Capitulo XXXI

1.4K 191 7
                                    

Continúo temblando. Estoy bajo la oscuridad del dormitorio recordando todas esas imágenes que me perturbaron toda la tarde. No sé qué exactamente fue eso, pero fui obligada a verlos. Sé que eran Ciel y Sebastian, de eso no hay duda, pero, ¿por qué tenían esa espantosa forma? Sus ojos resaltaban entre un montón de llamas y fuego. Sus colmillos eran tan blancos y eran relamidos  en señal de hambre. Sus cuerpos eran tan grandes, cubiertos por sangre y plumas negras cayendo.

El ángel me había obligado a ver aquellas escenas tan horribles. Había sido una especie de hipnosis. Pareciera que aún sigo dentro de esa pesadilla, aunque ahora mismo este despierta. En cuanto lloro, hundo mi cara en la almohada ahogando mis llantos. Sollozo tan fuerte que, alguien entra en el dormitorio, sube conmigo a la cama y me abraza como a una pequeña creatura sin protección. Sé que es Naoki porque, de inmediato reconozco esa calidez que suele transmitir él. Sigo viendo a Ciel y a Sebastian.

—Estoy aquí.

—No, no, no quiero seguir mirando—grito.

—No debes tener miedo.

Los escalofríos son incontrolables.

—Rayos—coloca su mano en mi frente—. Tienes mucha temperatura.

Tras unos momentos de soltarme, yo me encargo de cubrirme con las sabanas que tengo disponibles. Naoki y yo intercambiamos miradas; él esta serio con ojos vidriosos, su boca esta apretada. No lleva sus lentes, como lo prohibido para cualquier Shinigami.

— ¿Te sientes mejor?—pregunta tras varios minutos transcurridos.

—No siento nada.

— ¿Nada?

Niego con la cabeza.

—Solo tengo miedo.

Parece infantil pero, quiero volver a estar con Ciel y ese mayordomo amable. Aunque sean creaturas "malignas" jamás lo demostraron conmigo. Sí esas sus verdaderas formas... yo...

—Ayúdame, por favor—cubro mi rostro con el antebrazo.

No oigo respuesta. La puerta vuelve a rechinar dejando entrar a alguien más.

— ¿Por qué estás aquí?—la voz de Keller se oye severa y siento como Naoki se aparta velozmente de la cama—. ¿Un Shinigami consolando a una niña?

—Está asustada—contesta complejo Naoki.

—Es por su bien. Estaba ciega ante el peligro, debe de conocer con quien realmente estaba interactuando, esos demonios solo la estaban manchando.

"Eso no es verdad", replica una voz en mi mente.

—No me iré hasta que duerma—Naoki vuelve a hablar—. Sí está asustada no debemos dejarla sola, esta confundida y podría ocurrírsele cualquier cosa.

Oigo como el ángel chistea, molesto.

—Bien, haz lo que quieras. Recuerda que mañana tenemos muchas cosas por hacer.

Y la puerta se cierra. Entre la oscuridad veo como Naoki camina hacia una esquina, sentándose ahí sin moverse, solo con los ojos puestos en mí.

—Tus ojos son dorados, no verdes como los de un Shinigami.

—Sin lentes todo cambia, Aileen.

Poco a poco mi respiración se va tranquilizando.

— ¿Por qué te rebelaste?—pregunto un tanto curiosa. Es raro que alguien como él haya dejado una asociación tan importante y responsable.

—No querrás saberlo, solo te asustaré más.

Frunzo los labios.

—Buenas noches, Naoki—me giro al otro lado.

Kuroshitsuji: Vitam et MortemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora