Capítulo 33

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—Sí soy yo, Merlín.

La voz de Julianna causa sensaciones agradables en mí. No puedo creer que esté frente a mi persona, después de nuestro distanciamiento pensé que tal vez moriría sin verla de nuevo, sin embargo que bueno que me equivoque.

—¿Qué se te ofrece? — le pregunto tratando de ocultar mi emoción.

Mi madre echa para atrás de sus hombros su cabello rojizo y me ve de arriba abajo.

—Necesito que hablemos.

—Está bien, cuando termine la ceremonia te busco — digo escuchando como la maestra Jiménez grita mi nombre para que vaya a sentarme en mi lugar.

Camino con rumbo a donde están las decenas de sillas acomodadas para los 50 graduados. Cada silla tiene nuestro apellido detrás de éstas. Me siento en la que me corresponde. Miro a mi alrededor y el salón está decorado con globos y arreglos florales de plástico.

—¿Me vas a extrañar, vagabunda? — escucho la insoportable voz chillona de Regina detrás de mí.

Intento ignorar a la Barbie de imitación, sin embargo fallo ya que en mi espalda siento como un dedo me pica.

—¿Qué quieres? — espeto.

Regina exagero bastante en su maquillaje, sus sombras azules están demasiado marcadas al igual que lo rosa en sus mejillas. Parece un payaso.

—Que admitas que me extrañarás, nunca en tu miserable vida encontrarás a una chica tan divina y con clase como yo — alardea.

Los chicos que están cercanos a nosotras comienzan a reírse mientras nos miran a las dos con diversión. Seguramente están esperando que nos peleemos como siempre dando un último show aquí en la preparatoria.

—¡UUUUUHHH! — se escucha en coro.

Uno de los maestros se acerca y pide que guardemos silencio, porque algunos de los familiares se dieron cuenta del pequeño escándalo.

—Claro que te recordaré, sobre todo cuando pise caca de perro en la calle — respondo con una sonrisa fingida.

Regina hace una mueca de horror, al mismo tiempo que sus amigas dan un chillido como ratas; los demás se ríen de mi respuesta.

La chica rubia se queda callada con el rostro enrojecido de coraje.

La ceremonia comienza con un pase de lista de todos los alumnos de los tres grupos diferentes. Después de unas palabras de despedida por parte de una de las alumnas de cuarto semestre dan paso a la entrega de diplomas.

—Valencia Mcgüire Merlín — anuncian por micrófono.

Por fin me toca pasar por ese papel, me pongo de pie esperando no tropezarme con la estúpida toga al subir los cuatro escalones.

Si te caes la estúpida serías tú.

Saludo a los maestros y directivos que están sentados en la mesa del presídium, recibo la hoja en forma de pergamino y trato de sonreír cuando se acerca el fotógrafo a tomar la foto de recuerdo.

Bajo con cuidado el escalón no sin antes dar un breve vistazo a donde están Julianna y los padres de Yanis. Observo también a Michael, creí que no vendría.

Al terminar la graduación el fotógrafo nos llama a todos para retratarnos, busco a Yaneth para salir a un lado de ella y de Germán.

—Ahora avienten al cielo la toga — pide el señor, esto me parece una ridiculez, pero podría pegarle en la cara a la rubia.

Y así lo hago aviento en dirección a donde está Regina, no le pego directamente en la cara, pero sí en entre la oreja y el cuello.

La familia de Yaneth se acercan a nosotras para felicitarnos, no sé de donde sacaron dos bolsas pequeñas de regalos. Mi madre viene detrás de ellos y trae con ella otra bolsa de regalo, camina a mi dirección y se detiene frente a mí.

Tú, ¿Mi hermanastro?  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora