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L E N A L U T H O R

Los meses siguieron pasando, el tiempo se me escurría por los dedos sintiendo mi alma quebrarse al medio. James finalmente me entregó los papeles de divorcio, solo debía firmar, firmar y dejar que corra tras la mujer que ama.

Me vió impaciente, quizás deseando que ponga el punto final a todo el desastre que desató la decisión de hace cinco años al dar el sí en un registro civil.

Todo se volvió una película en cámara lenta, los recuerdos fueron aguijones desgarrando mi carne y antes de que la furia hiriente nuble mi sentido firmé, firmé colocando el punto final a nuestra historia.

El suspiro aliviado de James fue un detonante a la culpa, ¿por qué siempre lo lastimé? si ha sido el único capaz de quedarse.

— No tuvimos una buena historia, Len. — James me dió un fuerte abrazo dando por cerrado el ciclo de tortura — Pero juro que fui inmensamente feliz en los buenos momentos.

— Así como sufriste en los malos — el moreno sollozó silenciosamente, deseaba que fuera feliz, James debía ir tras la mujer que ama — Ve a buscarla.

— ¿No estás molesta? — titubeó.

Acaricié su mejilla barriendo ese río de lágrimas — Corre hacía la felicidad, James, házlo y no des reversa.

— Len, tengo miedo. Amo a esa chica, yo estoy cegado por su encanto — no sentí celos, no sentí enojo ni remordimiento. Quería saber quién era la mujer que hechizó a James para dejarlo en ese estado de imbécil — ¡Estoy jodidamente enamorado!

— Veo que te mató con su existencia — le di una palmada a su espalda y él sonrió tiernamente — James, ve corriendo por sus flores favoritas y dile el discurso de amor más cursi de la historia. No pierdas el tiempo, no lo hagas.

— Kara ama las plumerias... — dejé de oír todo lo que James dijo en cuento nombró a mi vecina, una furia irreconocible sacudió mi sistema nervioso dando por sentado el odio que comencé a sentir. — Es por eso que son especiales para ella.

— ¿Kara? ¿Mi vecina? — la posesión con la que utilicé aquella palabra dejó a el moreno en un estado perplejo — ¡Ella no, James!

— Lena, amo locamente a Kara. — su voz tenía una pizca de neutralidad e irritabilidad, sus ojos se toparon con los míos que estaban furiosos y en su frente podía leer un cártel de enemigo — ¡¿Qué ocurre ahora, Luthor?!

— ¡De todas las mujeres en el mundo! — Jazz corrió lejos de la discusión asustada, la compensaría luego — ¡¿Por qué ella?!

James entrecerró los ojos, analizó la situación con aquella característica mueca y una sonrisa surco su rostro.

Parecía loco riendo amargamente mientras unas espesas lágrimas caían de sus ojos, reconocí un ataque de asma en cuanto comenzó a respirar irregularmente y con dificultad llevó su inhalador a la boca.

— Te he notado extraña estos últimos meses, has estado así desde que Kara entró a nuestras vidas — una lágrima descendió por mi mejilla, me desbordaban los sentimientos en este momento — No lo entendía, al principio creí que era porque no la soportabas, luego porque eran polos totalmente opuestos y ahora — echó una carcajada en medio de su llanto — Ahora todo encaja.

Leí sus pensamientos, no iba a aceptar aquello, tenía que haber un grande error en todo este asunto.

»James, no lo digas«

— Amas tanto a Kara como yo.

Un balde de agua fue lo que sentí. Las emociones que guardaba en lo profundo de una caja brotó por mis poros en un potente llanto, me rebasé de sentimientos negativos y más negativos.

Hasta en eso lastimé a James.

Me enamoré profundamente de la mujer que él ama.

»Admitirlo liberó tu corazón pesado«

Kara, claro que nadie podría resistirse a ella. Tenía una extrañeza inhumana que si ella decía lánzate de ese rascacielos pues te saldrán alas tú corrías porque su voz te hechizaba.

Había algo en esa rubia patética, no sé si era su forma de ser o su hermosa sonrisa, solo sé que había caído a sus pies de tal manera que si me pedía que baje la luna trabajaría duramente hasta conseguirla y dársela en una caja.

Tal vez me perdí en sus ojos, ese color que se volvió mi favorito desde que me gritó, me gritó que me fuera al demonio e iría corriendo si lo pidiera nuevamente.

— Maldita sea, Luthor — fijé mis ojos empañados en James, el me vió como si fuera una niña pequeña y asustada, me atacó el recuerdo vivo de quién me hirió profundamente en el pasado, el amor no existía en el catálogo de mi mente y a Kara solo le bastó sonreír para adueñarse completamente de mi — Esto es increíble.

— Me alejé de ella, no quiero sentir esto ¡James, ayúdame!

— ¡Lena! — me sujetó de los hombros deteniendo mi ataque de ansiedad — ¡Ella no es Jack!

No, no era Jack. Kara tenía un poder incluso más poderoso sobre mi de la que tuvo él.

— ¡No quiero sentir esto! — grité. James me abrazó porque era lo único que tenía para ofrecerme — No quiero amar a Kara Danvers.

— No luches contra tus sentimientos, Kara es buena. — frotó su mano en mi espalda dando leves caricias tranquilizadoras — Imagina que es tan buena que robó tu corazón.

— Lo siento.

— No me pidas disculpas, sé feliz Lena, es lo único que pido. — se alejó unos centímetros para ver directamente mis ojos — Rompe esa barrera que has creado, no la alejes cómo estás haciendo ahora, piensa en tu felicidad por primera vez en tu vida.

— No p-puedo.

— Si puedes. Ve y llévale plumerias, maldita sea Lena, solo ve a buscarla porque me está partiendo el corazón dejar ir mi felicidad para que tú intentes algo con Kara.

— ¿Tú qué harás? — limpié con la manga de mi blazer el resto de lágrimas en mis mejillas.

— Iré a Metrópolis.

— ¿Qué? James, no te vayas por mi culpa —

— Len, esto no es tu culpa, me haré aún lado para que seas feliz. Haz eso por mi, no dejes que todo ese miedo te ciegue, no pierdas a Kara.

— Lo siento tanto — mi voz sonó desgarrada y claro que lo estaba, volvía a lastimar a James pero él solo seguía velando por mi felicidad aunque la suya se haya hecho pedazos — Realmente lo siento.

— No lo arruines, Len, recuerda que los ojos de Kara son el color del cielo y siempre estará en tu mente por más que desees arrancarla de tu corazón. — dejó un beso en mi frente y con pasos exhaustos se dirigió a la puerta principal — Nos vemos en la boda, Luthor, sé malditamente feliz con esa rubia infantil.

Él se fue. James decidió irse de National City por mi, por mi amor, por Kara. Entonces caí en cuenta que tenía la oportunidad de ser feliz, debía ser feliz con mi rubia.

— Mi patética rubia — sonreí como una adolescente en su primer enamoramiento.

Pero el miedo me abordó.

"Ella no es Jack"

— James tiene razón.

»Andrea prometió que Jack era un buen tipo y así te fue«

— Kara no me haría daño.

»Lo mismo pensaste hace años, Lena, reacciona«

Estaba harta. Harta de tenerle miedo a las emociones fuertes, me asqueaba ver en todas las personas las intenciones de Jack, odiaba lamentar lo ocurrido hace años.

Me odiaba a mi misma por no superar esa mierda.

Me odiaba porque amaba a Kara pero no pensaba luchar por ella.

Desorden de estrellas (CORRIGIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora