Andy
Hoy es un día soleado, distinto al día de ayer donde la lluvia estuvo presente toda la mañana y parte de la tarde. Aún quedan algunas nubes grises regadas por el cielo.
Esta tarde quede de ir con Esteban al parque, ya que los sábados se practica el skate.
Esteban es un viejo amigo de cuando iba a la secundaria y preparatoria, hace una semana me lo encontré en el bar y me invito a unirme a su grupo de patinetos, porque les hacía falta un integrante.
Estoy muy emocionado de volver a practicar ese deporte que me gustaba tanto cuando era un adolescente rebelde.
Agarro la nueva patineta negra con calaveras blancas que compré junto al equipo de protección como lo es el casco y las rodilleras para no lastimarme más de lo necesario en caso de caerme.
Ha pasado un mes desde que vi a Merlín con ese tipo en la T.V. ojalá pudiera decir que ya me olvide de su maldita existencia, pero no, sigo pensando en ella a pesar de que mi padre me dijo que habló con Julianna y ella le platico que la pelirroja sale con ese tipejo que ahora sé es sobrino del jefe de Merlín.
También me entere que ella ya regreso a vivir al que era nuestro apartamento, me dolió bastante imaginarla con él compartiendo la cama, el sillón, el baño; los lugares donde la hice mía.
Cierro la puerta del apartamento y voy al parque.
Al llegar al parque me doy cuenta que luce un poco abandonado, los columpios no sirven y una resbaladilla está quebrada. Uno que otro árbol está secándose.
Para llegar a la pista con rampas tengo que atravesar el pequeño campo de béisbol, hay unas personas jugando ese deporte no presto atención hasta que veo que una pelota de béisbol viene directo hacia mi cara bonita, como puedo la detengo con mi mano. Hago una atrapada digna de un jugador profesional.
Escucho voces gritando que les devuelva la pelota.
Una silueta se va acercando a mí, levanto la mirada encontrando frente a mi cuerpo una muchacha que llama mi atención, su cara parece de una muñeca de porcelana, sus ojos color miel me dejan sin habla.
—¿Me das mi pelota? por favor — su voz es demasiado dulce y aniñada.
Recorro su cuerpo con mi mirada, es algo chaparra apenas llega a la altura de mi pecho. Su cabello café le llega a la mitad de su espalda y eso que lo tiene recogido en una coleta.
Le devuelvo la pelota y me sonríe, los gritos de las demás personas que esperan regrese me saca de mi embobamiento.
—Gracias — habla ella y se va corriendo.
La sigo observando hasta que se detiene con sus acompañantes y comienzan a jugar de nuevo.
A lo lejos veo a Esteban haciéndome señas con la mano y troto hasta donde está con otros hombres.
—Qué onda cabrón, parece que alguien conoció el amor a primera vista y se olvido de esa zanahoria — se burla.
Cometí el error de contarle la historia con la pelirroja a Esteban la noche que estaba cayéndome de borracho.
—Esa babosada del amor a primera vista no existe, te caíste de la patineta ya ¿verdad güey?
—Ya pues perdón — se pone el casco ocultando los rizos de su cabello, por esa razón le apodamos el borrego.
Me pongo las rodilleras encima de mi jeans negro entubado y coloco el casco no quiero partirme la cabeza en mi primer día.
Hago diferentes trucos con la patineta sin romperme un hueso. El sol esta por ocultarse y es hora de irme a casa, me despido de mis compañeros skatos.
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Tú, ¿Mi hermanastro? (Editando)
RandomMerlín y Andy son dos adolescentes que se conocen desde que eran niños, sus papás fueron amigos, pero por un secreto inimaginable que sucedió entre sus padres hicieron que los jóvenes se dejarán de ver durante 10 años. Un día a ambos les llega una...