Por más que pataleo tratando de defenderme y que la persona que me está arrastrando hacia el callejón sin salida, oscuro y mal oliente me suelte, pero no puedo lograrlo, a pesar de que trato de morder su mano no puedo. Siento su apestoso y tibio aliento alcohólico en mi oreja.
—No tratesss de gritar, mamacita o te tendré que dessstruir esaa bonita cara —susurra.
En ese momento siento algo frío y filoso en mi mejilla izquierda, de reojo me doy cuenta que es una navaja, me quita la mano de la boca y lo primero que hago es tratar de gritar, no cumple su amenaza de cortarme la cara.
Siento que algo lo empuja y cae encima de mí, caigo boca abajo, me comienzo arrastrar como un gusano, el piso está sucio pero no me importa, me libero como puedo, ya que se trata de un señor muy alto y pesado. Al levantarme le doy una patada con toda mi fuerza en su feo rostro y veo como un hilillo de sangre escurre de su boca, el tipo sigue sin levantarse.
Ya puedo ver la mitad de su rostro es un señor como de 55 años, pelo largo y grasoso, barba tupida llena de canas, su aspecto es el de un vagabundo, hay varias botellas de tequila tiradas a un lado de lo que parece ser su cama hecha de cartones y una cobija.
—¿Estás bien? Merlín —me dice una voz que no esperaba escuchar en este momento.
Me giro sorprendida y veo a Andy acercándose a mí, sigo temblando del miedo, se acerca a mí y hace algo que me sorprende, me jala a sus brazos fuertes, respiro profundo y me llega el olor a su fragancia fresca, no sé por qué ese aroma me hace sentir tranquilidad, lo que años antes me pudo haber causado molestia hoy me gusta la sensación de sentirme protegida por él. Duramos varios minutos así, él me soba despacio la espalda, mientras me susurra al oído que estoy a salvo, no puedo evitar derramar alguna lagrima, pues nunca había estado en una situación parecida y siento tanto miedo.
—Gracias por ayudarme, esta vez no pude defenderme yo sola —le digo separándome de él.
Comienzo a caminar para alejarme de este sitio, quiero llegar rápido a mi casa, necesito bañarme y acostarme en mi cama abrazando a Salem, este día a tenido de todas las emociones y me siento cansada tanto física como mentalmente.
Me trago el orgullo al tener que agradecerle el que haya aparecido en el momento indicado.
—Espera rojita, digo Merlín, yo te acompaño a tu casa sólo que no vengo en mi auto tendremos que caminar —me dice Andy alcanzándome y poniéndose a un lado mío.
Yo no respondo, simplemente dejo que me acompañe. La verdad no tengo ganas de pelear con el cara de moco.
No decimos nada en todo el camino, la noche está en silencio, de vez en cuando se oye el sonido de los grillos, hay varias personas caminando por la calle, algunos carros, todo está tranquilo. Por fin veo mi casa amarilla, me acompaña hasta la puerta de mi casa.
Lo veo y sus ojos se encuentran con los míos. Maldita sea por qué tiene que ser tan guapo. Esa chamarra de cuero le queda muy bien.
—Gracias Andy, no esperaba que aparecieras y mucho menos que me salvaras de ese maldito idiota—mi voz se quiebra al decir eso.
Por segunda vez me trago el ego de decirle esto.
Da una leve sonrisa.
—No tienes porque agradecerme, tuviste suerte que estuviera caminando por ese rumbo. Espero que estés bien Merlín, buenas noches —responde para luego alejarse de mí.
—Buenas noches... —digo al aire, ya que él ya no está, a lo lejos solo veo su sombra.
Lo primero que hago cuando entro a mi casa es ponerle seguro a la puerta, no quiero que ningún loco entre aquí. También cierro las cortinas verdes.
ESTÁS LEYENDO
Tú, ¿Mi hermanastro? (Editando)
RandomMerlín y Andy son dos adolescentes que se conocen desde que eran niños, sus papás fueron amigos, pero por un secreto inimaginable que sucedió entre sus padres hicieron que los jóvenes se dejarán de ver durante 10 años. Un día a ambos les llega una...