Capitulo XXVIII

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Llegaron dos minutos más tarde que los demonios y la niña. Naoki, Keller y Max ya habían entrado a la cueva y trataban de no caminar tan rápido para encontrarse tan repentinamente con aquellos tres. Naoki observaba el perfil del ángel; lucia tranquilo y dispuesto a hacerse del libro maldito y de la pequeña mocosa. Tenía todos los pensamientos positivos y tenía la certeza de salir victorioso.

— ¿Qué tanto me miras?—le cuestionó al Shinigami.

Naoki rápidamente sacudió la cabeza, desviando la vista.

—Nada—murmuro tímido.

Max los observaba receloso. La relación que llevaban ese ángel y ese Shinigami le irritaba y simplemente los quería ver separados. Se sentía estúpido pensando así pero eso era lo que en verdad expresaba. Keller se detuvo al llegar al cruce de dos caminos que a simple vista se veían sospechosos. Este soltó una risilla de ironía.

—El demonio que creó esta cueva no fue tan tonto-se cruzó de brazos. Solo movía su cabeza observando lo que le rodeaba.

— ¿Cuál camino tomaremos?—le pregunto Max.

—Ninguno—contesto complejo.

Naoki y Max intercambiaron miradas, confundidos.

—Cualquiera nos puede llevar pero no nos arriesgaremos a toparnos con alguna trampa.

Max estaba estupefacto.

— ¿Por qué no simplemente seguimos el camino que los demonios tomaron? Creo ver algunas huellas por aquí...

El ángel le dio un fuerte puñetazo en la cabeza, sin ocasionarle mucho dolor. Una de sus habilidades era esa: golpear sin ocasionar daño alguno. Max ya se había asustado, no le gustaba estar con Keller cuando se molestaba.

—Tenemos que llegar primero, tonto—le espetó. De pronto, los ojos azul metálico del ángel quedaron clavados en un bloque a punto de caerse en un muro que estaba frente a ellos. Todos los demás bloques estaban perfectamente alineados, excepto ese, siendo altamente sospechoso.

Keller se acercó hacia allá, teniendo en claro lo que iba a hacer. Retiro aquel bloque y de pronto la pared empezó a temblar, dejando ver una puerta en medio de todo aquel muro. Éste sonrió victorioso y volteó a ver a Naoki y a Max.

—Naoki y yo tomaremos este camino—Keller se dirigió a Max—. Tú continuaras siguiéndolos, y cuando tengas una oportunidad, atrapa a Aileen.

Max frunció el ceño. Se sintió excluido pero por supuesto, obedecería sus órdenes.

—Entendido—hizo un cortés movimiento de cabeza.

Max espero unos momentos hasta que los perdió de vista y él continuo con su camino por el lado izquierdo. No estaba muy alejado de los demonios y de Aileen, pero aun así no podía verlos. Llevaba su arma afuera, por si acaso era necesario. Aquel lugar lo ponía bastante nervioso, prefería estar acompañando a Keller que ir persiguiendo a un par de seres peligrosos.

Pero, sí atrapaba a Aileen, sería muy bien recompensado, se ganaría la admiración de Keller. Aumento su ritmo queriendo ya atrapar a aquella mocosa. Cuando supo que estaba cerca, retrocedió un poco, chocando con una de las paredes. Por poco Aileen lo veía.

—No seas ansioso, Max—se hablaba para sí mismo—. Tienes que calcular bien la oportunidad de atraparla.

La pequeña sombra de Aileen se movió junto a las dos otras, continuando por el pasadizo de la derecha. Esperó unos cuantos segundos a que ellos avanzaran y así su presencia no fuera tan fácil de percibir. La sensación de aquel lugar era cada vez más tenso; sí lo descubrían persiguiéndolos de seguro se encargarían de matarlo. Él también oía ruidos, pero no voces como la pequeña Aileen. Max podría jurar que detrás de él las cosas se caían, poniéndole los pelos de punta.

Kuroshitsuji: Vitam et MortemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora