Capítulo 24

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Después de regresar a la cena y fingir prestarle atención a la vecina patética, se llega el momento de abrir los regalos, Andy se sienta en la orilla del sofá, Melissa a un lado de él y yo por incomodarlos me siento en el otro extremo; así que el cara de moco queda en medio de nosotras dos.

Podríamos grabar en remake de la telenovela "Dos mujeres, un camino".

—Soy un afortunado entre mujeres — susurra arrogante.

—Callate, idiota — le pego un golpe en el brazo que lo hace sonreír.

Creo que tiene un problema de masoquismo, ya que he notado que le gusta cuando lo golpeo o lo ofendo, cuando estemos en el apartamento tendré que preguntarle si Paola no lo dejo caer cuando era un bebé.

—Dejen de pelear, por favor — pide mi madre entregándome su regalo.

Es una bolsa pequeña de regalo con el estampado de esferas navideñas, al abrirlo me encuentro con la caja de mi perfume favorito, que bueno porque estaba a punto de acabarse.

—Gracias, ma aquí tienes tu regalo — le entrego la pequeña caja.

Ella lo abre y me dice que le gusta mucho. Después es el turno de Andy quien me da una caja, la abro encontrándome con una sudadera de Queen acompañada de una pulsera con un dije en forma de nota musical.

—Muchas gracias, cara de moco — le doy una sonrisa.

Realmente me encanto el detalle que me dio, se nota que a ambos nos gusta la música. A él un poco más ya que se dedica a eso.

Le doy su regalo y noto su felicidad cuando mira lo que es.

—Me encanta, gracias Merlín — se estira dándome un beso en la mejilla.

No puede tener este tipo de acercamientos frente a nuestros respectivos padres, Melissa me da una mirada cargada de coraje, sinceramente me importa un reverendo pepino lo que piense de mí.

—Puaj, que asco — finjo y me limpio con la mano la mejilla besada.

Marcus le regala a su hijo una caja con chocolates Ferrero rocher y mil pesos.

—Sé que estás ahorrando para comprarte una guitarra.

—Sí papá, muchas gracias — Andy le da un abrazo a su padre.

¿Cómo te atreves maldita?

Melissa me regala un vestido floreado color rosa, ya que según sus palabras, debo de ser más femenina para que así pueda conseguir novio.

Si supieras idiota.

Por fin llegamos a nuestro apartamento, Melissa se despide de Andy con un beso en la comisura de la boca.

**

Hoy es la última noche del año y a diferencia de noche buena esta vez no iremos a cenar con nuestros padres ya que cenaremos aquí en nuestro apartamento.

El cielo está demasiado nublado, a lo lejos se miran los relámpagos, son las 8:30 de la noche y Andy no ha regresado, le toco trabajar en el turno vespertino, espero que regrese antes de que la tormenta empiece.

Mi querido hermanastro (nótese el sarcasmo) le teme a las tormentas todo a causa del accidente donde murió su madre y mi papá.

Escucho como la puerta se abre y entra Andy con una caja de pizza en las manos.

—Logré llegar antes de la tormenta — se quita su gorra arrojándola al sofá.

—Pensé que llegarías todo mojado y por fin te bañarías, porque apestas — me burlo y tapo mi nariz.

Él siempre huele rico.

Se acerca a mí tomándome de la barbilla y me da un beso en los labios al mismo tiempo que me arrincona contra la mesa, muevo mis manos hacia su nuca sintiendo como se eriza su piel.

Los besos aumentan de intensidad mientras que algunas prendas de ropa disminuyen, el sonido de los truenos se escucha cada vez más cercanos y de un momento a otro comienza a llover.

—Déjate llevar — susurra Andy en mi cuello, su voz se escucha más ronca.

Las luces de la sala están apagadas porque desde hace unos minutos se fue la electricidad, sólo los relámpagos iluminan el departamento, así que me deleito la vista con el cuerpo del cara de moco, acaricio su abdomen tatuado y desnudo.

Él recorre con la yema de sus dedos mis piernas a la vez que nos besamos apasionadamente encima del sillón.

**

El reloj marca las 5:50 am, estoy entre los brazos de Andy, una sabana cubre nuestros cuerpos desnudos, pase la noche con él.

—Gracias por tan maravillosa noche Merlín — habla mientras traza círculos en mi espalda.

No niego que me gusto mucho estar con él en ese sentido, pero es momento de irme a mi habitación, así que tomo la sabana y me cubro con ella.

—¿A dónde vas? — pregunta cuando ve que me siento.

Su cabello despeinado le da un look que me gusta.

—A mi habitación, necesito descansar me quitaste toda mi energía — me levanto de su cama y en el suelo está el envoltorio del preservativo.

—Está bien rojita, no voy a presionarte — rasca su barbilla viéndome cerrar la puerta.

En la sala se encuentra parte de nuestras ropas regadas por el suelo, tomo mi ropa y me encierro en mi cuarto; quisiera decir que lo que acaba de ocurrir no genera en mí un mal presentimiento, pero no es así.


Tú, ¿Mi hermanastro?  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora