Capitulo XXXIV

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El tan esperado viernes por fin ha llegado!! YEY! :D Y lo mejor, no tuve clases uwu Y bueno, es momento de platicar un poquito acerca del anterior capitulo y como he leido, creo que les saque algunas cuantas lágrimas... Cuando escribí la muerte de Aileen llore mucho, nunca antes habia matado a un personaje y fue algo verdaderamente doloroso ಥ_ಥ Sobretodo con el Soundtrack que me puse a escuchar TT^TT Espero que despues de todo esto no me odien... ¿o tal vez si? Bueno, tomen nota de algo bueno :'D Aileen ya esta en un lugar mejor (? Espero que ella esté siempre en sus Kokoros XD

Si es que mal no me equivoco este es el penultimo capitulo del Fanfic... Asi que disfrutenlo y ahora pensandolo bien, creo si ME ODIARAN A MUERTE ಠ╭╮ಠ


Disfruten de su lectura! (ノ◕ヮ◕)ノ*:・゚✧









Ciel observaba el cuerpo de la pequeña tendido en el piso de mármol. Su mano fría... su expresión triste. Will hizo su trabajo con el Cinematic Record y entre ellos guardaron unos momentos de silencio. Ciel se sentía culpable. Él no había deseado eso para Aileen, él quería que ella hubiera sido libre. ¿Por qué tenía que acabar así?, no dejaba de preguntarse.

— ¡Ese Cinematic Record era mío!—reclamó Naoki lleno de furia.

Keller lo detuvo por el hombro.

—No vayas a hacer una tontería—le advirtió.

Sebastian miraba a su Amo devastado, algo fuera de lo común en él. Manteniéndose al lado de Aileen, Ciel se empezó a enfurecer.

— ¿Cómo pudiste hacerle eso a una niña?—espeto enterrando sus uñas en las palmas de las manos—. ¿Esto es hacer el bien?

El ángel continúo mirándolos. Ningún sentimiento de culpa se cruzaba por su rostro. Sebastian miraba a Keller con muerte, quería acabar con él de una buena vez por todas, estrangularlo con todas las fuerzas. En ese preciso instante estaban expuestos al peligro del libro.

—Es patético—prosiguió Ciel escupiendo con rabia—, que supongas querer hacer la voluntad de Dios de esa forma. No creo que puedas hacer todas las cosas que quieras solo porque seas un ser divino. Pareciera que quisieras quitarle el puesto a Dios.

Keller sonrió con sarcasmo. No era momento para ponerse a discutir con ese demonio, la sangre de Aileen ya estaba lista para abrir el libro Vitam Et Mortem. Ciel y Sebastian desaparecerían, lo más probable.

— ¿Sus últimas palabras?—Keller se alejó hacia el altar a tomar el libro. Regreso unos cuantos metros a tomar un poco de la sangre sobre el suelo—. Gracias a Aileen ustedes podrán decir adiós.

Los Shinigamis miraban aquella escena sin poder creerlo; ni Ciel ni Sebastian se daban la molestia de ir a detenerlo. Keller primeramente salpicó una pequeña gota sobre la pasta del libro haciendo un poco tardía la reacción que hubo. ¿Qué se esperaba al ver aquello? Ni el mismo ángel lo sabía.

De pronto, se abrió solo.

El ángel comenzó a salpicar más sangre esperando ver el efecto principal. Sus ojos brillaban de la emoción. Naoki también miraba atento. Max aprovechó para retroceder un poco antes de que alguien de los Shinigamis quisiera hacerle daño.

Las páginas del libro empezaron a desplazarse. Una a una por si solas. Las hojas de arroz estaban intactas y en cualquier momento empezarían a aparecer letras... Afuera se notó como el cielo se volvió más oscuro.

Kuroshitsuji: Vitam et MortemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora