🥀CAPÍTULO CINCO 🥀

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Holiss, el alemán gruñón y la secretaria torpe han vuelto con todo uwu si os está gustando la historia porfa dejadme vuestros votos y comentarios, me ayuda mucho y me motiva <3

Candela apenas pudo pegar ojo aquella noche.

Y es que no le había quedado otra que mentirle a Günther...no, al señor Von Ziegler. Pero ¿qué podía decirle? ¿Que no era nada puntual porque odiaba madrugar con todas sus fuerzas?

De haberlo hecho, ahora sí que estaría de patitas en la calle, en un avión de regreso a España tan solo a veinticuatro horas de haber llegado.

De ningún modo.

Si tenía que madrugar pues ahí estaría ella, levantándose al alba con tal de causar una buena impresión. Porque más valía tarde que nunca.

Así que allí estaba, con unas ojeras que le llegaban hasta el suelo y tomándose el tercer café de la mañana con la esperanza de espabilarse un poco.

Faltaban veinte minutos para las ocho y ella todavía no se había vestido. Pero es que estaban pasando una telenovela que le encantaba y, aunque no entendía todos los diálogos, se estaba divirtiendo bastante con las peripecias de la protagonista.

De pronto tuvo una ocurrencia, y es que su estancia en Múnich había empezado de manera tan accidentada como cualquiera de esas comedias que tanto disfrutaba viendo, por lo que se sentía la protagonista de una. Esa idea la hizo sonreír, a su pesar.

No creía que acabara igual – eso de encontrar un buen trabajo y encima al amor de su vida solo pasaba en la ficción, especialmente con la suerte pésima que solía tener ella – pero se contentaba con no ser despedida y que a sus jefes les agradara cómo se desempeñaba trabajando.

El capítulo estaba en la mejor parte, pero lamentablemente iba a tener que apagar ya la tele si quería terminar de arreglarse antes de que llegara su jefe. Echó una fugaz ojeada a su móvil por si le había mandado algún mensaje, pero no.

Tenía más de quince de la loca de su amiga Abril, pidiéndole más detalles de lo de ayer. Y también unos cuantos de Sergio, que al parecer se había enterado de que estaba en Múnich y no se cansaba de fastidiar.

Pensó en bloquearlo, pero en el último momento se arrepintió. No quería darle más importancia de la que tenía y el esfuerzo no merecía la pena.

Así que pasó por la ducha, se arregló y se maquilló con esmero y acababa de terminar cuando llamaron al timbre.

Las ocho en punto. Puntualidad alemana.

Se echó perfume y corrió descalza derrapando por el pasillo, con los tacones en la mano. Si lo hacía esperar, ese ogro que tenía por jefe era capaz de armarle un escándalo y despertar a todos los vecinos.

Escuchó la puerta del edificio cerrarse.

¡Ya subía!

Intentó ponerse los zapatos, pero la hebilla estaba trabada y no la dejaba meter bien el pie, así que se agachó y empleó todas sus fuerzas, rezando por no quedar en ridículo en aquella ocasión.

Sin embargo, sus plegarias no fueron escuchadas, porque justo en aquel preciso instante, Günther Von Ziegler apareció frente al umbral, enfundado en un impecable traje de firma que relucía tanto como sus caros zapatos y su pelo bien peinado. Su loción masculina inundó sus fosas nasales y se empapó de él.

Lucía tan impresionante como siempre...y ella un desastre, para variar.

Estaba tan abochornada que ni siquiera atinó a moverse antes de que él se aclarara la garganta y señalara su postura.

SUYA POR CONTRATO ✔ COMPLETA ©️ {+18}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora