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K A R A D A N V E R S

Alex ladeó una sonrisa, metí la mitad de un donut a mi boca deseando jamás contarle lo de Lena. Al llegar a Catco y ser bombardeada por la señora Grant también metí un donut entero cuando quiso sobresaltar mi nombre como interés amoroso de la CEO.

— Veo que la pequeña Luthor está yendo por buen camino — me sonroje, Alex bebió de su energizante tranquilamente — ¿La has perdonado?

— Danvers, sabes que nunca estuve enojada con Lena — rasque mi nuca — Pero ella debía ganarse una oportunidad y lo consiguió.

— ¡Wow! — exclamó — La pequeña Luthor ya te conquistó.

— Alex, cállate. — demandé, mis palabras eran poco entendibles y si Eliza estuviera aquí diría...

— Kara, no hables con la boca llena — exacto, eso diría Eliza.

Espera ¿Eliza?

Me giré lentamente para encontrar a mi madre cargando un cachorro lastimado, la sangre brotaba de su cuello y podía percibir que estaba muy flaco.

— ¿Qué ocurrió con el? — lo tomé entre mis brazos para observarlo, negué al ver la marca de la cuerda en su cuello totalmente lastimada.

— El señor Ducker casi me asesina cuando le quité el cachorro — Eliza lo acarició, el pequeño la miró con tanto amor que derritió de manera rápida mi corazón — Hola pequeño.

— Estará bien — afirmó Alex — Debes llevarlo con Barry y que desinfecte las heridas en su cuello.

— ¿Te lo vas a quedar, Kara? — Eliza sonaba tan triste mientras acariciaba la cabeza del cachorro — Es muy lindo.

— Me encantaría — y realmente me lo quedaría si mi madre no lo estuviera viendo como un tesorito — Pero tengo 12 animales y apenas puedo con todos.

El móvil de Alex sonó, la pelirroja atendió con fastidio y si ella hacia eso era porque el alto mando quería que investigue casos con respecto a dinero. Le di una croqueta al pequeño y mamá muy feliz lo envolvió en sus brazos, le di la dirección de la veterinaria de Barry y ella emprendió su camino para que curen al perrito.

Me acerque a mi hermana y su rostro mostraba tanto enojo que daba miedo.

— ¿Ella está bien? — preguntó con frialdad — Necesito las cámaras de seguridad, que un equipo táctico revise cada rincón.

Miré con curiosidad a la pelirroja, algo malo debió ocurrir para que un caso le afecte tanto. Por lo general, ella trataba de no involucrar sentimientos porque sabía que era capaz de matar a cualquiera sin tenerle un mínimo de compasión.

— ¡¿Qué?! — me sobresalté por su grito — ¡Maldición!

Alex cortó la llamada y corrió por su abrigo, aunque el otoño sea algo cálido por el día en la noche era frío como cubos de hielo abrazando tu piel.

— ¿Qué sucedió? — mi hermana clavó sus ojos café en mi, la preocupación en su mirada, su respiración acelerada y el pánico en su expresión — Alex.

— No tengo tiempo para hablar — se puso el abrigo — Te traerán a Ruby, espero cuides bien a mi hija.

Y con eso simplemente salió de mi casa. Me lancé al sofá tratando de procesar algo de información pero no tenía nada, ni una pista de lo que ocurría allá afuera. En eso el timbre me indicó que alguien estaba en la puerta.

»¡Debe ser la niña!«

Oh, Rao. No estoy preparada.

Inhale y exhale repetidas veces hasta calmarme. Claramente no funcionó pero me ayudó a que tomará la decisión de abrir la puerta y que ese humano pequeño me miraba interrogante.

Desorden de estrellas (CORRIGIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora