CAPÍTULO 30

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Conflictos.

La semana seguía corriendo entre reuniones y reuniones, muchas firmas y papeleos. Sebastiano había hecho una propuesta, hacer de la marca BookWay una revista de libros, escritores y editoriales, y otra revista aparte de farándula, con la intensión de hacerse cargo de la parte de la farándula, podía decir con firmeza que sería excelente en eso. Su propuesta me pareció maravillosa, y la mayoría de los miembros de la mesa directiva estuvieron de acuerdo, pensado en el beneficio lucrativo que tendrían cada uno de ellos, el otro porcentaje que no estuvo de acuerdo, pensaban más en el asunto literario, y que BookWay dejaría de centrarse en la fabricación de libros importantes y se dedicaría a los chismes. Se dejaban guiar por el orgullo, se dividirán las oficinas para poder hacer cada cosa, así que se podría levantar de mejor manera la empresa.

Mis intereses laborales se habían disminuido inmensamente, solo pensaba en fiestas y mujeres, Sebastiano era lo suficientemente ordenado como para llevar el control, yo solo tenía el mayor puesto por haberme cogido bien a Mónica, aunque si rendí en mi trabajo anterior, había perdido el interés de esforzarme por alguna otra cosa. Por culpa del sexo perdí a mi mejor amigo, me enamoré de una cualquiera y tengo dos locas detrás de mi, que parece ser no dejaran mi vida tranquila.

Sebastiano Lucía y yo pasábamos casi todas las tardes en mi PH, tomábamos café y hablábamos estupideces. No había encontrado un café como al que solía ir las tardes luego del trabajo en la otra provincia, así que Lucía ordenaba de una franquicia de café popular en el país, no estaba mal pero extraño visitar ese lugar. Mientras las charlas continuaban, Mónica apareció sin previo aviso y entró como si está fuera su casa, aunque en realidad sí lo es. Lucía que estaba echada en el sillón se acomodó de manera inmediata para mostrar educación, y Sebastiano saludó de manera alegre a Mónica, al parecer el ya sabía de lo que sucedía entre ella y yo. Al percatarme de eso, decidí tener cuidado con cualquier movimiento que haga, Sebastiano podría informarle a Mónica mis acciones.

—¿Estuvo muy buena su fiesta?— preguntó Mónica sarcásticamente.

— de lo mejor— respondió Sebastiano intercaladamente.

Efectivamente Sebastiano le había hecho algún comentario, podría generarme un problema, pero había decidido que nada me importaría.

—aveces me cansas Mónica— dije con ironía.
—debo recordarte que estoy aquí solo por trabajo, si deseas despedirme hazlo— seguía con el mismo tono.

Mónica me miró y permaneció estática, el rostro de Lucía reflejaba dudas, Sebastiano intentó reírse para hacer del mal rato un momento chistoso.

—no estoy diciendo lo contrario— dijo Mónica mientras se acomodaba su cabello.
—pero es inevitable para mí sentir celos— su voz se tornó seria.

—ok... creo que Sebastiano y yo no deberíamos estar aquí— dijo Lucía un poco nerviosa.

El ambiente se tornó un poco tenso, hubo un pequeño silencio después del comentario de Lucía

—no puedo creer que una mujer se enamore de una persona tan déspota como yo— dije con un tono de voz alto mientras miraba a Sebastiano.
—solo me buscas por sexo— señalé a Mónica
—eso que sientes es solo un maldito deseo sexual— seguí señalandola.

Mónica tomó firmeza y soltó sus pertenencias que estaban en sus manos.

—acepto el sexo, por que es el único momento parental que puedo tener contigo— me señaló.
—al menos con el sexo puedo sentirme querida, ese pequeño instante que me das cuando me coges, es el único momento en el que me quieres— comenzó a llorar

El silencio cubrió la sala, la cara de Lucía era inigualable, parecía que había descubierto el mayor secreto del mundo, Sebastiano miraba un cuadro de Picasso que había en la pared más grande de la sala, su rostro era muy serio. Después de un breve instante ellos decidieron irse, nadie los detuvo y salieron por la puerta principal.

Luego de quedarnos solos, me acerqué a Mónica y le di un fuerte abrazo, ella lloraba repitiendo que me amaba, yo sin poder creerlo seguía consolandola para no sentirme tan basura, pero era muy difícil para mí creer que ella me amara, no hemos vivido las mejores circunstancias como para crear en ella un amor hacia mi. Franccesco no salía de mi cabeza, me preguntaba a mi mismo que sería de él, a pesar de que la empresa estaba en crecimiento y su nombre era el que se comentaba, no sabía absolutamente nada de él, quien manejaba los asuntos de esta empresa era yo, y por encima de mi estaba Mónica, así que Franccesco no aparecía, todo era extraño, pero prefería no meterme en la vida de Mónica.

Mónica permanecía en el suelo junto conmigo, lloraba desconsoladamente como si alguien hubiese muerto, yo sin ni siquiera haberle dado alas para que floreciera algún amor, me parecía un poco absurdo y estúpido esta situación, pero quise estar ahí para calmar lo que yo había ocasionado.

Luego en un pequeño instante secó sus lágrimas y me empujó para quitarme de su camino. —me quedaré aquí unos días—  dijo mientras caminaba a la cocina. Sacó una botella de vodka y comenzó a tomarlo puro, sin el jugo. Me asombró ver el cambio radical de estado emocional que había ocurrido en ese momento.

—quiero hacer un trío nuevamente— dijo mientras tomaba.
—la esposa de un empresario popular de la ciudad viene a visitarnos, quiere ser accionista de la empresa— tomé interés en sus palabras.
—tiene un cuerpo demasiado divino, así que la tentaré para que follemos— me miró con una sonrisa en su rostro.

No podía creerme la propuesta de Mónica, pero no puse objeción en ningún momento, aceptaría ese trío sin poner ningún tipo de objeción.

—bueno, tengo suficiente pene para las dos— dije de forma pedante.

—y corazón para nadie— respondió Mónica un poco molesta.

Decidí no hacer más comentarios y dejar que pasara el día, traté de alejarme un poco de ella para no crear un momento y que luego termináramos cogiendo, preferiría esperar a que su amiga viniera a visitarnos.

JHON FLETCHER -ÓRGASMO- (COMPLETO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora