CAPÍTULO 32

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Sentimientos.

Mónica se marchó nuevamente, lo pensó tanto para irse, es obvio que no me quería dejar solo con Marnie como representante de Good, mencionó que estaba pensando en cancelar el trato, se reuniría con Amanda en la otra provincia para poder llegar a un mejor acuerdo, no puedo creer que quiera perder un contrato de mucho dinero solo para que yo no esté cerca de Marnie, traté de convencerla de que no perdiera ese contrato, le advertí que si seguía con esa actitud yo me marcharía de la empresa.

Las reuniones avanzaban día tras día, Marnie en cada una de ellas, Sebastiano era quien me ayudaba a dar las largas charlas en cada reunión, debido a que mi concentración estaba fuera de lugar por la presencia Marnie, había teñido su cabello a un negro muy oscuro, se veía demasiado hermosa, las indirectas hechas por gestos fáciles no paraban de crearse, Sebastiano se dió cuenta de todo eso, pero no sabe quien es ella exactamente. Debido a todas las reuniones Marnie y yo nos fuimos acercando un poco más, pero le dejé en claro que sólo seríamos amigos, se le notaba entristecida y arrepentida, pero lo que comentó hizo darme cuenta que clase de mujer podría ser en un futuro. Me parece tanta casualidad que esté en este lugar representando a su empresa y justo tenga que hablar conmigo del tema, pero era tan imposible, cuando lográbamos reunirnos las conversaciones pasaban a ser discusiones de lo sucedido y llantos de Marnie más el pedido de mi perdón, así que decidí que todas esas charlas sobre negocios las mantuviera con Sebastiano.

—ha pasado una semana y no quieres tener tanta relación con ella— dijo Sebastiano en una pequeña sala.
—creo que es de quien Mónica me habló— mencionó.

—lo único que quiero es que no hagas mención de nada— lo señalé.
—estoy cansado de ser fastidiado por Mónica— cruce mis piernas.

—no entiendo como puedes negarte a Mónica, es una mujer sumamente espectacular— exclamó Sebastiano mirandome fijamente.

—no entenderías nada— me levanté y caminé a la salida de la puerta, volteé y mencioné.
—espero no ser traicionado por ti— cerré la puerta y me fui.

Tuve dos semanas de tranquilidad, pero Marnie había vuelto a dañar mi mente, como la primera vez que salimos, esta vez era mucho más difícil, existía el deseo de mi corazón, que me hacía querer estar con ella, y mi mente que me decía constantemente que podría salir muy perjudicado si aceptaba volver.

Salí de las oficinas, iba rumbo al estacionamiento del edificio a buscar mi auto, Marnie estaba justo en mi auto esperándome, no se que hacía ahí, su empresa le había entregado un auto a ella para hacer cualquier trámite incluso para su uso personal. Mi corazón se paralizó por un momento, solo caminé hasta la puerta del auto sin voltear a verla.

—tengo entendido que no has encontrado un café— dijo Marnie con una sonrisa en su rostro. Ella jugaba con las llaves de su auto.
—descubrí uno muy bueno, quiero invitarte— miró al suelo.

En ese momento no supe que decir, pero me costó ser pedante, así que no pude negarme. Me monté en su auto y tomamos camino al café, en el trayecto no paraba de mirarla, ese rostro tan hermoso, detrás de un volante, se veía tan extraño, todo había cambiado en tan solo 3 meses, Marnie parecía otra persona, un poco más madura, pero aún es ésta chica de 22 años que quiere experimentar.

—estoy enamorada de ti Jhon— dijo luego de poner seriedad en su rostro.

—me cuesta creer en eso— fue mi respuesta, un poco arrogante.

—¿crees que haría todo esto solo por gusto?— preguntó.
—eres mi primer hombre, me entregué a ti, y no quiero hacerlo con nadie más— dijo con voz cuarteada.

—¿quieres que sea mas arrogante?— pregunté con sarcasmo.

—se que mencionaras lo de Robert, no sé qué pasó, me dejé influenciar por katrin, siempre me dejo influenciar por ella—

El trayecto al café siguió sin más palabras, llegamos al lugar, un poco alejado de mi PH, la fachada es un tanto vintage, el olor es sumamente exquisito, Marnie se atrevió a pedir por mi, es obvio que ya sabía que pediría, tomamos asiento para hablar ciertos temas del trabajo, admito que verla sonreír me hacía querer besarla, anhelaba sus labios nuevamente, pero toda la situación había cambiado por completo mi personalidad. Comenzamos a hablar sobre Carlos, le comenté que estaba en esta ciudad, pero que aún me odiaba, Marnie se ofreció a hablar con él, quería explicarle que fue Nina la quien llegó de la nada a hacer todo eso, preferí que no, Carlos estaba viviendo una felicidad ficticia y no podíamos quitársela, se que la decepción lo haría madurar.

Le pedí a Marnie que por favor me llevara devuelta al estacionamiento del edificio, debía buscar mi auto y seguir a casa, eran casi las 7 de la noche y quería bañarme y descansar un poco, aceptó sin ningún problema, ver a Marnie ser mi chófer era extraño, hacía chistes sobre eso mediante la marcha, ambos nos reíamos, parecía que habíamos creado un vínculo amistoso, por momentos mi rencor desapareció.

Llegamos al estacionamiento, pero no me quería bajar del auto, hubo un silencio incomodo, Marnie tiró su asiento hacia atrás y lanzó sus piernas sobre mi, su vestido negro hacía que sus piernas lucieran espectaculares, sumamente divina —hablemos un poco mas— dijo mientras me miraba sonriente, estaba casi acostada, recostada sobre la puerta del piloto, y sus piernas estiradas encima de las mías, inconscientemente yo las acariciaba mientras teníamos conversaciones, me sentía nervioso, como la primera vez que tuve relaciones, no sabía que hacer, no me sentía cómodo, pero me sentía entusiasmado.

—vamos a hacer una locura— dijo Marnie mientras se sentaba encima de mi.

Mi corazón se volvió a paralizar, y de manera inmediata apreté sus nalgas. Marnie me besó, mientras movía su cuerpo lento, frotando por encima de mi pantalón de oficina, —se que te encantan mis locuras— exclamó mientras me besaba. A pesar de desearnos tanto el beso y los movimientos eran lentos, mi erección se hizo notar mientras ella continuaba la acción. Me sentía en las nubes, no podía creer que esto estaba sucediendo, lo desee tanto, no sólo por el deseo sexual, si no porque realmente me gusta esta mujer, su sonrisa, su manera directa de decir las cosas, ella logró vencer a mi orgullo. —atrás hay más espacio— dijo mientras se lanzó como si fuera una piscina. Comencé a desvestirla muy lento, sus senos sutilmente pequeños muy hermoso, que hacían un juego perfecto con su cuerpo, gracias a ella me di cuenta que los senos así hacían ver a la mujer mucho más deseable. Comencé a besarla por el cuello, pasé por su pecho y llegué a sus pezones, ella seguía haciendo movimientos curvos encima de mi. Terminé de quitar su vestido, ella se acostó sobre el asiento, quité su panti y ahí estaba lo más hermoso que podía haber visto, me boca hecha un río, mi corazón muy acelerado y la emoción de estar ahí hacían de mi deseo mucho más fabuloso. Mi lengua rosaba su entrepierna con mucha sutileza, veía sus ojitos verme con esa expresión de morbo, mientras yo continuaba con él sexo oral, usaba mis dedos para complementar la satisfacción, ella usaba sus manos para halar de mi cabello, y en ocasiones hacerme subir para besarme, era una situación única, mi boca seguía babeando solo por tener su vagina en mis labios, era un sabor exquisito, una textura divina, y una sensación espectacular, no hizo falta mi satisfacción pues el simple hecho de hacer eso me satisfacía muchísimo.

Terminamos el acto sin haber tenido sexo completamente, Marnie se reía y me miraba muy emocionada, yo me sentía apenado —puedo hacerte sexo oral si lo deseas— dijo Marnie ofreciéndose, pero prefería que no, estaba tan impactado que no sabía que quería exactamente, así que me negué de inmediato, acaricié su cabello y la volví a besar, amaba besarla, y estoy seguro que ella disfrutaba de besarme también.

Llegué al PH un poco impactado, sentí que nada había sucedido, que todo fue un sueño, como si lo maravilloso que sucediera solo fuesen ilusiones, pero esto trajo nuevamente un debate mental, es obvio que extrañaba a Marnie, que un la quería, y que doblega mi orgullo, me preocupaba más eso que mi arrogancia, tenía el presentimiento que Marnie podría dominarme a su antojo, hoy logró doblegarme, ni siquiera lo hice por mi placer, lo hice por la atracción y los sentimientos que siento por ella, pero amé cada segundo que pasamos.

Dedicado a M. A.

JHON FLETCHER -ÓRGASMO- (COMPLETO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora