29 de septiembre de 2005
Han pasado 10 años desde que murió mi papá, ahora tengo 19 años, sigo estudiando la preparatoria, todo por reprobar en primer semestre, y también trabajo en una biblioteca y no es por gusto, sino que es más un castigo por grafitear la pared de afuera.
Hoy es lunes y odio los lunes, eso significa que tengo que levantarme temprano para ir a la escuela, lo único que lo hace más manejable es que no llevamos uniforme, si fuera lo contrario parecería más una cárcel y también que veo a mi mejor amiga.
Se escucha el sonido del despertador de mi celular, mi canción favorita del grupo Queen, aviento a un lado mis cobijas, me siento en la orilla de mi cama, con mis dedos me limpio las lagañas, trato de desenredar un poco mi cabello, todavía tengo 30 minutos para estar lista antes de que mamá empiece a gritar que me apure, me levanto de mi cama y me acerco al mueble donde está mi ropa, elijo ponerme una blusa de manga larga color negro y un pantalón negro.
Me cepillo el pelo, mi pelo del que varias personas se han burlado solo porque no es muy común ver este tono en mi ciudad, crecí con esa pequeña inseguridad causada gracias al tonto de Andy, por cierto mañana serán 10 años que lo vi por última vez y aunque no quiera aún pienso en el beso que me dio cuando éramos niños, no ha sido mi único beso ha habido unos cuantos, pero no sé porque no he sentido lo que sentí con ese asqueroso beso.
Estoy sumida en mis pensamientos hasta que oigo a mi mamá gritarme desde la cocina que ya vaya a desayunar.
-ya voy mamá- agarro la llave de la casa y me la pongo en el cuello amarrado con un listón rojo para no extraviarla.
Cierro la puerta de mi habitación y llego a la cocina donde ya está mamá desayunando unos huevos revueltos, yo voy a preparar un smoothie de frutos rojos, un desayuno ligero ya que tengo planeado desayunar en la preparatoria con mi amiga Yaneth como todos los días.
Cuando estamos sentadas disfrutando nuestros desayunos alguien toca la puerta, mamá se levanta a abrir y vemos que se trata de un señor vestido elegantemente y trae consigo un sobre amarillo en la mano.
-Buenos días, ¿Aquí es la casa de la familia Valencia Mcguire?- dice el señor leyendo en su libreta.
-Buenos días señor, si aquí es ¿Qué se le ofrece?- le pregunta mamá con voz llena de dudas.
-Soy el abogado Ruíz de la notaria No. 10, y le traigo este aviso para que asista la señorita Merlín Valencia, es para darle lectura al testamento encontrado del señor Leonardo Valencia Duarte.
Cuando escucho la palabra testamento escupo el smoothie que tenía en mi boca, me limpio con el dorso de mi mano y me levanto para acercarme al señor don elegante.
Se supone mi padre no había dejado ningún testamento y tenemos que trabajar para poder vivir bien.
-Soy yo, dígame ¿Cuándo tengo que asistir a la dichosa lectura del testamento?- Le pregunto levantando mi ceja.
-Buenos Días señorita Merlín, aquí tiene el sobre con el citatorio ahí viene la fecha, hora y dirección, que tengan un buen día.
Y así como llego se fue, dejándonos llenas de dudas.
Mamá y yo no lo podíamos creer, apenas tengo tiempo para alcanzar a llegar a la escuela, son 10 minutos caminando pero no aguanto la curiosidad y abro el sobre, saco una hoja donde se lee que tengo que ir a la notaria dentro de 5 días, dejo el sobre en la mesa y entro al baño a lavarme los dientes, después entro a mi cuarto, agarro mi mochila, me pongo perfume y salgo de mi habitación, en el sofá está echado Salem; mi hermoso gato negro lo cargo y le doy un beso.
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Tú, ¿Mi hermanastro? (Editando)
RandomMerlín y Andy son dos adolescentes que se conocen desde que eran niños, sus papás fueron amigos, pero por un secreto inimaginable que sucedió entre sus padres hicieron que los jóvenes se dejarán de ver durante 10 años. Un día a ambos les llega una...