K A R A D A N V E R S
Jamás en mis años de vida viajé en un avión privado, temía romper algo del lujoso vehículo aéreo dónde Prince se paseaba con brusquedad y pereza. Desde que tomé asiento no me atrevía a mover un solo músculo, hasta mi respiración era suave.
— ¡Danvers! — chilló la londinense, me encogí en mi asiento cerrando fuerte los ojos — ¿Y tus lentes?
Oh, Rao.
— Por esa razón veía borroso — llevé una mano a mi rostro sintiendo la ausencia de mis anteojos — Maldición.
— Tranquila, Kara — ella rebuscó en un armario cerca de la barra de bebidas una pequeña cajita y me la tendió — Siempre tengo unos lentes de contacto por si pasan estos accidentes.
— ¿Siempre?
— Desde que te conozco ¡Es que eres muy torpe! — se excusó, el sonrojo se apoderó de todo mi rostro — Tengo ciertas precauciones.
— ¿Cómo cuáles? — indague. Con las pinzas especiales me coloqué las pequeñas lentillas, ardió unos instantes pero al parpadear varias veces me logré acostumbrar a la sensación — Me tratas como una niña, bruja.
— Kara — su semblante se volvió sarcástico — Eres una niña con 25 años.
Abrí mi boca indignada, la londinense echó una risita burlona y al ver mi enfado sobre actuado me tiró una caja de caramelos de menta mientras elevaba dos botellas de agua fría.
Nunca me negaría a ese juego.
Diana intentó intimidarme metiendo siete caramelos y bebió media botella de agua.
Yo comí once y bebí una botella entera.
— ¡Maldita Danvers! — bufó.
— Creo que deberíamos descansar — dije entre risas.
Diana cruzó sus brazos enfadada y con el entrecejo fruncido me guío hasta una pequeña habitación donde aparentemente debía descansar sola.
— Iré con el piloto, descansa — su cabello color chocolate se deslizaba por sus hombros cansados — Vendré a buscarte cuando aterricemos.
— Diana Prince — ella abrió grandes sus ojos, creía estar en problemas por llamarla con su nombre y apellido — Sé que es la única habitación para descansar y me la estás cediendo, deja de ser tan estúpidamente amable y ven conmigo.
— Pequeña rubia, no dormiré contigo — refutó.
— Lo harás, bruja patética — bloqueé la salida, la londinense intentó escapar pero su delicada risa se mezclaban con mis carcajadas a tal punto de armar un alboroto en el avión — No muerdo.
— Bien — accedió tomando el lugar junto a la ventanilla — Pero este lugar es mío, Danvers.
— Maldita londinense — mascullé. Me recosté sobre la cama y el calor corporal de Diana invadió mi piel fría, quizás era un problema no bajar de los 32° grados pero según el doctor estaba bien — ¡Dame la manta!
— ¡Kara! — se quejó tirando de ella, comenzamos a pelear pero Diana se cansó y me tumbó de la cama provocando un fuerte ruido, mi trasero sintió un dolor fuerte mientras la risa de la londinense llegaron a mis oídos — L-lo siento.
— Me las vas a pagar, bruja — sobe mi nalga derecha y regresé a la cama, esta vez Diana me cedió el lado de la ventanilla y me envolvió con la manta — Gracias.
Sus brazos envolvieron mi cintura con posesión y recostó su cabeza en mi espalda — De nada, rubia.
Me costó horrores dormir, eran tres malditas horas de viaje, ¿Por qué parecía un siglo? ¿Por qué Diana me abraza así? ¿Por qué rayos deseo que sea Lena?
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Desorden de estrellas (CORRIGIENDO)
FanfictionKara tiene el corazón herido. Lena está casada. Una es alegre y la otra amargada. Heridas que aún no cierran y pasados tristes. "¿Por qué amas a los villanos?" Rankings: 26/02/22: KaraDanvers #1 03/03/22: Supercorp #1 18/04/22: Lesbian #1