Lo único a lo que le temia sobre querer a Jason era las consecuencias que debía pagar al ser parte de mí. Soy peligrosa, no puedo querer a las personas, de una u otra forma salen lastimadas.
Tenía mi mano debajo de la nuca de Jason, tomé su pulso por su cuello pero no hubo respuesta. Miré sus manos y tenía ambos brazaletes, los cuales había usado, los tomé con respeto y me puse de pié secando las lágrimas que corrían por mis mejillas.
Entré a lo que era su casa y tomé el traje que me había dado y salí del lugar antes de que la policía llegara, me paré en la esquina del edificio que estaba a un lado y vi como las ambulancias se llevaban su cuerpo mientras las luces de las patrullas daban en mi rostro.
Una parte de mi vida había estado ahí, fue muy poco tiempo pero de verdad quería esa vida. caminé hasta el hangar que Jason había mencionado y subí a la única avioneta, debía emprender viaje.
NUEVA YORK - SEATTLE
Estaba sobrevolando la ciudad, la luz del amanecer estaba iluminando mi cara mientras miraba al frente con ojos llenos de lágrimas.
Había visto un lugar despejado, no me importaba lo que le pasara a la avioneta, simplemente quería llegar con mi padre, si es que seguía vivo.
Bajé hasta la montaña despejada y la aterricé no con tanta precisión. Abrí la puerta y di un pequeño salto para salir. Debía caminar un par de horas, ya que habia que recorrer gran parte del bosque para llegar a mi antigua casa.
Después de un largo rato caminando; sabía que me estaba acercando, podía reconoces partes del lugar... Al fin había llegado, miré la casa de frente y parecía bastante tétrica por lo abandonada que estaba, caminé hasta la vieja puerta y traté de abrirla pero ésta estaba atorada.
Usé mi hombro para lograr abrir la puerta y entré. Todo era como antes, la madera del piso tronaba al igual que los vidrios rotos de cuando eso pasó.
Caminaba mientras tocaba con delicadeza los muebles, cada parte de la casa me traía recuerdos. Subí al segundo piso y entré a lo que era mi habitación, también me recordaba cosas no tan buenas así que decidí salir y caminar a la habitación de mis padres.
Me senté sobre la cama, del lado de mi madre mientras acariciaba su almohada. La extrañaba mucho, fue la única persona que me dio un afecto inmenso y me defendía durante mi niñez. Las lágrimas comenzaron a llegar, pero decidí interrumpirlas.
Mis ganas por saber la verdad y como había ocurrido me ganaron.
Busqué en las cosas de mis padres pero todo estaba lleno de polvo y no había nada que me interesara. Recordaba a la perfección la charla que tuvieron esa noche, como mi madre negaba que me llevaran a un lugar, y ahora se a cuál se referían.
Abrí el armario y miré la ropa de mi madre, le quité el polvo y guarde algunas cosas en una mochila que estaba por ahí.
Quité mi traje, lo guardé y me puse una bonita chaqueta que mi madre tenía. Salí de la casa y caminé hasta donde Jason vivía.
Su casa estaba por un lugar un poco más poblado, llegué hasta ahí y trate de abrir la puerta de la cerca de madera que estaba en el patio pero el ruido de alguien abriendo la puerta de la casa me alertó.
De ahí salió una linda niña que me vió con asombro.
— Oh, lo lamento pequeña, me equivoqué de casa... — dije antes de que pudiera gritar.
De pronto una mujer había salido de la casa.
— Entra. — dijo mirando a la pequeña, a lo cual ella corrió dentro.
— Hola, ¿se te ofrece algo? — preguntó amablemente.
— No, lo lamento, un amigo vivía acá hace algunos años y creí que la casa no estaba habitada...
— Oh... Bueno, acá solo vivimos mi hija y yo, tenemos unos meses que nos mudamos y...
— ¿Como cuántos? — interrumpí.
— Unos seis o siete meses... — respondió con confusión.
— ¿Conoció a los dueños antiguos?
— Bueno... Era una pareja adulta...
— Su apellido... ¿Lo recuerda? — pregunté cada vez más desesperada.
— Cusick... Si, algo así. — respondió.
Llevé mis manos a mí cabeza con desesperación y coraje. Luego agradecí a la chica por darme la información y me marché. Tenía que buscar a mi padre...
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𝗥𝗘𝗗 𝗥𝝝𝝝𝗠 || 𝖰𝖴𝖤𝖤𝖭 𝗈𝖿 𝖡𝖫𝖮𝖮𝖣
Action𝑫𝒂𝒏𝒊𝒆𝒍𝒍𝒆 𝑷𝒂𝒓𝒌, 𝒖𝒏𝒂 𝒂𝒔𝒆𝒔𝒊𝒏𝒂 𝒆𝒏𝒕𝒓𝒆𝒏𝒂𝒅𝒂 𝒔𝒖𝒑𝒆𝒓𝒂 𝒔𝒖𝒔 𝒕𝒓𝒂𝒖𝒎𝒂𝒔 𝒎𝒂𝒓𝒄𝒂𝒅𝒐𝒔 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒉𝒂𝒃𝒊𝒕𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒓𝒐𝒋𝒂... 𝑺𝒊𝒏 𝒊𝒎𝒑𝒐𝒓𝒕𝒂𝒓 𝒆𝒍 𝒑𝒓𝒆𝒄𝒊𝒐. ⴵ