Capitulo XXXII

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Ayer que subí capitulo varias de las que comentaron que tendrían que esperar hasta el proximo viernes para el siguiente capitulo, pero no quiero que sufran tanto tiempo uwu Como este capitulo es pequeño, por eso decidí subirlo :'D *3*

Happy Saturday!!!






Ciel golpeó una de las paredes con tal fuerza que logró atravesarla. No quería oír las palabras de aquellos Shinigamis, solamente lo molestarían más y más de lo que estaba. No aceptaba las palabras en su mente de "Keller planea matarla".

—Su muerte dice ser a las 15:45 de la tarde el día de hoy, en la catedral de Peterborough del mismo nombre de la ciudad—hablaba Will de forma seria.

Sebastian se dirigió con Ciel para ver qué tal andaba.

— ¿Bocchan?

Este no le respondió.

—Bocchan, tenemos menos cuatro horas antes de que el libro sea utilizado.

Ciel le lanzó (a todos), una mirada envenenada, llena de odio; su expresión era gélida. Hasta logró espantar al fastidioso de Grell, quien no dejaba de morderse las mangas de su abrigo. Ronald podía comprender como se sentía.

— ¿No hay alguna forma de retirarla de la lista de la muerte?—pregunto suavizando su expresión notablemente.

—Por desgracia—intervino Will—, no. Una vez que una persona ingresa a la lista de la muerte, no pueden salir de ahí y claro esta qué, dependiendo de la situación en la que se encuentren varía mucho la fecha, el lugar y la hora. En este caso, Aileen sí se hubiera mantenido con ustedes...

—También habría muerto—finalizó Sebastian.

—Es lo más probable.

— ¿Desde cuándo sabían que ella estaba en la lista de la muerte?—volvió a hablar el pequeño demonio enfurecido.

En ese instante, Will empujó a Grell hacia delante como diciendo "tú explícaselo". Claro que el pelirrojo afeminado quiso negarse, pero no tuvo opción. Estaba nervioso y de seguro, querrían matarlo después de eso.

—Un poco después de que regresamos de la aldea—dijo con voz baja y misteriosa—. La primera vez que conocí a Aileen tenía ese ligero aroma a muerte, pero creí que estaba alucinando. Ronald me confesó después que también percibía el mismo olor y fue entonces en donde llegamos a la conclusión. Fue impactante saber que ella estaba en la lista de la muerte.

— ¿Y por qué—Ciel subió su tono de voz—, jamás nos notificaron sobre eso?

Esa vez, nadie quiso dar una respuesta.

— ¿Es por eso que la querían mantener con ustedes?—cuestiono Sebastian.

Will se acomodó sus lentes.

—Sí se mantenía con nosotros, esperábamos poder sacarla de la lista, pero es prácticamente imposible ir en contra de nuestras reglas. Todo lo anterior solo fue para no alarmarlos más de lo que estaban.

"Maldita sea" Ciel no dejaba de repetir la misma frase una y otra vez sintiéndose del todo culpable. Él no quería que de algún modo eso afectara a Aileen, se suponía que ella saldría limpia de todo problema. Nada de involucraciones.

— ¿Bocchan, se encuentra mejor?—Sebastian se acercó para poder observar su rostro.

—Si...

En ese instante se abrió la puerta de la habitación, dejando entrar a un sonriente Sepulturero. Todos no captaban la idea de su llegada.

— ¿Tu qué haces aquí?—le amonestó Will.

—Me entere de algo muy trágico, je, je, je.

El Sepulturero trato de acercarse a Ciel, pero Sebastian lo impidió dándole un empujón para que se alejara. Comenzó a reírse de forma baja.

—Tú sabias todo desde un principio, ¿no?—le decía el mayordomo con rabia—. Por eso tenías ese trato hacia ella, la tratabas como un pequeño conejo de indias.

La sonrisa del Sepulturero disminuyó, dejando una curvatura en sus labios. Sebastian observo sus ojos verdes centellantes de burla.

—Siempre tuvo ese aroma a muerte—se relamió los labios—. Y siempre había esperado poder interactuar así de cerca con alguien que tenía predestinado morir. Ella es tan tierna, siendo dulce todo el tiempo, con una gran pizca de tenacidad, sin saber que su muerte poco a poco se acercaba.

Ciel no soportó seguir escuchando aquello. Abrió la puerta principal y salió corriendo esperando salir de aquel hotel. Necesitaba encontrar a Aileen, necesitaba su ubicación en esos precisos instantes; no quería que aquellas promesas que le había hecho se fueran a la basura como nada. Aileen no debía morir. Ella debía tener una vida feliz.

Dejó de correr por la calle cuando se topó con su mayordomo. También ahí estaban los demás Shinigamis con expresiones lúgubres pero también confusas. Entre ellos se preguntaban el porqué del comportamiento de aquel demonio. Era evidente que, le había tomado cariño a esa humana.

—Conde Phantomhive, su comportamiento no es normal tratándose de usted—el Sepulturero trató de no sonreír—. ¿Acaso quiere ya darse por vencido y dejar de buscar a Aileen?

Ciel bajó la mirada a sus pies.

—No. Ella es inocente.

—Entonces—el Shinigami sonriente comenzó a sacar algo de uno de los bolsillos de su saco—, le interesará ver esto.

Ciel observo aquello con detenimiento. Se trataba de una pequeña hoja de papel arrugada con letras apenas poco comprensibles. Marcaban la dirección de un lugar.

—Investigue a fondo. Aileen se encuentra en la ciudad marcada en el papel. El ángel la mantiene cautiva en un antiguo edificio abandonado. Sí logramos tener suerte, podemos llegar ahí antes de que vayan a la catedral.

El pequeño demonio sintió que tenía todas las oportunidades de salvarla. Era temprano, así que no dudo en pedirles a todos que lo acompañaran. También era momento de darle su castigo a Naoki.

—Vayamos por Aileen—los miró a través de su hombro—. E iniciemos la guerra.


Kuroshitsuji: Vitam et MortemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora