1995 Estados Unidos
Tenía once años, mi vida era... preocuparme por Henry, el chico que confiaba en mí,
Él era golpeado y abusado por sus padres, no podía hacer nada ya que eran peligrosos y violentos. Todas las tardes me salía de mi casa y caminaba hasta la suya, estaba un poco lejos ya que mi casa estaba rodeada de un gran bosque. Llegaba con él y estaba un par de horas, charlabamos sobre nuestros gustos y hacíamos promesas estúpidas, cómo cuando prometí jamás abandonarlo...
Mi padre era duro conmigo, hacía cosas que definitivamente un buen padre no le haría a su hija. Él me enseñó muchas cosas, que aunque ahora y en ese entonces no me gustaban, sin eso no sería lo que soy ahora... A pesar de todo, yo lo amaba...
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Estaba caminando descalza por el largo pasillo de mi casa, todo estaba oscuro, cosa que nunca me dio miedo.
Caminé hasta la habitación de mis padres, los escuché discutir fuertemente y me asomé por la puerta entrecerrada.
— ¿De que estás hablando Harald? No puedes hacerle ésto, ¡quieres hacerle algo que le arruinará la vida!
— Estas equivocada... ¡Quiero salvarle la vida! — gritó agresivamente.
Ese grito me asustó, pero lo que de verdad me asustó fue el rostro de mi madre, bajó su mirada luego del grito y retrocedió unos pasos.
— Tal vez eso es lo que crees, llevarla ahí para que no puedan lastimarla... Tú sabes bien lo que hacen en ese lugar, Harald.
Era tonta, caminé hacia mi habitación, triste, con miedo y con muchas preguntas sobre mi cabeza luego del completo silencio entre mis padres.
Mi padre salió de la habitación acelerado, diciendo que había escuchado un ruido, me vió parada ahí y se arrodilló conmigo.
— Cariño, escúchame bien, ¿recuerdas a tu amigo? El niño con el que jugabas. — decía acelerado.
Yo simplemente asentía con la cabeza esperando a que mi madre saliera de la habitación.
— Quiero que vayas hasta la puerta en silencio, no prendas ninguna luz, agarra tu chaqueta y corre hasta su casa, corre y no pares pase lo que pase ¿entendido? — su tono de voz era bajo pero cada vez se hacía más acelerado.
— Recuerda lo que te enseñé, si tienes que usarlo úsalo sin dudar. Iremos en un rato, mientras espera con él.
Besó mi frente, tomó mi chaqueta y me la dio.
Bajé por las escaleras en silencio mientras silbidos de muchas personas sonaban fuera de mi casa, era aterrador. me senté en un escalón y comenzar a hiperventilarme mientras escuchaba movimiento en el piso de arriba.
El grito de mi madre seguido de escuchar las ventanas romperse me trajo a la realidad de nuevo.
— ¡Cariño ve!
Sentí como si algo pasara dentro de mí, algo que me dio fuerzas de dejar a mis padres cuando docenas de hombres con trajes negros y cuchillos entraban a mí casa por las ventanas del piso de arriba.
Corrí por el bosque, los silbidos los escuchaban cada vez más lejos pero el terror incrementaba, tropecé con una rama, al voltear y ver que a lo lejos tres hombres corrían hacia mí. Me quedé quieta sobre el piso hasta que escuche a varios hombres hablar cerca de mí.
Cubrí rápidamente mi cuerpo de hojas y ramas evitando así que ellos me vieran. Esperé unos minutos y ellos se había ido, me paré con mucha agilidad y seguí corriendo. Llegué a la casa de Henry, la cual conocía más de lo que mis padres creían.
Trepe por delante de su ventana y la toqué levemente, pero él estaba dormido.
— Henry, ¡Henry! — elevé mi voz.
Él se había despertado, miró asustado a su ventana y corrió a abrirme luego de ponerse sus lindos anteojos azules.
– Dani, ¿que haces acá a ésta hora? No hiciste ruido... ¿verdad? Estás llena de hojas...
— ¿Puedo pasar? — fue lo único que respondí.
Antes de que pudiera contestarme; un gancho atravesó mi hombro, se abrió al salir por el otro lado y una cuerda me tiró al piso luego de dar un fuerte grito de dolor.
La cuerda me arrastró por la calle mientras Henry gritaba asustado mi nombre...
Mi hombro dolía, miraba el gancho y luego miré la cuerda aterrorizada.
Uno de los hombres con traje negro estaba ahí. Me tomó del cabello corto y castaño que tenía y me cargó con brusquedad mientras gritaba de dolor.
Corrió hasta un camión negro que estaba a unos metros hacia el bosque, me tomó nuevamente del cabello y me arrojó dentro del camión luego de sacar fuertemente el gancho de mi hombro.
Estaba muy asustada, llorando y preguntándome si le harían algo a mis padres o a Henry...
El hombre subió al camión, tomó el volante y habló en ruso con el hombre en el otro asiento. Arrancó y aceleró con fuerza haciendo que rodara por la parte trasera y pegara fuertemente en mi cabeza.
Vuelta a la izquierda, perro ladrando, autos, silencio...
En mi mente memorizaba cualquier sonido o movimiento, cosa que mi padre me había enseñado. Miraba las luces de la calle por una pequeña ventana blindada en la parte trasera. trate de romperla pero no logré nada.
Después de unos segundos un fuerte golpe en la parte de arriba del camión sonó. se abrió una de las puertas delanteras y el camión se movió bruscamente, luego éste se detuvo por completo.
Escuché unos pasos acercándose, creí que eran ellos, abrieron la puerta y ví a mi padre con un extraño atuendo negro y una máscara que se quitó al verme. Corrí hacia él y me abrazó al mismo tiempo que ambos llorabamos.
— ¿Y mamá? — pregunté entre llantos.
— Tranquila pequeña, juro que jamás volverá a pasar algo así. — fue lo único que respondió...
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𝗥𝗘𝗗 𝗥𝝝𝝝𝗠 || 𝖰𝖴𝖤𝖤𝖭 𝗈𝖿 𝖡𝖫𝖮𝖮𝖣
Acción𝑫𝒂𝒏𝒊𝒆𝒍𝒍𝒆 𝑷𝒂𝒓𝒌, 𝒖𝒏𝒂 𝒂𝒔𝒆𝒔𝒊𝒏𝒂 𝒆𝒏𝒕𝒓𝒆𝒏𝒂𝒅𝒂 𝒔𝒖𝒑𝒆𝒓𝒂 𝒔𝒖𝒔 𝒕𝒓𝒂𝒖𝒎𝒂𝒔 𝒎𝒂𝒓𝒄𝒂𝒅𝒐𝒔 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒉𝒂𝒃𝒊𝒕𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒓𝒐𝒋𝒂... 𝑺𝒊𝒏 𝒊𝒎𝒑𝒐𝒓𝒕𝒂𝒓 𝒆𝒍 𝒑𝒓𝒆𝒄𝒊𝒐. ⴵ