Capítulo 14

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Decidí no contarle nada sobre el beso a Yaneth, nos dormimos casi enseguida, se escucha que Andy toca la puerta de mi habitación y el golpe retumba en mi cabeza, agarro mi almohada y me tapo con ella mi cabeza.

-Yaneth, tu padre está en la sala esperándote -toca la puerta una vez más y se escuchan sus pasos alejándose.

Como es de esperarse Yanis sigue profundamente dormida, podría suceder un terremoto y ella seguiría dormida, la muevo con el brazo y cuando por fin despierta le digo que su papá está aquí, se nota lo modorra que está.

Siento como mi cabeza palpita, ahora me arrepiento de la tontería que hice anoche, me refiero a beber como si fuera la chupitos, no de haber besado al cara de moco sexy, pensando en eso ya casi se acerca el momento de hablar con él. Siento la boca demasiado seca, suspiro y me llega un olor muy feo, así es apesto.

Me levanto y me despido de Yaneth, quedamos en mañana hablar sobre lo que ocurrió en el bar con Germán. Salgo por un vaso con agua y me encuentro a Andy sentado en la sala.

-¿Cruda? -se ríe el muy idiota.

Lo ignoro y voy por agua, me sabe deliciosa, pero después de unos segundos me dan ganas de vomitar, ay maldita cruda.

Corro hacia el baño apenas alcanzo a llegar para vaciar mi estómago y me asusto cuando me veo al espejo estoy toda manchada de rímel y hace más oscuras las ojeras que seguramente tengo, mi pelo está todo despeinado y enredado parece un nido de pájaros.

Que horror, abro la llave del lavamanos y me mojo la cara tratando de quitar las manchas, me cepillo los dientes para quitar el mal aliento que tengo.

Cuando salgo del baño Andy está preparando comida, el reloj marcan las 11:30 am, está tan entretenido cocinando que no se da cuenta de mi presencia así que aprovecho para escabullirme a mi habitación y arreglarme un poco.

Me pongo un short negro y una camiseta vieja color gris con el logo de la prepa, me recogí el pelo en un chongo y me puse un poco de rubor en las mejillas para quitar la palidez de mi rostro. Cuando salgo de mi habitación y llego a la cocina Andy se esta sirviendo en un plato lo que parecen ser chilaquiles, me siento en la silla y sin decir una sola palabra pone el plato frente a mí.

-¿Piensas en todo? Chilaquiles bien picosos para la cruda, muy ingenioso -sonrío ante este detalle que no esperaba. Se sienta a un lado de mí con un vaso de jugo de naranja.

-Así es rojita, pienso en todo -me guiña el ojo, vuelven sus coqueteos.- Y eso significa que también he pensado en lo que paso anoche y no me refiero de tu desmayo Merlín, ya somos adultos y es hora de aclarar todo, porque la neta no creo que lo hayas hecho porque estabas borracha.

Así como anoche tuve el valor de besarlo hoy tengo el valor para decirle porque lo hice, doy un suspiro profundo antes de hablar.

-Eres un idiota, ¿sabes? Pero así me gustas, me gustaste desde que tiraste mi cerveza en el bar -ambos reímos al recordar ese momento en que nos "conocimos". - no sé si es amor esta atracción que siento por ti, pero me asusta, nunca había sentido esto.

Me ve serio y da una sonrisa de medio lado.

-Rojita no tienes porque tener miedo, el tener sentimientos románticos hacia mí o cualquier otro chico es completamente natural, sólo déjate llevar por lo que dice tu corazón y tú también me gustas desde hace mucho tiempo, desde que éramos unos niños -toma mi mano y la acaricia suavemente.

Su confesión me deja sin palabras, eso explica porque me beso siendo niños, también me doy cuenta que es verdad eso que dicen de que si alguien te molesta tanto es porque le gustas.

Tú, ¿Mi hermanastro?  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora