Capítulo final

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No podía creer lo que veían mis ojos, frente de mí estaba la persona que intentaba olvidar con otra persona la cual estaba a punto de llegar.

Espero que se le haya ponchado una llanta a la carcacha o su tío Jorge lo tenga ocupado haciendo cualquier tontería.

—¿Puedo pasar? — pregunta mirando hacia la pared ignorándome a mí.

Quisiera gritarle que no, que se regrese por donde vino, pero una parte de mí quiere tenerlo cerca. Este tiempo que estuve sin verlo no resto a la jodida atracción que siento por el idiota.

Se ve bastante bien con ese nuevo look que trae, su cabello está más corto, además ya no tiene el piercing en el labio.

—Es tu casa también — respondo quitándome para que pueda entrar.

El aroma de su loción llena la sala y respiro profundamente, extrañaba ese olor aquí en casa, la loción del gringo es distinta.

—Ya no lo es, Merlín.

Se sienta en el sillón mirando el tazón de palomitas, las cervezas y el DVD listo para poner la película. Eso era algo que él y yo hacíamos seguido.

—Si lo es, ¿A qué vienes? — no puedo evitar preguntarle.

Yo me acomodo al otro extremo de la sala y me siento en una silla del comedor, no podría sentarme a un lado de ese hombre con quien no he dejado de tener pesadillas donde seguimos juntos.

Quisiera decirle que mi piel extraña su cuerpo y sus besos, pero me calló al ver su cara de pocos amigos, no es el momento.

El que haya regresado me sirvió para darme cuenta de que no lo he olvidado.

—Si te digo que ya no es mi casa, créeme. En este documento esta la renuncia a este departamento, mi abogado se estuvo encargado de esto a distancia — en su mano tiene un sobre amarillo que abre y saca una hoja entregándomela.

¡QUÉ!

No sé como sentirme con esta inesperada noticia, sinceramente cuando lo vi afuera del apartamento pensé que venía a rogarme y que iba a regresar a vivir aquí conmigo.

—¿Por qué? — es lo único que puedo decir, estoy en shock.

Sus ojos conectan con los míos y ya no hay ese tonto brillo que según Yanis había cuando me veía. Estoy segura que me sigue odiando como cuando se fue de aquí.

—¡Tienes el descaro de preguntar porque lo hago! —eleva la voz. —No tiene caso que siga siendo el dueño de algo donde no tengo nada que hacer.

Si fuera una descarada le dijera que él sigue siendo mi dueño, pero como no lo soy no digo nada.

—No tienes por qué hacerlo, estos meses no has estado aquí y sigue siendo tu apartamento también, incluso podrías rentármelo o si se te da la gana rentarlo a otra persona.

Él niega con la cabeza.

—También es tu departamento, es la herencia de tu padre, quédate tú aquí — dice.

—Pero...

Intento hablar, pero Andy me interrumpe.

—No voy a cambiar de opinión, ya tome la decisión. Además ya firme sólo falta tu firma — me entrega el documento con una pluma azul y efectivamente ya tiene su firma.

Me doy cuenta que en la muñeca de su mano lleva puesta una pulsera con la letra S, eso genera una gran curiosidad. A lo mejor se trata de una mujer que sea su novia. Quiere decir que no me amaba como decía, por qué quien olvida al amor de su vida en unos cuantos meses.

Tú, ¿Mi hermanastro?  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora