capítulo 1: Una fatídica tarde

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29 de Septiembre de 1995

Hoy es una noche lluviosa, estoy en la sala jugando con mi gato Escanor, un lindo felino color amarillo con blanco, cuando escucho sonar el teléfono de mi casa.

 —Buenas noches, sí aquí vive el señor Leonardo Valencia —escucho la voz de mi mamá.

— ¡NO! eso no puede ser verdad señorita —de repente suelta un fuerte grito, sin saber que pasa me acerco a ella corriendo, veo que lágrimas caen por su rostro lleno de dolor.

Cuelga el teléfono y se sienta en el sillón.

—¿Qué pasa mami, por qué lloras? —le pregunto con voz temerosa, nunca la había visto llorando así.

Me abraza fuertemente y me dice con voz entrecortada algo que me deja aterrada.

—Hija tu papi tuvo un accidente en su auto y murió, ya no lo volveremos a ver —al escuchar la palabra murió comienzo a llorar, a pesar de ser una niña entiendo lo que significa. Después de varios minutos abrazadas, mamá rompe el silencio.

—Merlín ¿Por qué no vas a tu habitación? y en una mochila guardas poca ropa. Tenemos que ir a casa de Marcus a decirle lo de papi —se levanta del sofá y va a la cocina.

— Sí mami —aún sigo llorando, no puedo creer que papá no vaya a regresar conmigo como lo prometió antes de irse.

Entro a mi cuarto y lo primero que veo en la mesita de noche es una foto de papá y mía sonriendo arriba de los columpios en el parque, nuestro lugar favorito para jugar a las escondidas. Papá era un hombre muy guapo, alto, pelo castaño, usaba anteojos y tenía una barba que raspaba cuando me daba besos. Ahora solo le doy un beso a la fotografía a través del vidrio. Abrazo la foto muy fuerte a mi pecho y vuelvo a llorar, las lagrimas corren por mi cara y llegan a mi cuello, después de un tiempo dejo la fotografía en la mesa.

Agarro mi mochila para empacar la ropa que me dijo mami, abro el cajón y saco mi camiseta favorita con un dibujo de la sirenita, mi película de disney favorita, porque papá decía que Ariel tiene el mismo color de cabello que el mío, también guardo un pantalón y una sudadera porque hace frío.

Sigo con mi pijama de ositos puesta y no tengo pensado cambiarme, no me siento con ganas de hacerlo, aunque cuando vamos a la casa de los Ferrer mamá siempre insiste en que me ponga bonita, de repente pienso en que voy a tener que  ver a Andy, su hijo es un año mayor que yo y no me gusta pasar tiempo con él, porque me molesta mucho, me jala el cabello y me dice cabeza de zanahoria, porque soy pelirroja. Obvio que yo no me dejo y cada vez que me jala el pelo yo le respondo golpeándolo en el brazo, aunque claro no se compara nuestra fuerza.

Al terminar de empacar salgo de mi habitación, llego de nuevo a la sala y mi mamá me está esperando con una mochila de ella en el piso, parece que ya está más tranquila ya no llora pero, sus ojos se ven hinchados de tanto hacerlo, tiene maquillaje negro embarrado en su cara. En la mesa del centro de la sala está una taza vacía eso quiere decir que se tomó un té. No me gusta ver su rostro triste, pero yo me siento igual.

—Es hora de irnos hija —me dice con una voz ronca que no es común en ella.

Salimos de la casa y veo que mi gato está sentado en la banqueta me despido de Escanor le acaricio su lomo, mientras le digo que papá ya no va a regresar y que tampoco jugará con nosotros, lo meto a la casa para que no se vaya a perder.

Afuera ya nos está esperando un taxi aunque mi mamá tiene su propio auto en estas condiciones no puede conducir, durante el trayecto a la casa de los Ferrer fuimos abrazadas y llorando al recordar las veces que papá manejaba para llevarnos al cine, a la plaza comercial y a comer helados, el de vainilla era su favorito, ya no podré ver a alguien comer un helado de ese sabor sin recordar a papi, ante ese recuerdo comienzo a llorar de nuevo al mismo tiempo que la lluvia comienza a caer más fuerte, ese detalle lo hace aún más triste.

Tú, ¿Mi hermanastro?  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora