🥀CAPÍTULO CATORCE🥀

5.1K 473 53
                                    

Un brazo descansaba alrededor de su cintura.

Apretado y cálido.

Demasiado cálido.

Candela abrió los ojos, aturdida.

Y se topó de lleno con el pecho desnudo de Günther.

De hecho, tenía la cabeza apoyada justo encima.

Se incorporó tan rápido que se hizo daño en las cervicales y apenas pudo contener una palabrota.

Eso hizo que él se despertara y le dedicara la misma mirada confusa que seguramente tenía que tener ella.

Sin embargo, le tomó apenas una fracción de segundo recomponerse y se levantó, dándole la espalda para encaminarse al baño tras murmurar un escueto "buenos días".

Candela parpadeó tanto que casi se le salieron las pestañas.

— Buenos...buenos días —contestó, pero para cuando lo hizo su voz se perdió a través de la puerta cerrada a cal y canto del baño de la habitación.

El agua empezó a correr y ella se dejó caer de nuevo sobre el colchón, derrotada.

Sí, había sido una tonta por pensar que lo de anoche había sido especial, por muy ridículo que sonase.

A veces no se necesitaba yacer desnudo con la otra persona para compartir ese tipo de química que solo se da cuando dos personas conectan.

Tal vez, solo habían sido imaginaciones suyas. Una vez más.

Esperó a que saliera, entreteniéndose contestando los mensajes sin leer que tenía desde la noche anterior.

Abril ganaba por goleada el puesto número uno en su bandeja de entrada.

Sí que estaba ansiosa por conocer los detalles. Probablemente la realidad la decepcionara.

— Ya estoy listo, puedes pasar. Yo...te esperaré abajo —. La voz de Günther desde el quicio la sobresaltó tanto que a punto estuvo de dejar caer el aparato, cosa que afortunadamente no sucedió.

Alzó la vista y le echó un repaso poco disimulado.

Se había enfundado el traje de negocios y, por lo que parecía, la máscara de frialdad.

No esperó ni a que contestara, sino que rebasó la habitación con sus caros zapatos, dispuesto a marcharse.

Y ella debería haber dejado que lo hiciera, pero no pudo.

— Espera. ¿Estás...te pasa algo? — inquirió, tratando de sonar despreocupada.

Sus ojos eran fríos, apagados...no era el hombre que la había dejado dormir en su regazo y arrebujado en las mantas para que no pasara frío.

Tragó.

— En absoluto. Es solo que no quiero que lleguemos tarde, recuerda que tenemos que pasar por la joyería.

Claro. Los anillos.

Casi lo había olvidado.

No insistió más.

No serviría de nada cuando él se había cerrado en banda.

— Estaré lista enseguida —dijo, haciendo una imitación bastante buena de su cortesía e indiferencia helada.

Se dio la vuelta y no se quedó a ver cómo se marchaba.

Prefirió ahogar sus preocupaciones bajo el chorro de agua caliente.

Aquella sería su rutina por un tiempo. Y más le valía aprender a ocultar un poco sus emociones.

Todo era una farsa. Y si lo olvidaba, podría costarle caro.

SUYA POR CONTRATO ✔ COMPLETA ©️ {+18}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora