Capítulo 38:
Al otro día llamé al teléfono de Abel para darle la noticia de su paternidad, pero no contestó ninguno de mis llamados, como siempre. Me entristecía tanto que hiciese como si nunca hubiese existido algo entre nosotros.
Los días pasaban, a veces rápido, y otras veces parecían milenios, pero con ellos llegó el mes de septiembre. Mi embarazo llevaba 17 semanas y ya podía ver cómo crecía de a poco mi linda pancita.
Una mañana me desperté muy extraña debido a un sueño que había tenido. Me había encontrado con Natasha, se la veía enfurecida, y me estaba retando.
…-Tú y tus hijos vivirán en secreto como yo. –Dijo Natasha en mi sueño…
Lo tomé con el único significado que encontré, la gran necesidad que sentía en el fondo de que Abel supiese la verdad y mi miedo a que toda esta pesadilla fuese cierta y nunca más volviera a estar entre sus brazos. Decidí comunicarme con alguien de su familia, con sus padres no podría hacerlo, no me daba la cara para llamarlos luego de todo lo que había sucedido. Mi única esperanza era que Ariel me contestara el teléfono, pero la situación me incomodaba luego de nuestra última conversación. Lo llamé con identidad privada, para suerte mía, no tuve que esperar.
-¿Hola? –Preguntó Ariel al contestar. -Ariel, no cuelgues, por favor. Soy Samantha, necesito hablar contigo. -Creí que ya no había más nada que hablar, Sam. Me pones en un momento incómodo si mi hermano se entera de que hablo contigo. -Es que no tengo otra alternativa, Ariel, tu hermano no me contesta los llamados… -¡Qué raro! Está tan cambiado, yo juraría que si tú lo llamases si quiera una sola vez, él se alegraría tanto… -Se quedó callado. –De acuerdo, dime, rápido. -Hice una nueva prueba de adn, Matías me engañó, mis hijos son tus sobrinos. -¿Qué dices? –Pegó un grito. -¿Estás realmente segura? -Jamás he estado más segura, Ariel. Abel va a ser papá. –Se quedó callado, sin decirme nada. -¿Te encuentras bien? -Oh, sí… Es sólo que… déjame aclarar mi cabeza y asimilar lo que me estás diciendo. Si esto es cierto y me tomó por desprevenido a mí, imagina con mi hermano. Debes darnos un tiempo. -De acuerdo, lo que quieras.
Iba a esperarlo el tiempo que él quisiera, me había sacado un gran peso de encima ya, al saber que alguien de la familia Pintos ya sabía la verdad. Pero, como siempre, mis grandes momentos se veían atañidos por algo. Y es que era ese algo en nuestro destino que jamás dejaría que volviésemos a ser lo que fuimos.
Una semana después de hablar con Ariel, vi una noticia que me sacaría de mis caudales. Una foto publicada en un importante periódico online me hacía dar por enterada de que ya había alguien ocupando mi lugar. Sí, lo que le pasó a Natasha me estaba pasando a mí. En la foto se los veía a Abel con una chica de cabello castaño claro, abrazándose, él la tenía agarrada por la cintura, muy cerca el uno del otro. No pude resistir a la furia y las lágrimas comenzaron a hacerse notar en mis ojos. Había sido tomada hacía 6 días, un día después de mi charla con Ariel. Con poca fuerza leí la noticia.
Parece que el cantante busca a su verdadero amor. En esta foto tomada el pasado 6 de septiembre, vemos a Abel Pintos junto a una linda mujer en el mejor momento de su vida, ya que dentro de poco lanzará al mercado su nuevo disco llamado ABEL.
Luego de haber perdido a su futura esposa, Natasha Fernández, y de haberse mostrado en escenas románticas en el aeropuerto de Mendoza con Samantha Agrelo, hoy lo vemos con esta despampanante mujer a su lado. ¿Será que el señor Pintos encontró realmente a su musa inspiradora?
No creía lo que leía. Todas mis esperanzas se vieron pisoteadas en el suelo. ¿Su musa inspiradora? Ariel me había dicho que si Abel recibía un llamado mío se pondría alegre, y ahora ya está con otra. Había algo que no me cerraba en lo más mínimo.
