Günther estaba muriéndose de impaciencia allí sentado en su despacho esperando a Candela.
No entendía qué demonios le estaba tomando tanto tiempo para decidir si le interesaba o no aceptar su oferta y hasta pensó que lo estaba manteniendo en suspenso a propósito con tal de fastidiarlo, aunque acabó por descartarlo porque eso no parecía propio de ella.
Erika había ido a molestarlo varias veces, intentando enmendar su salida de tono de antes para mantenerlo contento y limar asperezas, pero no estaba de humor para lidiar con su intensidad. Así que al final, al ver que no lo entendía por las buenas, la mandó al diablo sin muchas sutilezas.
Su frustración iba en aumento y se sentía asfixiado entre aquellas cuatro paredes. Estaba considerando seriamente la posibilidad de salir a buscar a la señorita Flores cuando ella misma entró por la puerta con papel y boli en mano y una seguridad aplastante en el rostro que lo dejó descolocado por unos segundos.
Hasta que leyó lo que allí había escrito y sintió que el rostro le ardía de furia.
Quería poner sus propias condiciones, ¿eh? Muy bien, él haría lo mismo.Leyó en voz alta, poniéndose de pie para quedar frente a ella en toda su imponente estatura:
1. Yo tomaré mis propias decisiones y usted no impondrá su voluntad en ningún aspecto sin previo consenso.
2. No me besará a menos que yo esté de acuerdo.
3. Este contrato no incluye en ningún caso mantener relaciones sexuales a menos que yo lo consienta expresamente.
4. Puedo revocar el contrato cuando lo desee y marcharme en el momento en que esté incómoda.
5. Usted no interferirá en mi vida privada ni me dirá cómo debo comportarme o vestir.
6. Quiero un aumento de sueldo.
7. Le rogaría que dejara de ser un ogro temperamental y grosero y me trate con amabilidad o se me podría escapar algo que no quiere oír frente a su abuela o el resto de su familia.
8. A cambio me comprometo a mantener en secreto la existencia de este contrato y emplearme a fondo en fingir para que nadie tenga la menor duda de que estamos enamorados ;)
— Vaya, veo que es usted toda una mujer de negocios — comentó, con un deje afilado como una cuchilla. Candela aguantó su mirada sin parpadear, aunque por dentro estaba muerta de nervios. Parecía muy enfadado por su osadía, pero él la había arrinconado a ello, era el colmo que se molestara porque ella quisiera tener su seguro —. Yo también añadiré una cláusula, si no tiene objeción.
Había ironía en su tono y eso la molestó.
— Adelante — dijo, sin sospechar de lo que podía tratarse.
Él se tomó su tiempo para ir hasta su escritorio y encendió su portátil. Candela puso los ojos en blanco. Por supuesto que un obseso del control como él debía pasar el contrato a limpio y redactarlo como Dios mandaba para que quedara impoluto y elegante.
¿Es que no se relajaba nunca? Suspiró, frustrada pero al mismo tiempo intrigada acerca de cuál sería esa cláusula.
A juzgar por la forma en que sus comisuras se curvaban hacia arriba mientras pulsaba las teclas no podía ser nada bueno.
— ¿Cuál es esa cláusula? — inquirió, sin poder contenerse.
La sonrisa que él le dio fue de absoluta victoria y se le asemejó más que nunca a un tiburón. ¿Cómo iba a competir con eso?
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SUYA POR CONTRATO ✔ COMPLETA ©️ {+18}
RomanceDejar atrás toda tu vida nunca es fácil, eso Candela lo sabe bien. A sus veintisiete años mudarse a Alemania por motivos de trabajo no debería suponerle un acontecimiento tan incierto y aterrador. Sobre todo porque es consciente de que mucha gente m...