Capitulo 13

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—No me has dirigido la palabra en todo el camino, en serio debes odiarme— dijo y me mantuve mirando por la ventana.

—Menos mal que te das cuenta— susurré.

Afuera todo se veía tranquilo, la lluvia caía sin piedad y se podían ver varias parejas cubriéndose bajo un paraguas, madres e hijos, grupos de amigos. Todos conviviendo pacíficamente, es como si lo que me esta pasando no fuera real, como si nadie allá afuera notara que algo esta mal.

¿Cómo podrían notarlo? No tienen superpoderes ni nada similar, además no soy un icono mundial para que todos tengan que ver conmigo. No soy Steve Rogers. Cosas que viví con Steve vuelven a mi mente: cuando nos conocimos, nuestro primer beso, la cena... Pensé que podíamos llegar a tener una relación, obviamente sólo me ilusioné como una niña pequeña.

El auto aparcó frente a mi edificio y tomé mi chaqueta para cubrirme de la lluvia, me bajé con rapidez y corrí hasta adentro. Subí a mi departamento y cerré la puerta sin esperar a Luke, si se quedaba afuera, mejor para mi. Miré a Paul que dormía plácidamente en el sofá, tomé su sábana, se la tendí encima, entré a la cocina y me serví agua.

Se escuchó un golpe seco en la sala y fruncí el ceño.

—¿Luke?— lo llamé, pero no obtuve respuesta, dejé el vaso sobre el mesón y me acerqué a la puerta de la cocina, asomé la cabeza y dejé escapar un suspiro de alivio.

—¿Qué haces aquí?— pregunté saliendo completamente.

De su cabello caían gotas de agua que resbalaban por su barbilla y camisa húmeda igual que el resto de su ropa.

—Tienes que alejarte de Luke, esta buscando algo que es sumamente...

—El Dēceptōris, lo sé. Conozco los detalles y lo estoy ayudando con eso—adelanté y me miró confundido.

—¿Por qué lo estas ayudando?, ¿Sabes la magnitud del problema que se puede causar si él lo encuentra?, Esa cosa tiene suficiente energía para...

—Destruir una galaxia entera— completé su frase y dio un par de pasos hacia mi, tomó mis manos entre las suyas, pero las separé.

—Yo...

—Steve no hay nada que decir, es mejor que te vayas. Luke no tarda en subir— dije bajando la cabeza.

—¿Ahora vives con él?, Brooke ¿Qué se supone que estas haciendo? ¿Qué esta pasando?— su tono era suave, pero aun así tenía ganas de echarle en cara todo lo que me había echo.

Aunque no lo piense, diga o demuestre su repentina desaparición me dolió, demasiado como para no querer tenerlo de vuelta. Tomó mi barbilla y la levantó para encontrarme con su intensa mirada.

—Tú me abandonaste dos veces, no creo poder soportar una tercera.— mi voz se quebró y sentí mis ojos humedecerse.

—Recibí amenazas en S.H.I.E.L.D en ambas ocasiones, tenía que alejarme de ti o te harían daño si me acercaba— no respondí nada y me crucé de brazos.

—¿Cuántas oportunidades necesita un hombre para hacerlo bien?

—Una oportunidad es dejar todo atrás, la segunda ya solo es un segundo chance— continúe recordando un diálogo de uno de mis libros favoritos—, porque a veces sólo das segundas oportunidades con la esperanza de que esa persona cambie. Cuando te defraudan dos veces y piden otra oportunidad, pierdes la esperanza de que todo sea como tú quieres que sea— continué recordando uno de los diálogos de uno de mis libros favoritos.

Lo miré confundida y el sonrió.

—He estado más pendiente de ti de lo que te imaginas— dijo y sentí mis mejillas arder.

Su pulgar secó una lágrima que caía por mi mejilla. Lo miré unos segundos y por un simple impulso presioné mis labios contra los de él, al principio parecía sorprendido, pero luego continuó el beso. Sus labios se habían vuelto una adicción a pesar de haberlos probado un par de veces.

Un golpe en la puerta me sobresaltó y me separé.

—Lo dije una vez, lo vuelvo a decir y no me cansaré de hacerlo. Te amo Brooke— dijo sacándome una sonrisa.

—¡Brooke abre la maldita puerta!— indudablemente era la voz de Luke.

Besó mi frente y antes de que lo notara desapareció por la ventana. Me acerqué a la puerta y quité el pasador. Pasador que yo no recuerdo haber puesto.

—¿Por qué no abrías?— exigió notablemente molesto y rodé los ojos.

—Me iba a cambiar de ropa— mentí y traté de esconder mis rostro con mi cabello.

—¿Qué este charco de agua?— preguntó señalando la mancha en la alfombra y maldije por mi adentros.

—Derramé el agua cuando tocaste porque me asustaste— mentí de nuevo.

Entré a la cocina y dejé el vaso sobre en el lavaplatos, Luke parecía maquinar algo en su mente, estaba sumamente pensativo lo cual no me convenía.

—¿Qué piensas?— pregunté viéndolo desde la cocina.

Siguió con sus pensamientos ignorando mi pregunta, su vista estaba fija en la mancha en la alfombra. Empecé a sentirme nerviosa cuando pasó la mirada de la alfombra a la ventana y luego a mi, estaba casi segura que había notado algo en mi rostro.

Evité su mirada y fui a mi habitación, entré la baño y me encerré tratando de calmar mi respiración. No debe notar que estoy nerviosa y mucho menos que tengo el puso agitado. A los pocos minutos salí y lo encontré sentado en mi cama.

—¿Qué pasa?— pregunté parándome frente a él.

Alzó la vista y me encontré con sus intensos ojos verdes mirándome. Tomó mi mano y tiró de esta ligeramente haciendo que me sentara en su regazo. Recordé su amenaza hacia mis amigas así que me mordí la lengua para evitar ponerme de pie.

—¿Luke?— lo llamé y aparentemente estaba interesado por el suelo de mi habitación.

Estar sobre su regazo no se me hacía para nada cómodo, menos sabiendo que Steve podría estar asomado por la ventana de mi habitación, a mis espaldas, en este instante.

A menos que pueda ver a través de una cortina no hay nada de que preocuparse. La mano izquierda de Luke rodeaba mi espalda, la derecha sujetaba mi mano y la acariciaba con su pulgar.

—Sabes que no deberías jugar conmigo ¿no?, Te recuerdo que tengo a tus amigas.

Lo miré y me miró, traté de descifrar a que se refería, pero no vi nada, sus ojos no transmitían nada. Su expresión era neutra.

—¿A que te refieres?— pregunté fingiendo confusión.

Dejó escapar un suspiro y me levantó sentándome a un lado de él. Abrió la puerta de la habitación y salió. Quedé anonada por su reacción, estaba actuando raro, algo ocurría en su mente y no me quería decir que era. Mañana tendría que averiguarlo.

El Capitán América y Tú © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora