5.

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K A R A D A N V E R S

— ¿En serio le has gritado eso? — Alex asintió observando las estrellas brillantes — Fue cruel.

— Lo sé — fijé los ojos en las olas que chocaban contra la roca alta de la playa — Pero no puedo perdonarla, me está doliendo demasiado.

— Entonces el divorcio no me parece una locura — mi hermana era dura, siempre admire esa fortaleza para guardar sus lágrimas y gritos siniestros pero aquella fuerza se estaba desmoronando frente a mis ojos — Nunca serán felices, así no Alex.

— ¡Me fue infiel, Kara! — ella se rompió, sus defensas cayeron como una piedra en el fondo del mar, sus ojos se inundaron de lágrimas y un hipo intenso se apoderó de su garganta — Me e-engañó.

— Lo siento.

La abracé tanto como dieron mis brazos, tanto como me dieron las fuerzas y tanto como me dió el corazón de verla tan débil.

— No sé si la amo, me duele saber que no sé si amo a la mujer que le jure...— no terminó sus palabras que se ahogó en un sollozo.

Definitivamente las hermanas Danvers no tienen suerte en el amor.

— Mis lágrimas saben a corazón roto.

— Alex, eres patética llorando.

Recibí un golpe en el pecho y una sonrisa surco mis labios, sí, Alex podría estar vulnerable ahora mismo pero mañana ella será quien tenga el mundo a sus pies para comérselo como lo ha hecho desde que es una adolescente.

— Llegaron a mis oídos el rumor de James Olsen.

— Alex, solo es un amigo — recordé su forma de mirarme, ella me miró así por primera vez...

— El fotógrafo más codiciado de National City es tu amigo, vaya locura.

— Su esposa me da miedo, es tan extraña.

— Es linda — comencé a reír por su comentario.

— No lo niego, es linda pero sigue siendo extraña.

El silencio nocturno de la playa acompañó nuestros oídos, la brisa veraniega arrastró todo lo malo por unos instantes porque mañana al salir el sol nuestros problemas seguirían ahí.

— Te quitaste el anillo.

Observé mi dedo, la marca del anillo que porté durante tres años ya no estaba pero los recuerdos seguían ahí, latiendo en cada una de mis extremidades.

— Merezco una oportunidad.

— Sí, mereces ser feliz nuevamente.

Sonreí con nostalgia. Flashbacks llegaban a mi memoria como discos rayados y fue su voz la que me exigió dejase de torturarme.

— Yo la amaba mucho, Alex.

— Lo sé hermanita, eras una maldita foca feliz que comía arcoiris cuando estabas con ella.

— ¿Está bien si... — fue mi momento de tragarme las palabras, ese maldito nudo me dejó con la pregunta atorada.

— Kara — Alex me miró de manera comprensiva y apartó los mechones rebeldes de mi rostro — Ama, ama y vive tu vida. No te quedes en el pasado, ella se fue hace muchos años... solo ama con locura y sé feliz sino quieres que te rompa las costillas.

— Eres pésima dando ánimos.

— Lo sé, Danvers.

Era más de media noche y decidimos que era mejor ir a casa, Alex prometió llamarme cuando hablase con Maggie respecto al divorcio y yo prometí pensar en abrir nuevamente mi corazón.

Desorden de estrellas (CORRIGIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora