Capítulo 28

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El reloj del apartamento marcaba las 12:30 am cuando salí de ahí, no puedo creer que Andy me corriera, así como así y menos a esta hora. No podía mentirle y decirle que también lo amo. Quise explicarle lo que siento exactamente, pero no me dejo.

Estoy en la banqueta del edificio esperando que llegue Yaneth por mí, fue a la única persona que pensé en llamar para que me ayudara, a casa de mi madre ni loca volveré. Los maullidos de Salem llenan de sonido la silenciosa noche.

La luna ilumina la calle solitaria, el edificio está a oscuras al igual los locales que están frente a éste; no me da miedo la oscuridad, pero después de lo ocurrido en el callejón prefiero estar alerta.

—Cállate un rato, Salem — regaño al gato negro que me acompaña y no se ha callado ni un minuto desde que lo metí a la jaula transportadora.

En lugar de callarse maúlla más fuerte.

—Gracias por obedecer — murmuro sarcástica como si él me entendiera.

A lo lejos se escucha el sonido de un auto, espero sea mi amiga que viene a mi rescate. Un carro Volkswagen azul se detiene frente a mí, la puerta del copiloto se abre y de ahí baja una Yanis muy despeinada y en pijama de ositos.

—Sube, es el auto de Germán — habla somnolienta.

—Hola Germán — lo saludo al subir al asiento trasero.

—Buenas noches — bosteza mientras arranca el auto.

La calle luce vacía no nos encontramos un solo carro en el trayecto de 10 minutos con rumbo a la casa de Yaneth.

—Le tuve que pedir ayuda a Germán, el auto de mi mamá no podía encenderlo sin que mis padres se dieran cuenta, me salí sin permiso.

—¿Te escapaste de tu casa? — pregunto con sorpresa.

Ella solamente lo ha hecho una vez, por mi culpa también. Recuerdo que me acompaño a buscar a la discoteca a uno de los chicos con los que yo salía, lo encontré besando a otra muchacha con la cual termine peleando y a causa de eso nos sacaron del antro.

—No tuve otra opción Merlín — contesta.

Nos detenemos unas casas atrás del hogar de Yaneth para que sus papás no escuchen el ruido del bocho. Mi amiga se despide de su galán con un beso en la mejilla.

—Gracias — le digo al bajarme del coche.

Yaneth abre silenciosamente la puerta de su casa, evitando hacer ruido para no despertar a sus padres. Nos escabullimos hasta su habitación.

—Ahora si cuéntame que paso — mi amiga habla mientras se quita los tenis.

Yo me acuesto en el lado izquierdo de la cama.

—A mi madre le enviaron unas fotos mías besándome con Andy, las fotografías las tomaron el día que fuimos al cine y estoy casi segura que la culpable fue Regina — le cuento y acomodo la almohada.

—No manches, como se atreve esa estúpida — murmura.

—Después de una discusión con Julianna, Andy me confeso que me ama. Yo no supe que decirle, él esperaba que yo le dijera que también lo amo, y no es así, siento cariño, pero no es amor — suspiro.

Que complicado es esto de los noviazgos.

—¿Entonces del miedo que te dio huiste a mitad de la noche? — pregunta Yanis tapándose con la sabana.

—No, el idiota cara de moco me corrió, no le importo la hora.

—Que estúpido, pero no puedo creer de lo que es capaz de hacer Regina — bosteza.

Tú, ¿Mi hermanastro?  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora