Capitulo 2

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—Felicidades amiga— me felicito Jane al contarle sobre la entrevista.

El celular me indicó que tenía otra llamada entrante, miré la pantalla con el ceño fruncido ya que no conocía el número.

—Espera un momento, tengo otra llamada— le dije a Jane—. Brooke.

Señorita Woods, Chad Blake. Hablamos el otro día. Llamo para informarle que la entrevista tendrá que ser rodada debido a un problema ejecutivo— informó ️y fruncí el ceño.

—¿Aja?— aventuré por el silencio del otro lado de la línea.

Me preguntaba si esta disponible dentro de...—hizo una pequeña pausa—. Una hora ¿quizás?— me atragante con mi propia saliva y empece a toser.

—¿Se encuentra bien?— preguntó ️y asentí.

Que torpe, no puede verte.

—Si, la entrevista, en una hora, perfecto, yo... Hasta luego— colgué y me puse de pie—. ¡Paul!

Busqué la correa y se la puse. Debía darle un paseo rápido antes de irme. Lo llevé al parque que quedaba a una cuadra para que hiciera sus necesidades.

Al volver me di una ducha, recogí algunos bocetos de mi siguiente publicación y los guardé en mi bolso, me vestí de la forma que más creí adecuada y salí en dirección a la entrevista. Llegué con dos minutos de anticipación lo que me hizo sentir bien.

—Buenas tardes, tengo una entrevista con Chad Blake— dije a salude a la —que yo supongo— recepcionista y esta empezó a teclear.

—¿Señorita Brooklyn Woods?—preguntó y asentí.

¿Por qué usar el Brooklyn y no solo Brooke?

—El Sr. Blake la recibirá en unos minutos— informó y asentí.

Me senté en uno de los muebles desocupados en el cual no dure mucho porque llego una dulce ancianita y le cedí mi puesto.

—Señorita Woods, sígame—avisó la recepcionista y me guió hacia una enorme oficina.

[...]

—... Me gustaría que, con su permiso, Mauricio me ayudará con...—no llegué a terminar la oración ya que un gran estruendo me interrumpió.

Las luces se apagaron y todo quedó sumido en la oscuridad.

—¿Qué esta sucediendo?— pregunté lo más tranquila posible sin moverme de mi puesto.

—Seguro es una falla técnica— predijo y escuché pasos acercándose hacia nosotros.

¿Una falla técnico produce tal estruendo? Si como no.

—¡Sr Blake! ¿Se encuentra bien?.- entró la de la recepción con una linterna.

—¿Qué ocurre?— preguntó el hombre.

La chica se acercó y le susurró algo en el oído, lo único que llegueé a escuchar fue "maletín bomba" lo cual fue suficiente para poner mis pelos de punta.

—Debemos evacuar el edificio, le agradezco que me siga— dijo el hombre y lo acompañé.

Una tormentosa alarma se escucho en todo el edificio haciendo que mi corazón se aceleré. El Chad lanzaba órdenes de aquí para allá y todos lo obedecían como si no estuviera ocurriendo nada. Un olor a gas entró en mis fosas nasales y por alguna razón sentí la necesidad de voltear.

—¡Granada!— grité y todos se tiraron en el piso.

Segundos después se escuchó la explosión. Empecé a toser por el humo en la habitación, la granada había ocasionado un incendio y todos empezaban a correr.

—¡¿Esta bien?!— me preguntó un hombre tratando de hacerse escuchar ante los gritos.

Asentí y me ayudó a ponerme de pie. Todos organizamos una fila y caminábamos agregando cada vez a más personas.

—¡Los bomberos nos esperan abajo!— gritó una chica y varios —entre esos, yo— nos acercamos a la ventana. Un gran colchón nos esperaba abajo.

—No podemos saltar desde aquí— dije y un señor rompió la ventana sin percatarse de lo que acababa de decir.

—¡Tenemos que bajar al menos dos pisos, si saltamos desde aquí lo más posible es que no caigamos donde debemos caer!— grité y todos me miraron—. Organicemos dos equipos, ¿cuántos somos?— ordené y un chico respondió rápidamente "18".

—Nueve conmigo y nueve con ella caballero— intervino Chad y así lo hicieron.

—Por cada grupo debe haber un guía y comunicador ¿todos tienen sus celulares?— pregunté y todos asintieron.

Al terminar de organizamos empezamos a caminar hacia lo que sería nuestra salvación. Entre más nos acercábamos a las escaleras el humo se volvía más espeso.

—¡Cúbranse la boca!— gritaron adelante y los hombres se quitaron sus chaquetas y se las ofrecieron a las mujeres, estos hicieron lo mismo con sus corbatas.

Seguimos avanzando y se escucho un nuevo estruendo. Todos caímos al suelo. Una ventana se rompió y todos volteamos hacia esta. El Capitán América acababa de entrar con su famoso escudo. Era la primera vez que lo veía tan cerca en acción.

—Cambio de planes, divídanse en hombres y mujeres— ordenó y lo hicimos rápidamente.

No habían muchos hombres ya que de 18 eran 6 hombres y 12 mujeres.

—Nosotros iremos adelante.

Nos pusimos en marcha.

—Aquí esta bien— avisó y nos detuvimos.

Los hombres retrocedieron unos pasos y con su escudo rompió una ventana. Habíamos milagrosamente logrado bajar tres pisos lo cual nos tomo alrededor de una hora por los escombros que caían, humo y las llamas.

—Primero ustedes— indicó a las mujeres y se fueron poniendo en fila.

Terminé poniéndome de ultima ya que no me atreví a ponerme antes que las señoras mayores. Steve les explicó cómo debían subir al marco de la ventana y tirarse. Mientras tanto sentía mi estómago carcomerse así mismo a la medida que las señoras iban cayendo una a una. Al llegar mi turno me miró confundido y luego sonrío. Me tomó de la mano y me ayudó a subir al marco de la ventana.

—Al saltar debes sentarte. Cuidado con los escombros— advirtió y asentí.

Se escuchó un gran estruendo en la habitación, por alguna razón quedé totalmente aturdida. Cerré los ojos y los volví a abrir, todo ocurría en cámara lenta. Estaba en sus brazos, pero no estábamos de pie, sino cayendo. Su cuerpo me cubría casi completamente. Caía de espaldas al piso y podía ver a varios hombres cayendo junto con nosotros. Sentí como mi cuerpo se hundió en el colchón.

—¿Estas bien?— preguntó y asentí aún aturdida.

En ningún momento me había soltado. Me levantó y cargó hasta salir del colchón. Empecé a toser nuevamente y me miraba con preocupación.

—Creo que tiene los pulmones congestionados por el humo— le dijo a un paramédico y me entregó en los brazos de este.

—Nos veremos luego— susurró antes de irse.

Lo ultimo que vi fue a Steve volviendo al edificio, después de eso todo se volvió oscuridad.

El Capitán América y Tú © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora