Capitulo XVI

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El camino era largo. El mayordomo y el niño, seguían en su búsqueda de los bastones de la hermana mayor de Aileen. Aunque fuera temprano, las sombras entre los arboles del bosque eran misteriosas, el sol apenas podía entrar entre las copas, con ligeros destellos de luz.

—Me sorprende su sentimiento creciente por la joven señorita Aileen—soltó Sebastian con una voz picara pero profunda.

Ciel se detuvo en seco apretando sus manos en fuertes puños para contener su enojo.

—No tengo ningún sentimiento por esa niña—fue lo único que pudo responder.

Sebastian se detuvo enfrente mirándolo con una sonrisa falsa. No resultaba intimidante pero si enfadaba al carácter de Ciel. Siendo ambos demonios, tenían expresiones similares en cuanto al cambio de color de ojos al mismo tiempo.

—Sé que tiene sentimientos—poso su mano en la mejilla de su Amo—. No toda la vida ha sido demonio.

Le retiro la mano de un golpe.

— ¿Y eso qué?—Retó al mayordomo con una sonrisa agria.

—Siendo humano por cierto tiempo, sabe tener sentimientos hacia los demás, Bocchan.

Continúo caminando tratando de ignorar todo lo dicho por Sebastian. Muy en el fondo sabía que si sentía algo especial por aquella niña, pero era porque recordaba a muchas personas del pasado que de alguna forma habían marcado su vida.

—Sí le hiciera esta pregunta...—continuo Sebastian caminando a su lado.

Ciel le lanzo una mirada turbia.

—No quiero ser una molestia para mi Joven Amo.

"Pues lo estás haciendo", pensó Ciel.

— ¿Cuál es tu pregunta?

Sebastian se retiro el guante de la mano izquierda en donde dejo ver fácilmente el sello de su contrato. Lo detuvo por el hombro para que observara con atención el pentagrama con forma de estrella.

— ¿Qué pasará cuando todo esto termine? ¿Cuándo la señorita Aileen en algún momento tenga que regresar con su hermana...?

Ciel se limitó a burlarse.

—Creo que entre tú y yo sabemos muy bien que su hermana está lo suficientemente lejos para preocuparse por Aileen. Quizás la aldea tuvo oportunidad de escapar a otro país, no lo sé.

—No ha respondido a mi respuesta, Bocchan.

Ciel frunció el ceño.

—Volverá a ser la niña aldeana de siempre—respondió eso con tal de dejar atrás el interrogatorio de Sebastian.

—Pero ella mismo ha dicho que está sola. Sí los ángeles en realidad se encargaron de los habitantes...

— ¿Qué insinúas?

Sebastian apenas se contuvo de sonreír.

—Su alma, en cualquier momento puede dejar de ser esa niña pura e inocente que conocemos hasta ahora. Su odio, podrá resplandecer en ella.

El comportamiento de Sebastian le resultaba extraño e incluso, un poco incomodo por el tema de una niña "pura" como Aileen. El ambiente empezaba a tornarse extraño.

— ¿Mi joven Amo haría un contrato con ella para poder devorar su alma?

Ciel dio un respingo y siguió escuchando.

Kuroshitsuji: Vitam et MortemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora