Andy
Estoy encerrado en mi habitación, tratando de asimilar lo que acaba de suceder con Merlín, le confesé mis sentimientos después de que Julianna se enterara de que somos o éramos novios.
Abro la lata de cerveza y pongo música, pensé que ella mi cabeza de zanahoria sentiría lo mismo que yo, pero me equivoque. Merlín no me ama.
Veo a mi alrededor, la oscuridad de mi habitación es más que la luz de la luna que entra por la ventana.
Tenía planeado tener una noche romántica con mi novia, pasar momentos agradables con ella y volver a sentir su cuerpo desnudo, pero todo se fue a la mierda.
Cuando supe la razón por la que estaba discutiendo con su madre sentí como mi sangre abandono mi cuerpo, no teníamos planeado que lo nuestro saliera a la luz tan pronto. Sabíamos que era algo difícil de entender, sin embargo no sabíamos que hacer cuando este secreto explotara.
Le doy un trago a la cerveza amarga, no es mi sabor favorito, pero es lo que tengo aquí a la mano. Sé que todos piensan al ver mi imagen de hombre rudo que soy un borracho y tal vez hasta drogadicto, en cambio no es así.
Me levanto del piso para buscar mi cajetilla con cigarros, la encuentro en el bolsillo de mi chamarra de cuero. No encuentro el encendedor por ningún rincón de la habitación. De pronto recuerdo que lo deje encima de la mesa de la cocina a un lado del salero.
No quiero salir de aquí y encontrarme con ella, me duele recordar como hace unas horas dijo esas malditas palabras que por estúpido que parezca me rompieron el corazón.
Mi primera decepción causada por una mujer fue por culpa de Paola mi madre al engañar a mi padre con su mejor amigo. Durante mi infancia y adolescencia lloraba a escondidas por las noches o en la ducha, mi padre varias veces me descubrió y me decía que no valía la pena llorar por mi madre. Una noche me hizo prometerle que no volvería a llorar por una mujer.
Abro despacio la puerta para no hacer ruido y evitar que Merlín oiga. Qué idiota soy, está claro que no quiere verme.
Lo primero que veo cuando llego a la cocina oscura y enciendo la luz, es exactamente a la persona que estaba tratando de evitar. Está de espaldas cerrando el refrigerador.
En este preciso momento no quiero verla, así que doy la media vuelta para regresarme por donde vine, pero sin querer piso la cola al gato negro provocando el fuerte maullido y el rasguño en mi pierna.
—¡AAAAHH MALDICIÓN! — me quejo al sentir sus garras en mi pantorrilla.
Merlín voltea a verme, en su mano tiene un vaso con lo que parece ser café.
—No quiero dormir, así que vine a prepararme un café helado. Cuando cierro los ojos tengo esa horrible pesadilla sobre mi padre siendo devorado por gusanos dentro del ataúd — murmura la pelirroja.
Ella siempre ha tenido esa pesadilla desde que Leonardo murió. Al igual que yo crecimos con un trauma por culpa de la traición de nuestros padres. Yo con miedo a las tormentas y ella a los gusanos.
Merlín se acerca un poco a mí y noto como sus ojos están rojos; combinan con su pelo. Quisiera decir que ojalá dejará de gustarme como lo hace, que a partir de mañana me olvidaría de ella, pero es inútil como decir que tengo el poder de volar o leer mentes es algo imposible.
—Yo nomas vengo por mi encendedor — lo tomo de la mesa.
Camino unos cuantos pasos y escucho de nuevo la voz de la ojiverde.
—Espera Andy, hablemos — murmura Merlín.
No quiero hablar con ella en este momento, si lo hago estoy seguro de que le diré cosas horribles y que no siento.
—No es el momento Merlín — trato de no elevar la voz.
Ella está viendo hacia el piso, su cabello está despeinado.
—¿Entonces cuando? ¿Cuándo tu padre se enteré también? Porque estoy segura que no tardará mucho en venir aquí a decir cuan decepcionado está — me ve a los ojos y esta vez no soy capaz de sostener su mirada.
Me recargo en la pared y la observo beber de su café; yo enciendo un cigarrillo.
—Insisto de que es mejor que hablemos después. No quiero ser un maldito imbécil contigo, ¿Por qué no le haces caso a tu madre y te vas con ella? — expulso el humo.
Escucho un suspiro y me atrevo a mirarla, luce bastante enojada, sus ojos parecen que lanzaran un rayo láser el cual me carbonizaría haciéndome desaparecer de este mundo, que no tengo duda quiere hacer.
—¡No me voy a ir de aquí! Es mi casa también, si no quieres verme la cara vete tú — se cruza de brazos.
—¡Yo no tengo a donde ir! — no puedo evitar gritarle desesperado.
No quería llegar a tal grado de levantarle la voz, es precisamente lo que quería evitar, su rostro hace una mueca y noto como mira fijamente el lugar donde están guardados los cuchillos; pero no me da miedo, sé que no es capaz de asesinarme.
—No me importa, ya sé porque no vas con Melissa ella estará muy contenta de recibirte en su departamento — espeta.
Acaba decirme que no me ama ¿y aún así me cela?
Mujeres siempre tan difíciles de entender.
—No me voy a ir de aquí, así que lárgate, además acabas de decir que no me amas y tienes el descaro de celarme — tiro el cigarrillo y lo apago.
Ella arroja el vaso hacia el fregadero y por milagro no se quiebra.
—Me voy, pero antes quiero que sepas que no te comportaste como un imbécil, si no como un maldito cabrón — pasa por un lado de mí y me da un rodillazo en donde más me duele.
Me doblo del dolor y trato de decirle hasta de lo que se va a morir pero no puedo pronunciar ni una sola palabra.
Pasan varios minutos, y por fin el dolor se va, me pongo de pie y me encierro en mi habitación. Sé que me comporto como un patán con ella, pero no me quedaba otra opción, en realidad no tengo a donde ir, mi padre vive en otro estado al igual que mi hermana.
Se escucha desde la habitación de Merlín una canción de Guns N' Roses que siento queda perfecto para la situación.
La música se apaga, la puerta se abre y ella sale de ahí con su mochila en los hombros y una caja transportadora con Salem dentro maullando. Me da una leve mirada al abrir la puerta del apartamento.
—Te odio idiota — dice al cerrar la puerta.
—En cambio yo te amo — murmuro a la soledad que me acompaña.
No puedo decir que la pelirroja amargada es el amor de mi vida, pero si que era el amor de este momento. No sé que suceda en un futuro hoy sé que a pesar de lo que acaba de ocurrir quiero que esté conmigo.
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Tú, ¿Mi hermanastro? (Editando)
RandomMerlín y Andy son dos adolescentes que se conocen desde que eran niños, sus papás fueron amigos, pero por un secreto inimaginable que sucedió entre sus padres hicieron que los jóvenes se dejarán de ver durante 10 años. Un día a ambos les llega una...