Apenas dos semanas se dieron de margen para preparar la que la prensa germana ya había bautizado como "la boda del año" y eso que tanto Candela como Günther estuvieron de acuerdo en que ellos querían algo sencillo e íntimo, con amigos y familia. Aunque era inevitable que acabara presentándose más gente, siendo la familia de él tan célebre. Desde aquella mágica noche en que dieron rienda suelta a su amor y el alemán se plantara frente a la familia Flores al estilo tradicional para pedir formalmente la mano de Candela y darles una disculpa sincera por lo sucedido, su relación iba viento en popa y no veían la hora de pasar por el altar.
Tal y como Günther había predicho, su carisma natural hizo que se ganara a su familia enseguida. Y ni qué decir de Abril, que no paraba de suspirar por la buena pareja que hacían cada vez que los veía, lo cual sucedía a diario. En cuanto a su propia familia, le constaba que su madre y su abuela estaban como locas con los preparativos – Elliot y su padre lo llamaban para darle las quejas cada vez que podían y para asegurarle que todo marchaba bien por la empresa en su ausencia, pues Max y su hermano se estaban haciendo cargo de todo para que pudiera disfrutar – y no veían la hora de conocer a la familia de Candela, quienes – aunque al principio se mostraron renuentes ante la idea de celebrar la boda en Alemania – cada día que pasaba estaban más entusiasmados por conocer la ciudad y sobre todo por ver a su hija experimentar el momento más feliz de su vida.
—¿Lo tienes todo listo, mamá? — preguntó Candela, queriendo asegurarse de que no se les olvidaba nada antes de partir rumbo al aeropuerto.
Alex tuvo que marcharse al día siguiente de traer a Günther porque tenía otros compromisos. Resultaba que además de tener su propio jet privado, también trabajaba como piloto en una aerolínea.
Así que no coincidirían. Ellos volarían en primera clase, algo por lo que los padres de Candela se mostraron visiblemente emocionados.
Pilar, en cambio, tenía miedo de marearse por el embarazo y Jorge se había dedicado a mimarla todo el tiempo.
—Sí hija, ya no cabe nada más en las maletas. Podemos irnos — le contestó a gritos su madre desde su habitación.
—Anda, no te quedes ahí plantado y corre a echar una mano, figurín — instó Jorge a su cuñado. A pesar de que su relación había mejorado muchísimo, todavía disfrutaba lanzándole pullas cada vez que podía.
Günther le dio un beso rápido a Candela y obedeció. Lo cierto era que iba a echar de menos la ciudad. En el corto tiempo que había pasado allí, se había acostumbrado a la calidez de la gente, la maravillosa comida de su suegra y al buen tiempo que hacía siempre.
Cuando estuvieran casados, seguramente tendrían que dividir el tiempo entre Múnich y los viajes a España, pero ya se las arreglarían. Lo hablaban todo y tomaban las decisiones en pareja, como debía ser. La comunicación era primordial y ellos lo habían aprendido por las malas, pero aquello ya era algo que concebían como muy lejano.
A partir de aquel día, empezaba una nueva etapa.
—¿Dónde está Abril, por el amor de Dios? Esa muchacha siempre llega tarde — se quejó su padre, haciendo considerables esfuerzos por cerrar el maletero.
—Seguro que estará al llegar, es probable que se haya traído medio armario — avisó la joven, que intentaba sin éxito que Günther la dejara ayudarla a cargar alguna maleta. Pero él era terco como una mula y no quería que cogiera peso. ¡Si la embarazada era Pilar! Que por cierto, su hermano era igual con ella.
—Mírala, ahí viene — dijo esta, provocando que todos levantaran la vista para ver a la delgada muchacha que cargaba con nada más y nada menos que dos pesadas maletas y un bolso extragrande.
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SUYA POR CONTRATO ✔ COMPLETA ©️ {+18}
RomanceDejar atrás toda tu vida nunca es fácil, eso Candela lo sabe bien. A sus veintisiete años mudarse a Alemania por motivos de trabajo no debería suponerle un acontecimiento tan incierto y aterrador. Sobre todo porque es consciente de que mucha gente m...