En medio de la tormenta

Mi precioso error

Podía ver la nieve en mis pies, de forma borrosa vi que alguien sostenía mi mano, levanté la mirada para ver la estructura de la pintura, recordaba haber estado allí, recordé correr por sus alrededores, dejé de correr al ver una hermosa flor blanca.

Regresé mi atención a la habitación, el dolor de cabeza había pasado, me sentía confundida, ¿estaba confundiendo mis sueños con la realidad? Busqué en internet -Polaris-, no aparecía mucho, curiosamente se decía que era una región del oeste de Rusia -tragué grueso- Rusia no me traía tan buenos recuerdos, el orfanato, los hospitales...

No había muchas cosas que quisiera de ese país, sobre todo después de las palabras de aquel hombre -Ella va a encontrarte-. ¿Cómo iba a encontrarme?

Sacudí mi cabeza ante tantos pensamientos.

Se decía que no todos podían entrar a esta región, además que llegar era complicado por su variable clima, el artículo decía que era una región atrapada en el tiempo, que revelar lo que esconde era una prioridad para el presente gobierno ruso, recordé que los Smirnov eran investigadores, ellos deberían tener algún registro de Polaris. 

En alguno de los estudios debe haber algo; le llamé estudio a cada cuarto con documentos y en la mansión habían unos cinco ubicados en diferentes lugares, fui al de la planta baja, estaba la puerta abierta, a pesar de que eran muchos papeles todos estaban en orden, leí algunos que me llamaron la atención, no obstante, opté por seguir enfocada en lo que necesitaba, de puerta en puerta y fingiendo tranquilidad cada vez que pasaba alguien que ayudaba con la limpieza llegué al segundo. Demasiados archivos, todos en orden, pero nada que me sirviera; entré al último y deduje que si no estaban aquí estarían en el sótano.

Me apresuré a revisar cajón por cajón, pero no había nada.

-No me gusta que revisen mis cosas. 

La fría voz del padre de Volk hizo que diera un paso atrás.

-Lo-lo siento.

El padre de Volk me miró fijamente con su rostro serio, vi en ellos la misma indiferencia y desagrado que veía en Volk, no dijo nada más antes de irse. Volk esperó que se alejara para entrar en la habitación.

-¿Qué buscabas? -inquirió.

No respondí. por un momento, su expresión cambio de seriedad a comprensión total.

-¿Pasa algo? -preguntó con voz dulce.

Sí, voz dulce.

Las expresiones de su rostro eran tan... ¿Variables? 

 Volví a la realidad notando sus ojos en mis labios entreabiertos.

-Na-nada -me aclaré la garganta, mis manos estaban congeladas- yo solo... nada.

Otra vez lo hizo, volvió de comprensión total a una seriedad inminente.

-Mientes muy mal -repuso, volviendo a lo que para mí era realmente él.

-Igual que tú.

Enmarcó una ceja.

-¿Y en que te he mentido?

-En decir que me entiendes o cuando dijiste que tu familia estaba aquí por negocios.

-No mentí.

-Otra mentira.

No era idiota, su familia no tenía tantos negocios aquí, eran investigadores. Sabía que él no diría nada, entonces muchas posibilidades atravesaron mi mente, no me permití pensar si lo que hacía estaba bien, solo lo hice. De forma rápida tomé del sótano un espejo, lo lancé al suelo y recogí uno de los trozos más filosos, apunté el filo con dirección a su cuello.