguien.

-Ilia -sonó su cálida voz.

-Necesito esconderme -solté, no podían encontrarme, no tan pronto.

No me cuestionó. Me guio por un camino, la nieve se hacía más densa al igual que el frio. Nos detuvimos frente a lo que parecía ser un gran jardín.

En medio de la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora