Capítulo 17

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—Por todos los dioses— murmuré con asombro al ver lo que sea que sea esa cosa volando hacia mi.

Me alejé al igual que las demas personas que se encontraban en el parque. De copiloto se encontraba Natasha. Me hizo señas para que entrara y rodeé la gran nave hasta la plataforma y subí. Paul trató de resistirse, pero tuve que obligarlo, no podía dejarlo aquí.

—Él te llevará a S.H.I.E.L.D, yo iré con Steve y nos encontraremos allá— dijo y bajó por la rampa corriendo hacia la escena que se desarrollaba frente a mi departamento.

Me adentre un poco más, la gran plataforma se cerró y la nave empezó a despegar. Me senté en un banco y respiré hondo tratando de calmar mis nervios, Paul se sentó a mis pies y le regalé una sonrisa.

El pobre ha de estar agotado.

Recorrí la nave con la mirada y divisé paracaídas, mochilas, varios botones, palancas.

—Brooke Woods ¿no?— escuché que preguntó el piloto mientras veía una foto, enfoqué mi vista en aquella foto y los pelos se me pusieron de punta.

La nave se detuvo, pero aun nos manteníamos en el aire.

—El Sr Luke tenia razón, eres bastante hermosa.

Maldición.

Se puso de pie y me miró unos segundos. Tomé a Paul de la correa y retrocedí un par de pasos, por los cuales él avanzó. Recordé los paracaídas que había visto junto con los botones y palancas, tenía que ubicarme en el espacio detrás de mi y encontrar ese botón con los ojos cerrados.

Literal.

—No quieres hacer esto más difícil— dijo el hombre con sonrisa cínica.

Un metal en mi jean captó mi atención. Saqué el arma y le apunté con esta. Puso las manos al nivel de su cabeza y retrocedió.

—Eres inteligente, pero no lo suficiente— dijo y en cuestión de segundos sacó un arma a sus espaldas.

Maldición. Otra vez.

Logré retroceder lo suficiente como para ver por el rabillo del ojo los paracaídas. Si voy a salir de aquí tiene que ser rápido. No me dará tiempo de tomar uno, ponérmelo y abrir la plataforma. Debería saltar sin nada más que yo, los documentos y Paul.

El hombre avanzó y retrocedí, se estaba volviendo como una especie de dinámica. Mis pies chocaron con un tubo y entonces me ubiqué. El botón estaba a mi derecha, retrocedí un poco mas y lo vi por el rabillo del ojo.

—Si quieres atraparme tendrás que saltar— dije y el hombre frunció el ceño.

Esa era mi oportunidad.

Presioné el botón y la plataforma se abrió, la nave se tambaleó un poco y ambos caímos al suelo. Un disparo se escuchó y la bala impactó cerca de mi.

Eso fue lo único que hizo falta para soltarme. Caía con extrema velocidad, pero lo suficiente lento para tomar a Paul y aferrarlo a mi, no dejaría que él pagar las consecuencias de mis actos. Y menos por un acto tan fuera de razón como este.

Todo parecía ocurrir en cámara lenta. Los gritos y estruendos se hicieron más cercanos. Logré ver un poco sobre mi hombro y calculo que faltan un par de metros para impactar. Cerré los ojos con fuerza y sólo esperé el golpe.

Mi espalda chocó con algo, pero no era precisamente pavimento. Abrí los ojos y lo único que podía ver era un pecho metálico con un agujero brillante en el medio. Me alejé un poco más y divisé mejor la situación.

Un hombre con un traje de acero me había atrapado. Gemí por la presión y cerré mis ojos unos segundos mas.

—¿Puedes caminar?— preguntó tratando de hacerse escuchar entre el estruendo de la gente.

Asentí y me soltó, Steve llegó hasta nosotros. Paul por otro lado no parecía siquiera poder sostenerse. Steve lo tomó entre brazos y su mano disponible la entrelazó con la mía.

—¡Llévatela de aquí!— ordenó y salimos corriendo.

—No te va a gustar esto, pero no tengo opción—dijo y me soltó para romper la ventana de un auto.

Llevé mis manos a mi cabeza y eché mi cabello hacia atrás con desesperación. ¡¿El Capitán América está robando un auto?!

Se subió y con dudas me subí al puesto de copiloto. Pasó a Paul a la parte de atrás y empezó a conducir a toda velocidad.

—¿Estás bien?— pregunté y asintió.

—¿Tú?

—Si—murmuré y se volvió unos segundos para observarme.

Steve estaba sumamente sudado y gran parte de su rostro estaba negro, su traje todo sucio y noté uno de sus dedos hinchados con sangre.

—¿Qué te pasó ahí?— pregunto inclinándome un poco hacia su mano derecha.

Él la quita del volante y me la extiende, la tomo entre mis manos y veo la herida.

Tiene una quemadura de segundo grado y ¿ni siquiera frunce el ceño para contraer el dolor?

Traté de quitar partes del traje para que no se pegaran a su piel, pero tenía miedo a causarle dolor. El hecho de que estuviera manejando con una mano me preocupaba así que volví a poner su mano sobre el volante y sonrió.

—¿Cómo fue que terminaste cayendo de la nave? ¿te empujaron o simplemente caíste?— preguntó y solté un suspiro.

—Salté— respondí—. El piloto trabajaba para Luke, así que no tuve opción.

—Sin comentarios.

—Vaya...— murmuré viendo por la ventana del auto.

Habíamos llegado a la sede de S.H.I.E.L.D, era realmente impresionante. Unos vigilantes nos detuvieron y al ver la cara de Steve nos dejaron pasar. Seguimos en el auto hasta un estacionamiento subterráneo, nos bajamos del auto.

—Bienvenido Cap— lo saludó un señor abriéndonos la puerta para entrar a la primera planta.

Mi boca casi cae al suelo por el tamaño de aquel lugar. Sólo el primer piso era tres veces más grande que un centro comercial.

Tal vez estoy exagerando. Pero no estoy acostumbrada a lugares así.

—¿Sorprendida?— preguntó con tono burlón y asentí embobada con la gran escultura en el centro del lugar.

Steve me guió hasta un ascensor que subía a una velocidad alucinante, al llegar nos encontramos con una sala llena de computadoras, de todos los tamaños y formas. Seguimos el recorrido por la izquierda y luego llegamos a una sala blanca, con una vista perfecta de casi toda la ciudad. Podría jurar que estábamos a unos 15 kilómetros sobre el suelo.

—¿Qué te trae por aquí Steve?— preguntó una voz detrás de nosotros y me sobresalté.

Giré sobre mis talones y lo primero que vi fue a un hombre de piel oscura con un parche en el ojo derecho.

El Capitán América y Tú © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora