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K A R A D A N V E R S

Lena me contempló anonadada, sin parpadear, su mirada esmeralda viajó a la venda que cubría mi herida, pasó de estar en shock a la preocupación extrema.

— ¡¿Qué sucedió?! — se acercó, su cercanía presionaba mi pecho y unas inmensas ganas de abofetearla se apoderaron de mis sentidos.

»Ni lo pienses, burbuja«

No lo haría, nunca lastimaria a Lena, me lanzaría por un precipicio antes de tocar uno solo de sus cabellos azabache. Mi corazón bombeó con euforia toda la sangre de mi sistema cuando apoyó su mano en mi mejilla, el aire de mis pulmones salió disparado al sentir su tacto en mi cuello.

— Tienes marcas, cielo — recorrió con sus delicados dedos aquella piel magullada y rojiza, de hecho, ni siquiera sabía que tipo de heridas dejó mi agresor — ¿Te hizo algo mucho más grave?

— Aléjate — murmuré con la voz entrecortada, mis ojos se inundaron de lágrimas y todo lo que podía hacer era decirle a Lena todas sus verdades — Aléjate, por favor.

Lena selló sus labios en una fina línea mientras me observaba dolida. Mi garganta ardía ante mi llanto atascado pero no iba a permitir que eso me prohibiera expulsar mis emociones.

— ¿Tienes una idea de lo mucho que te busqué? — no me atrevía a levantar la voz, no deseaba gritarle, por dentro llevaba un huracán pero no iba a mostrar un lado imponente cuando solo quería que me abrazara — Pasé semanas enteras buscando tu paradero.

La primer lágrima descendió por su mejilla, Lena seguía en silencio escuchando cada palabra que lograba articular entre tantos sentimientos encontrados.

— Dolía y duele, aún me arde el pecho al recordar esa noche donde te amé y tú a cambio me diste un dolor intenso — era tarde para demostrar fortaleza porque entre lágrimas le explicaba todo lo que me dolió su partida.

— Tú, Lena Luthor, me hiciste creer que era tu desorden de estrellas — la pelinegra dejó escapar un suspiro ahogado — Pero solo fui una simple brisa veraniega.

Mordí mi labio inferior con fuerza, cerré los ojos con fuerza ignorando mis impulsos de correr a sus brazos para besarla hasta que borrase aquel sentimiento de rencor.

Al parpadear noté la ausencia de Lena, se había ido, con enojo limpié el rastro de lágrimas y fui a la conferencia empresarial. Felicity me veía desde una esquina, le hice una señal de que aguarde unos minutos, la rueda de prensa inició y fue la pelinegra quien se encontraba parada frente a todos mostrándose tan impotente como siempre.

Todos se mataban por hacer preguntas, yo solo me limitaba a verla desde mi butaca, sus ojos buscaban con desesperación los míos pero al desviar su mirada volvía a una postura fría y elegante. Diana se hizo paso por todos ellos, muchas personas le tomaron fotografías por destacar su sencillez entre los empresarios.

Al verme entre la multitud sonrió aliviada, Trevor se encontraba tras ella fijando su mirada neutra en mi, rabiosa por todas las cosas que sucedieron en tan solo dos horas enfrenté el miedo que me daban los millonarios y comencé a preguntar al igual que todos.

Lena habló sobre un nuevo proyecto para instalar un botón de pánico para las mujeres, me interese bastante en ello, una tensión efusiva abordó la conferencia dónde nos lanzamos miradas cargadas de emociones. Las mías eran de rabia y dolor, las suyas de culpa y amor. Russo apareció al rescate de Lena, cambió el tema drásticamente mostrando el pequeño botón que sería donado, al apretarlo este enviaba una alerta a la patrulla más cercana de tu ubicación.

Desorden de estrellas (CORRIGIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora