capítulo 2: El funeral

55 10 4
                                    

Llegamos al aeropuerto después de varios minutos de camino, al entrar ya se encuentran en la sala Cindy con su abuela esperándonos, en cuanto nos ven corren hacia nosotros llorando, Marcus abraza a Cindy y a Andy lo abraza su abuela. Mamá y yo sólo estamos de espectadoras en esta terrible situación.

Cindy es una muchacha de 15 años, pelo rizado, es muy parecida a Marcus ya que ella no es hija de Paola.

Nosotras estamos solas en el mundo, papá era toda nuestra familia ya que mamá es huérfana desde que era una bebé, creció entre familias adoptivas y a los 18 años se caso con papá a escondidas. Y los papás de mi papá ya murieron también hace unos cuantos años, apenas recuerdo a mi abuela Martha.

Marcus, Andy, Cindy y su abuela se acercan a nosotras para darnos el pésame, salimos del aeropuerto y nos subimos a la camioneta, todo es oscuridad alrededor sólo se ilumina el cielo con los relámpagos, serán como las 11 pm y yo ya siento mucho sueño pero no puedo dormir, estoy apretada en el asiento entre Cindy, Andy y su abuela. Está todo en un incómodo silencio de vez en cuando se escuchan los leves sollozos de Cindy, a pesar de que Paola no era su mamá ella la veía como si lo fuera.

Ya en la funeraria, veo los dos cajones de color café oscuro, mamá y yo nos detenemos en frente de uno, está cerrado y no podremos ver a papá porque dice mamá que cuando fue a mirar su cuerpo estaba muy destrozado, sé que para una niña de 9 años imaginarse a su papá deshecho es muy fuerte y da miedo. De igual forma el cajón de la señora Paola está cerrado también.

Mamá acaricia el cajón donde está el cuerpo, solloza preguntando ¿Por qué le hizo eso? que si ya no la quería se lo hubiera dicho. Al escucharla hablar así la abrazo fuerte para consolarla.

Los arreglos florares comienzan a llegar así como algunas personas también, la mayoría son familiares de los Ferrer Bracho, en el área donde está el ataúd de papá solo hay un arreglo floral el de nosotras, en fin somos su familia más cercana, ya que papá no tenía hermanos y sus primos viven en otra ciudad y hace muchos años que no tenían comunicación.

El señor Marcus y Andy se acercan a nosotras.

—Julianna ¿Por qué no van a cenar algo? En aquella mesa hay galletas, jugo, agua, pan y café ya todo esta pagado, por eso no se preocupen —dice mientras apunta hacia una mesa en el rincón.

—Gracias Marcus, pero la verdad no tengo hambre, tal vez más al rato, ándale Merlín tú ve a comer algo hija no has comido nada —le responde mamá acariciando el ataúd.

—No mamá si tú no comes yo tampoco quiero —abrazo a mi mamá de las piernas con una mano en la otra me aferro a mi oso de peluche.

—Merlín tienes que comer al igual que Andy, vayan y coman por favor —nos dice Marcus a Andy y a mí con una voz autoritaria.

Como no queriendo vamos hacia la mesa, hay una señora que trabaja ahí y nos pregunta que se nos ofrece. Veo que hay diferentes panes y galletas, hay el pan que le gustaba mucho a papá y me decido por ese.

—Yo quiero un pan relleno de fresa y un jugo de mango por favor señora —le digo mordiendo el brazo de mi osito.

—Deja de morder el oso mugroso pareces niña tonta —me dice Andy dándome una mirada burlona. En ese momento la señora me da mi comida.

—Eres un cabeza hueca, ni porque tu mamá y mi papá están muertos dejas de molestarme, ya déjame en paz —le digo con coraje dándole un pisotón en el pie, antes de que se defienda me alejo rápido.

Cuando llego a donde esta mamá con Marcus platicando me doy cuenta que atrás de mí llega Andy, se me queda viendo con coraje y leo que sus labios dicen "vas a ver después cabeza de zanahoria", demostrando que no le tengo miedo le saco la lengua en respuesta a su amenaza.

Se sienta en la silla que está frente a mí y comienza a comer galletas de chispas de chocolate con jugo de manzana, yo también le doy una mordida a mi pan que sabe muy rico, y me recuerda cuando papá y yo lo comíamos en el desayuno con un vaso con leche.

En cierto momento de la madrugada me quedo profundamente dormida en un sillón, comienzo a tener una pesadilla, en ella veo a papá en su ataúd tiene los ojos abiertos pero en lugar de tener sus ojos cafés los tiene llenos de gusanos saliendo y entrando de sus órbitas vacías, también de su nariz y boca salen demasiados gusanos y arañas. Su cara es devorada por estos bichos asquerosos, de repente se levanta del cajón y comienza a caminar hacía donde yo me encuentro veo que su abdomen está abierto mostrando sus intestinos, me señala con su dedo o con lo que queda de el, abre la boca su voz se escucha distorsionada diciendo mi nombre y que me vaya con él al cielo porque no quiere estar solo. Llorando trato de alejarme pero me tropiezo con la cintas de mi tenis, siento su mano huesuda tomar mi pierna para jalarme con él.

En ese momento despierto gritando, llorando y pataleando, mamá me abraza y me pregunta que me paso.

—Solo tuve una pesadilla mamá —limpio mis lagrimas, decido no contarle a mi mamá sobre que trato la fea pesadilla.

—Ay hija me asustaste mucho, ya amaneció y es hora de irnos al cementerio.

—Ok mami —hago un puchero.

Bostezo pues sigo con sueño, extrañé dormir en mi cama y el beso de buenas noches que me daba mi papi. Ahora ya no lo hará.

Veo como los trabajadores de la funeraria suben el ataúd a la carroza fúnebre y comenzamos a llorar de nuevo. Después de que subieran a la carroza el ataúd de la señora Paola, nos subimos a la camioneta del señor Marcus, en el trayecto con rumbo el panteón no hablamos.

Pasaron como 25 minutos y llegamos al cementerio, nos acercamos al sitio donde los van a sepultar, todos llevamos rosas sueltas en las manos para arrojarles al momento en que los ataúdes sean cubiertos con tierra. El sacerdote ya se encuentra en el lugar para darles la despedida católica, entre mamá y Marcus decidieron no hacerle una misa como tal en una iglesia.

Al terminar la ceremonia y ya que nos despedimos de ellos, se acercaron los trabajadores del panteón primero sepultaron el cuerpo de la mamá de Andy y después a papá.

Al ver como iba bajando el ataúd al hoyo, vinieron a mi mente las imágenes de mi pesadilla, el cuerpo de papá siendo comido por gusanos, ese recuerdo me revolvió el estómago y no pude evitar vomitar sobre el pasto, mamá me dió agua para que mi pancita se tranquilizara.

Entre lágrimas nos despedimos de él, han transcurrido varias horas y seguimos aquí en el panteón. Ya está oscureciendo y Marcus nos dice que ya es hora de retirarnos.

Al dejarnos en nuestro hogar se siente una tristeza grande, nos despedimos de ellos y Marcus nos cuenta que se irán a casa de su madre un tiempo, pues tienen la intención de olvidar lo sucedido aquí, eso me alegra pues quiere decir que ya no voy a ver al odioso de Andy, yupi, hablando del tonto rey de roma, se acerca a mí.

—Que me vaya a casa de mi abuela no quiere decir que me olvide de ti cabeza de cerillo y quiero darte algo para que me recuerdes siempre —cierro los ojos pensando que me iba a jalar el pelo o a golpear como siempre, pero me equivoque.

Hace algo que no me espero, siento algo en mis labios, al abrir mis ojos me doy cuenta de la cercanía de Andy y que es su boca lo que estoy sintiendo sobre la mía, ¡me está besando! guacala que asco, cuando se separa mi reacción es escupir espero no me haya embarazado o mamá va a matarme. Andy no dice nada solo me ve antes de alejarse y yo me quedo en la puerta de mi casa viéndolo irse, se sube a la camioneta de su papá y se van.

Tú, ¿Mi hermanastro?  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora